La conducción de Patria Grande sacó una declaración en la que proponen movilizarse el próximo 24 de marzo junto al kirchnerismo. A 40 años del golpe militar proponen hacer borrón y cuenta nueva en la denuncia de la represión durante los 12 años K. ¿Qué unidad sí y que mezcolanza no debe encarar la izquierda frente al gobierno de Macri?
Octavio Crivaro @OctavioCrivaro
Viernes 5 de febrero de 2016
Seguir los posicionamientos políticos de Patria Grande es como ver una novela de Canal 13. Uno siempre sabe lo que está por pasar y sin embargo es imposible dejar de sorprenderse. Luego de haberse paseado por todos los medios de comunicación K como “la izquierda que no se abstiene en el balotaje”, ahora Patria Grande saca una breve declaración que propone con ternura: “¿Y si el 24 de marzo hacemos una sola marcha?”. ¿Y si no?
Amnesia Grande: proponen un “indulto” para los Berni y los Milani
Luego de su apoyo a Daniel Scioli y de reivindicar esta política como un “salto cualitativo” (en su acercamiento a los K), ahora Patria Grande camina un pasito más hacia el abismo en el que busca arrojarse desde hace años. El problema es que, esta vez, quiere suicidarnos con ellos. En un texto firmado por Itai Hagman, proponen, en los hechos, disolver el Espacio Memoria, Verdad y Justicia, y que la izquierda y los organismos de DDHH no cooptados este 24 de marzo marchemos detrás del kirchnerismo y su séquito de Bernis, Aníbal Fernández y Pignanellis.
La ecuación es sencilla: como la derecha es mala, unamos a todos los que “no son la derecha” y, ¡bingo!, marchemos con el kirchnerismo. Los compañeros de Patria Grande hacen un repaso de los primeros meses de la presidencia de Mauricio Macri y de las medidas de su gabinete. Entre ellas: la devaluación y la transferencia de millones de dólares a los sectores agroexportadores con la quita de retenciones, la campaña de estigmatización sobre los trabajadores estatales y los despidos, la repudiable declaración de La Nación y el cierre de áreas del Estado destinadas a la denuncia de violaciones a los derechos humanos. Y agregan que: “este programa de gobierno antipopular irá acompañado por un aumento cualitativo de la represión a la protesta social por parte de las fuerzas de seguridad”. Ajá. Estamos de acuerdo. Hasta aquí.
Mil razones para olvidar
Sin embargo, luego, sin solución de continuidad, en un pase de un mago torpe, tiran: “Hace unos cuantos años que por distintas razones los organismos de DDHH y las organizaciones populares que reivindicamos la lucha de los 30.000 no marchamos de manera unificada cada 24 de marzo. Creemos que es hora de dejar de lado diferencias que separaron en el pasado reciente y unir fuerzas para gritar todos juntos a 40 años que ¡No olvidamos! ¡No perdonamos! ¡No nos reconciliamos!”.
Patria Grande no se decide a ingresar al kirchnerismo. Pero tampoco está convencido de quedarse afuera. Por eso dicen pícaramente que desde hace años marchamos separados por “distintas razones” que hay que olvidar y perdonar.
Las “distintas razones” que Hagman y cía. quieren “amnistiar” fue, en primer lugar, el encubrimiento a la Policía Bonaerense en la desaparición de Julio López. En aquel entonces, Aníbal Fernández dio tiempo a los secuestradores abonando la teoría de que López era un viejito perdido, o visitando a una tía. Julio nunca apareció. ¿Se acuerdan de eso, compañeros?
Hubo otras “razones”, además: la aprobación de las leyes Blumberg, la votación kirchnerista de la Ley Antiterrorista, el crecimiento de los procesados por luchar, la matanza de miembros de pueblos originarios por parte de gobernadores K, el asesinato de Mariano Ferreyra, el encubrimiento a la desaparición de Luciano Arruga, el gatillo fácil, la represión a los conflictos de trabajadores. ¿Seguimos? El reciclaje de funcionarios duhaldistas asesinos de Maxi Kosteki y Darío Santillán, el pago de la deuda externa, la precarización laboral, y decenas de etcéteras más. “Razones” que, en su síndrome de abstinencia kirchnerista, Patria Grande propone olvidar. No fue suficiente militar la campaña de Scioli, no: ahora olvidemos cada represión, cada asesinado. Todo sea para acercarse a Su Majestad Cristina.
Unidos y subordinados
La actitud de la izquierda consecuente frente a los embates de la derecha es clara y no deja lugar a ambigüedades. Hemos impulsado la unidad de acción con todas las organizaciones, incluidas kirchneristas, ante los ataques estatales como la detención de Milagro Sala, debatiendo con posiciones sectarias como las del Partido Obrero, que debilitan la respuesta unificada ante el Estado, además de renunciar a disputar políticamente con el kirchnerismo.
