El poeta y artista plástico Hugo Padeletti, una de las voces más celebradas de la poesía argentina, falleció el viernes a los 89 años en la clínica Favaloro de la ciudad de Buenos Aires.
Lunes 15 de enero de 2018 14:57
Nacido en Alcorta, provincia de Santa Fe, el 15 de enero de 1928, Padeletti fue autor de obras como "Poemas" (1959), "Poemas 1960-1980" (1989), "Parlamentos del viento" (1990), "Apuntamientos en el Ashram" (1991), "Textos ocasionales" (1994), "La atención" (1999), "Canción de viejo" (2003) y "Dibujos y poemas 1950-1965" (2004).
Autor fundamental en las letras argentinas, Padeletti recibió el Premio Boris Vian (1989), el Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes (2003), el Premio Konex de Platino (2004) y la Beca Guggenheim (2005). Considerada de culto, su obra fue traducida al inglés y al portugués.
A principios de la década de 1960, viajó a Berna, becado por la provincia de Santa Fe, para estudiar la obra de Paul Klee; en 1962 fue nombrado director del Museo de Bellas Artes "Rosa Galisteo de Rodríguez", situado en la capital de su provincia natal.
Padeletti expuso su obra plástica en varias galerías de Rosario y de Buenos Aires. Fue alumno de Juan Grela y nunca dejó de pintar.
Poeta de la contemplación pura de la naturaleza, escribía paradójicamente desde su departamento del barrio de Monserrat. El poeta santafesino tuvo un gran interés por la cultura oriental y la práctica del yoga. Quizás ese distanciamiento, esa mente “vaciada” le otorgaban esa precisión en la descripción de una flor, de un río, de la primavera.
A mediados del 2018 la editorial Adriana Hidalgo publicará su obra poética completa.
Dejamos a continuación su reflexión de cómo leer un poema en un encuentro de poesía realizado en Buenos Aires:
Quiero recordar, por último, que un buen poema es una obra de arte. Que más allá de lo que el poeta dice -información, concepción del mundo, comunicación de experiencias, ‘mensaje’, como se decía antes, el poema es un objeto de belleza. La función de la belleza en la Vida de un individuo y de una cultura es incomparable e irremplazable. Por eso quiero terminar recordando los versos del Endymion de Keats: ‘A thing of beauty is a joy for ever;/its loveliness increases; it will never/pass into nothingness/’. Que más o menos puede interpretarse: ‘Un objeto de belleza -una obra de arte- es un gozo para siempre; su encanto se acrecienta, nunca pasará a la nada’. O, para decirlo con palabras de una poeta contemporánea (Marianne Moore): ‘Beauty is ever— lasting and dust is for a time-. la belleza es eterna; el polvo sólo por un tiempo.
Chiqui Nardone
Nació en Ciudadela en 1985, es poeta y estudia Licenciatura en Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las Artes.