El ajedrez es rechazado muchas veces por los trabajadores que no lo conocen porque se imaginan el pesado deber que significa resolver muchos problemas difíciles, que es necesario trabajar duro y durante muchas horas para no conseguir muy poco.
Sábado 3 de enero de 2015
Niños jugando en Santiago de Cuba en 2003. Foto: Adam Jones
Resulta extraño que haya personas capaces de dedicarle miles de horas en estudio a un juego, para al final no obtener nada. El ajedrez puede parecer entonces un juego para locos. Pero en el capitalismo, acaso… ¿no ocurre lo mismo? ¿No tiene uno extenuantes jornadas de trabajo solo para sobrevivir? El obrero huye tanto del ajedrez como del trabajo y prefiere limitarse a cosas más simples. Como decía Marx “Lo humano se convierte en animal y lo animal en humano”. Este artículo se plantea dilucidar qué actitud tenemos frente al trabajo, que es la misma que se tiene con el ajedrez. En una revolución socialista que nos ponga al frente de la producción y en la necesidad de mejorar nuestra productividad, saber jugar al ajedrez, conocer la dialéctica de la transformación, así como realizar trabajo voluntario, nos permiten revertir la alienación, ser más conscientes y libres, planificando nuestras vidas.
¿En qué consiste la enajenación del trabajo?
Veamos una pequeña cita de Marx que nos muestra de manera simple, cómo realmente es nuestra actitud frente al trabajo, desde que nacimos en esta sociedad capitalista hasta el día en finalmente desaparecerá.
“¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a sí mismo, sino a otro” (Marx, Karl; “Manuscritos Económicos y filosóficos de 1844”).
El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su producción en potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. El trabajo no sólo produce mercancías; se produce también a sí mismo y al obrero como mercancía, y justamente en la proporción en que produce mercancías en general.
El obrero-mercancía es esclavo de su propia producción. Esto ocurre bajo el capitalismo cada día de nuestras vidas. Pero no siempre ha sido así. Se puede afirmar que la humanidad misma es producto del trabajo, así lo demuestra Engels en su conocido folleto El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre cuando afirma que “primero el trabajo, luego y con él la palabra articulada, fueron los dos estímulos principales bajo cuya influencia el cerebro del mono se fue transformando gradualmente en cerebro humano”. La categoría de trabajo alienado es un gran aporte de Marx para comprender por qué es tan desagradable a pesar de su enorme importancia para la vida. Es necesario que estudiemos cómo modificar esta situación, para lograr ser más felices y que la revolución socialista no se limite a dar alimentos para los hambrientos, trabajo para los desocupados y mayor dignidad, sino también lograr cambiar esta situación de fondo: que el trabajo deje de ser una obligación penosa, que solamente realizamos si recibimos un buen salario para compensarnos. De lo contrario, nunca se llegará al comunismo.
La importancia del trabajo voluntario y la nueva actitud comunista
Lenin afirmaba que la actitud comunista frente al trabajo “se basa y se basará cada vez más con el correr del tiempo, en la disciplina libre y consciente de los propios trabajadores que han derribado el yugo de los terratenientes y capitalistas”. Es por eso que destacó como una gran iniciativa el desarrollo de trabajo voluntario que realizaron los obreros moscovitas en plena guerra civil y que luego se había sistematizado en toda Rusia. Ellos lo habían bautizado a su trabajo voluntario como ‘sábados comunistas’. Veamos:
“Los ‘sábados comunistas’ tienen tanta importancia porque fueron iniciados por obreros que de ningún modo se hallaban en condiciones excepcionalmente favorables, por obreros de diversos oficios y algunos sin ningún oficio, simples trabajadores no calificados, que viven en condiciones ordinarias, es decir, en extremo difíciles. Todos sabemos muy bien cuál es la causa principal del descenso de la productividad del trabajo que se observa no solo en Rusia, sino en el mundo entero: es la ruina y la miseria, la irritación y el cansancio provocados por la guerra imperialista, las enfermedades y la mala alimentación. Esto último, por su importancia, ocupa el primer lugar. El hambre: esa es la causa. Y para terminar con el hambre hay que elevar la productividad del trabajo en la agricultura, en el transporte y en la industria. Es, pues, una especie de círculo vicioso: para elevar la productividad del trabajo tenemos que acabar con el hambre, y para acabar con el hambre tenemos que elevar la productividad del trabajo”.
“Sabemos que en la práctica semejantes contradicciones se resuelven rompiendo el círculo vicioso, produciendo un cambio radical en el estado de ánimo de las masas, con la iniciativa heroica de ciertos grupos, que desempeñan con frecuencia un papel en la base de ese cambio radical. Los trabajadores inexpertos y los ferroviarios de Moscú son trabajadores que viven en condiciones tremendamente difíciles. Su alimentación es siempre deficiente, y ahora, antes de la nueva cosecha, con la agravación general del abastecimiento de víveres, realmente se mueren de hambre. Y con todo, estos obreros hambrientos, cercados por la malintencionada propaganda contrarrevolucionaria de la burguesía, de los mencheviques y los eseristas, organizan ‘sábados comunistas’, trabajan horas extras sin retribución alguna, y logran un enorme aumento de la productividad del trabajo, a pesar de estar cansados, exhaustos y postrados por la mala alimentación. ¿No es este un heroísmo extraordinario? ¿No es este el comienzo de un cambio de trascendental importancia?” (V. I. Lenin, Una gran iniciativa, 1919).