Hemos estado, con referentes del PTS y del Frente de Izquierda como Nicolás del Caño y Myriam Bregman, en cada una de las luchas contra los despidos, exigiendo a los sindicatos y centrales de toda pertenencia política que rompan la tregua y convoquen a medidas contundentes para enfrentar los ataques del gobierno derechista. Centro Cultural Néstor Kirchner, Grupo 23, Cresta Roja son solamente algunos de los ejemplos donde la izquierda participa de la lucha “sin preguntar con quién”, pero sí levantando una política independiente. Ni sectarios, ni claudicantes.
El 24 de marzo no es una efeméride: es una jornada política y de lucha
Pero el 24 de marzo no tiene nada que ver con esta unidad circunstancial en las calles. Las marchas por el 24 de marzo son movilizaciones políticas, es decir que su programa se centra en una denuncia a la impunidad de ayer y de hoy. A pesar de los intentos del kirchnerismo por transformarla en una conmemoración, una efeméride folklórica, las marchas del 24 han puesto sobre la mesa denuncias cruciales del rol genocida del Estado, del poder político y empresarial, y de la continuidad de la represión y la impunidad. Este año, además, cuando se cumplen 40 años desde el golpe militar, el kirchnerismo se propone hacer una movilización que reivindique no solamente la política de DDHH K, sino que sirva para abonar el anhelo kirchnerista sintetizado en un canto: “vamos a volver”. Con su declaración, Patria Grande propone que la izquierda milite para el kirchnerismo de Berni y de Milani. Gracias, pero no.
La izquierda y los organismos de DDHH que no fueron cooptados por el Estado, agrupados en el Espacio Memoria, Verdad y Justicia, tenemos la responsabilidad de mantener el importante rol que hemos venido jugando los últimos años, y seguir peleando por la cárcel a todos los milicos asesinos y a todos los empresarios que desaparecieron compañeros. También denunciar y enfrentar las políticas represivas y de ajuste del gobierno de Macri. Pero si se aceptara la propuesta de disolución que hacen Hagman y Patria Grande (algo que no sucederá), ¿quién denunciaría que fue la derechización provocada por el kirchnerismo lo que facilitó la tarea del macrismo? Patria Grande mociona que nadie.
Los compañeros proponen que no se discuta la “herencia” que dejó el gobierno de Néstor y Cristina al derechista Macri. ¿Usará el gobierno actual la Ley Antiterrorista contra los luchadores populares? Sí. Y esta es una joya de la abuela que el kirchnerismo le dejó a la gestión del PRO. La izquierda en serio no hace borrón y cuenta nueva: no le regalamos las banderas de la “memoria, verdad y justicia a los que sostuvieron a Cesar Milani en el poder y se negaron sistemáticamente a abrir los archivos de la dictadura.
El juego de la silla: sale Bossio, ¿entra Patria Grande?
El kirchnerismo y sus espadachines son curiosos. Montaron una campaña enorme para denunciar al Frente de Izquierda por no votar a Scioli, porque demostramos que se proponía aplicar un plan similar al del macrismo. Era claro: anunciar a Berni, a Granados y a Casal y decir que era para hacer “progresismo”; para que lo entiendan los y las que disfrutamos del fútbol, era como poner a Messi, Neymar y Suárez y decir que es para defender el arco. Luego vinieron los dichos de Mario Blejer y otros asesores económicos de Scioli que afirman sin tapujos que hubieran hecho lo mismo que Macri y Prat Gay.
Ahora incluso, directamente, vinieron las rupturas políticas: Diego Bossio y varios diputados peronistas, algunos de ellos representantes de la burocracia sindical, rompieron con el kirchnerismo para ser una oposición “civilizada y responsable”, es decir, colaboracionista con Macri. Los que nos criticaban porque supuestamente el voto en blanco favorecía a la derecha, ofrecen un cheque en blanco a esa misma derecha.
Siempre son los sectores más conservadores los que desplantan al kirchnerismo supuestamente “progresista”, por lo que hay que tomar esta ruptura como “etapa superior” del corrimiento a la derecha del Frente para la Victoria, que no olvidemos que ya llevó como candidatos a Daniel Scioli y Aníbal Fernández, además de Urtubey, Fellner, Insfrán y toda la runfla de barones peronistas que ahora se separan del camporismo.
La derecha ex kirchnerista se abre, la burocracia sindical K ofrece su silencio y su tregua, y el kirchnerismo progre habla de resistencia pero hace actos en plazas sin buscar movilizarse masivamente contra los despidos, es decir, sin “resistir ni aguantar”. Y ahí es cuando aparece la conducción de Patria Grande vaciando los archivos de izquierda de su papelera de reciclaje y ofreciendo, una vez más, una izquierda nacional, light, aggiornada. Una izquierda kirchnerista.
Cuando de lo que se trata es de consolidar una izquierda independiente, combativa y de lucha, no queda otra que decir claramente: este 24 de marzo volvemos a marchar contra la represión de ayer y de hoy.
Octavio Crivaro
Sociólogo, dirigente del PTS y candidato nacional por el Frente de Izquierda-Unidad en Santa Fe.