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Red Internacional
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BARCELONA EN COMÚ. Ada Colau tiene el “virus” de la casta

Barcelona en comú hace 5 años que inauguró los llamados “Ayuntamientos del cambio”. Sin embargo, nada ha cambiado y ahora gobierna Barcelona con la “casta” que, frente a la pandemia, descarga la crisis contra la clase trabajadora.

Lunes 11 de mayo de 2020

Cinco años atrás las principales ciudades del Estado español cambiaron su color político. Madrid, Barcelona, Zaragoza, A Coruña, Cádiz tuvieron alcaldes de la fuerza política que decía que “podemos hacer un cambio”. Ayuntamientos del cambio, para tomar el cielo por asalto, para romper los candados del 78, para acabar con la casta y la cal viva. Desgraciadamente, solo cambió el color político, el resto continúa igual, quizás peor.

Estos cinco años han estado años de “tragar sapos” como dijo Pablo Iglesias cuando preparaba a los suyos para que puedan entender qué será el gobierno de coalición con el PSOE. Colau nos hizo tragar muchos sapos en estos cinco años. Y la segunda parte junto con el PSC y los votos de Valls. Pero, parece que lo peor todavía está para llegar. Ser un “Ayuntamiento del cambio” en tiempo de crisis es mucho más difícil y más teniendo en cuenta la crisis del coronavirus.

El mega concierto de los balcones

El último asunto de Ada Colau ha sido el concierto "Barcelona ens en sortirem". La otra semana se bajaron del cartel casi todos los grupos musicales denunciando que se gastará mucho dinero en un asunto superfluo comparado con los costes del Coronavirus. La alcaldesa salió a explicar que el coste del concierto era de 200.000€ y que una empresa privada, el monstruo de las retransmisiones deportivas, Mediapro pagaba todo y el Ayuntamiento nada.

Pero ayer se podía leer a la “Gaceta Municipal” que el coste total era de 500.000€ y que la Ciudad se hacía cargo de la mitad. Impresionante. En estos días nos enteramos que el personal sanitario de varios hospitales catalanes, aquellos a los que aplaudimos cada anochecer, han cobrado salarios inferiores a 1000€. Pues si al ayuntamiento le sobra dinero, en lugar de regalar a las grandes empresas privadas que dé ayudas a los héroes que dejan su vida para salvar la de todos.

Siempre contra la clase trabajadora

CGT Cataluña ha denunciado unos días atrás los abusos que sufrieron los trabajadores de Parques y Jardines. Cómo explican en su comunicado, la dirección ha dejado de banda los delegados sindicales que no fueran de Comisiones Obreras. Otra falta de respeto a la decisión de centenares de trabajadores que se supone tienen derecho a elegir a quién quieran para ser representados. La CGT había denunciado la falta de seguridad con la que trabajan. Con CCOO seguramente la Colau se puede sentir más acompañada.

La empresa Sagalés ha aplicado un ERTE a los conductores de Bus Nou Barris BCN S.L.U. Y al mismo tiempo, la compañía, cobra unas subvenciones para mantener el servicio de transporte públicos en correctas condiciones mientras está lo del Covid. Otra transferencia millonaria al sector privado. La CGT pidió a Colau que pare el ERTE puesto que este servicio se externalizó el 2010. Todavía están a la espera de la respuesta.

La alcaldesa de la PAH ayuda a los lobbies turísticos

Es difícil de creer, pero la alcaldesa que fue una activista de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) favorezca tanto a los lobbies turísticos. Esto era de esperar como el alcalde Jordi Hereu de PSC y de Xavier Trias de CiU que eran muy conservadores y solo pensaban en el beneficio de los ricos. Desgraciadamente, es otra prueba de que Barcelona en común, solo tiene asuntos comunes con los empresarios.

El lobby turístico está haciendo su agosto con el Covid. Aunque no haya turistas dejando su dinero, ahora tienen a la administración pública de la ciudad de Barcelona que les deja el dinero de todos nuestros impuestos a ellos. Colau utilizó 200 pisos como alojamientos temporales de emergencia para familias que así lo necesitaran pagando un dineral.

Continúa la persecución a los manteros

La persecución a los manteros nunca se paró bajo este ayuntamiento “del cambio”. Y menos ahora que los socios son los “socialistas” del PSC. Pero esta persecución bajo el grave virus del Covid es todavía peor. No solo porque los manteros sobreviven como pueden y por tanto son un colectivo de riesgo, sino también porque sin peatones en la calle difícilmente podrán vender.

Pero los manteros supieron entrever la peligrosidad del Covid para “toda la sociedad” y trataron de ayudar aunque el poder de esta sociedad no le dé la documentación para poder vivir algo más de tranquilos. Ellos empezaron a confeccionar material sanitario mucho antes que Amancio Ortega moviera un dedo.

Pero la guardia urbana de Barcelona continuó con su represión racista: identificaron a manteros cuando entregaban mascarillas solidarias a pesar de tener el permiso de la Generalitat y multaron con 60.000€ a integrantes de la Red de Cuidados Antirracistas que estaban distribuyendo comer a familias migrantes que no tienen ningún ingreso.

Por una izquierda anticapitalista y de los trabajadores en Barcelona y en todas partes

Desgraciadamente, los ayuntamientos del cambio en Barcelona (y todas las ciudades) no aportaron ningún cambio para los trabajadores, ni transparencia a la administración. Y continuó la mil millonaria transferencia de las arcas públicas a los bolsillos de las grandes empresas. Ninguna municipalización, continúan las externalizaciones, etc...

Esta “izquierda” que surgió de las propuestas del 15M ya se ha vuelto contra sus propios representados. Ha pasado de “Podemos” a “tragar sapos”. El problema ya venía de su propio origen: nunca ha estado a favor de los trabajadores y como cantamos a las manifestaciones “o se está con la clase obrera o se está con la patronal”. Y ellos se quedaron con la casta y las empresas de la Ibex 35 que están defendiendo con el gobierno de “progreso”.

Solo podrá haber un cambio real con transparencia y beneficios para la clase trabajadora cuando sea la propia clase trabajadora y los vecinos más golpeados por la crisis los que puedan decidir dónde van el dinero de nuestros impuestos. Y por eso desde los sindicatos y comités de empresa, toda la izquierda tiene que dar una batalla conjunta contra el gran capital y sus representantes.