El revolucionario argentino-cubano Ernesto Guevara fue uno de los mayores impulsores del sistema de trabajo voluntario y lo hizo conocido en todo el mundo promoviéndolo con su propio ejemplo ya que lo entendía como un factor económico y moral, un elemento importante en el plan económico socialista de Cuba y sostenía que todos los dirigentes debían ponerse a la cabeza. El sentido de este sacrificio voluntario es que “El trabajo debe adquirir una condición nueva; la mercancía-hombre cesa de existir y se instala un sistema que otorga una cuota por el cumplimiento del deber social. Los medios de producción pertenecen a la sociedad y la máquina es sólo la trinchera donde se cumple el deber. El hombre comienza a liberar su pensamiento del hecho enojoso que suponía la necesidad de satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo. Empieza a verse retratado en su obra y a comprender su magnitud humana a través del objeto creado, del trabajo realizado. Esto ya no entraña dejar una parte de su ser en forma de fuerza de trabajo vendida, que no le pertenece más, sino que significa una emanación de sí mismo, un aporte a la vida común en que se refleja; el cumplimiento de su deber social” (E. Guevara, El socialismo y el hombre en Cuba, 1965). Dicho de una forma más simple: “El trabajo debe ser una necesidad moral nuestra; el trabajo debe ser algo al cual vayamos cada mañana, cada tarde o cada noche, con entusiasmo renovado, con interés renovado. Tenemos que aprender a sacar del trabajo lo que tiene de interesante o lo que tiene de creador, a conocer el más íntimo secreto de la máquina o del proceso en el que nos toca trabajar” (E. Guevara, Discurso pronunciado el 16 de diciembre de 1963). Y en otra oportunidad también señaló que “Lo importante es que una parte de la vida del individuo que se entrega a la sociedad sin esperar nada, sin retribución de ningún tipo y solamente en cumplimiento del deber social” (E. Guevara, Discurso pronunciado el 9 de mayo de 1964).
El ajedrez, fuente de alegrías y grandes desafíos
Quien ha estudiado y practicado el ajedrez conoce la alegría de trabajar muy duro para superarse cada día. Es esa una actitud distinta frente al sacrificio, pues cuando uno ama lo que hace no repara en ellos y da todo por seguir mejorando y progresando. Podemos decir que el ajedrez combina el trabajo, el juego, el arte y la ciencia. Pero tiene una terrible limitación que significa el juego individual. Las piezas trabajan en equipo es cierto, uno aprende de las partidas ajenas y entrena con maestros también es cierto, pero el ajedrecista tiene que estar horas y horas sólo frente a un tablero, resolviendo difíciles problemas.
Entre los beneficios podemos destacar que uno aprende a asumir la responsabilidad por sus propios errores. Pero esto también puede engendrar un sentimiento de gran seguridad (o de inferioridad, según el caso) en tus propias capacidades, que puede derivar en creer que uno es autosuficiente. Este pensamiento individualista, lamentablemente es muy común entre los ajedrecistas argentinos, es por eso que cuando un aficionado de la clase trabajadora concurre a un torneo puede observar un ambiente que es petulante, vanidoso, donde muchos ‘se la creen’ a lo grande. Fue (y es aún) un gran desafío para los ajedrecistas cambiar esta situación. Es necesario planificar desde ahora mismo diferentes alternativas para ello, como podría ser desarrollar jornadas de trabajo voluntario para difundir el ajedrez entre las masas, haciendo clases públicas y partidas simultáneas, sin buscar ningún rédito económico.
Los soviéticos hicieron un gran esfuerzo en ese mismo sentido. Ya hablamos en otro artículo del “primer plan quinquenal” para organizar brigadas de ajedrecistas que llevaran el ajedrez a las fábricas, escuelas primarias y las aldeas campesinas. Desde el aspecto deportivo, podemos decir que en los Palacios de Pioneros (centros para niños y jóvenes surgidos en la URSS donde se promovían el trabajo creativo y los deportes) se impulsaba el trabajo grupal en miles de pequeños genios. Esto se expresaba en largas jornadas de entrenamiento colectivas, con ejercicios de atletismo y natación, análisis por equipo de cada partida y la cooperación cuando jugaban en torneos internacionales, haciendo tablas para no agotarse entre ellos.
Robert Fischer fue un crítico acérrimo de esta postura, calificándola de antideportiva y ser una “trampa” de los rusos. Seguramente por eso es tan valorado y destacado por la cultura ajedrecística de occidente.
Además es un caso único en la historia. Bobby trabajaba realmente las 24 horas por mejorar su ajedrez, no se cansaba de hacerlo. A los 11 años había logrado el título de campeón superior en Estados Unidos y los 15 años el título de Gran Maestro Internacional. Él creía desde entonces que era el mejor jugador del mundo y quería demostrarlo obteniendo el máximo trofeo. Pero en su camino se levantaron decenas de murallas, representadas por los mejores jugadores soviéticos. Fue entonces cuando empezó a denunciar las prácticas comunistas que le impedían llegar al más alto nivel. No olvidemos, el macartismo y la guerra fría que rodearon la niñez de Bobby. Simplemente, él había asumido que la culpa de todo era de los comunistas. Durante toda una década ocurría lo mismo. Fischer era un gran candidato pero no lograba expresar su máximo nivel. Hasta que por fin, a finales de la década del ‘60 admitió a sí mismo que debería mejorar el propio ajedrez y pudo superarse. En 1970 venció sucesivamente a Taimanov y Larsen (dos de los mejores jugadores del mundo) por seis puntos de ventaja y a Tigran Petrosian (ex campeón mundial) por cuatro puntos. Este último match fue importante para la historia ajedrecística de nuestro país, porque se realizó en el teatro Municipal General San Martín durante los días 30 de septiembre y 19 de octubre de 1971. Multitudes conocieron el ajedrez y fueron a observar las mejores partidas del mundo.
Ahora sí, Fischer tenía la posibilidad de disputar su tan ansiado Campeonato del mundo. Ya vimos una victoria de Spassky, donde el campeón sacrificaba material para movilizar rápidamente su ejército. Ahora veremos una partida decisiva para la suerte del match, donde el retador se impone magistralmente y crea una joya de arte.
Spassky,Boris V (2660) - Fischer,Robert James (2785) [B04]
World Championship 28th Reykjavik (13), 10.08.1972
1.e4 Cf6 2.e5 Cd5 3.d4 d6 4.Cf3 g6 5.Ac4 Cb6 6.Ab3 Ag7 7.Cbd2?! Una jugada demasiado cautelosa y artificial, sobre todo si la comparamos con las continuaciones más habituales: 7.Cg5 d5 8 .f4 Cc6 9.c3 f6 10.Cf3 (Karpov-Torre, Interzonal de Leningrado 1973), o bien 7...e6 8.Df3 De7 9.Ce4 dxe5 10.Ag5 Db4 11.c3 Da5 12.Af6 Axf6 13.Dxf6 0-0 14. Dxe5 y en ambos casos las posibilidades del blanco son mejores. 7. De2 Cc6 8.0-0 0-0 9.h3 a5 10.a4 dxe5 11.dxe5 Cd4 12.Cxd4 Dxd4 13.Te1, con la iniciativa. Así es como Short (Tilburg 1991) y Leko (Wijk aan Zee 1996) jugaron contra Timman.
7…0–0 8.h3?! (Innecesaria profilaxis en lugar de la jugada de desarrollo, quizás era mejor 8.0-0) a5! 9.a4?! (Este peón se convierte ahora en un objetivo de ataque, y las blancas comienzan a tener problemas. Puesto que se han retrasado en desarrollo, deberían haber optado por la modesta 9.c3) dxe5 10.dxe5 Ca6! 11.0–0 Cc5 12.De2 De8! “Las negras han creado un ataque imperceptible al peón de a4. La influencia de la filosofía ajedrecística de Steinitz se nota en la forma de jugar de Fischer. Cree en el triunfo de la defensa y aceptó con agrado los sacrificios” (Smyslov). 13.Ce4 Cbxa4 14.Axa4 Cxa4 15.Te1 Con 15.Dc4 (Gligoric), las blancas recobrarían el peón pero cederían la iniciativa: 15...Ad7 16.Dxc7 Dc8! 17.Dxc8 Tfxc8 (Timman) o bien 15...b5!? 16.Dxc7 Dd8 (Kasparov).
Luego de 15.Te1 el entrenador de Spassky, Igor Bondarevsky, aportó una peculiar evaluación de la situación creada: “Las blancas han sacrificado un peón, y Fischer, como era de esperar, aceptó el regalo sobrestimando de nuevo la importancia de un peón extra (lo que, en mi opinión, es un defecto significante en su juego). Creo que las blancas están algo mejor. Sus piezas están muy bien situadas, y el peón de e5 deja fuera de juego al alfil de g7 y propicia de la creación de un fuerte juego en el flanco de rey. Las negras, por su parte, carecen de la necesaria armonía en la disposición de las piezas (su dama está mal situada y el caballo se encuentra en la banda), y siguen requiriendo tiempo para consolidar sus efectivos”. ¿Veía realmente Spassky esta posición con los ojos de Bondarevsky? Kasparov dice que su opinión era dogmatica y no tiene en cuenta los factores dinámicos latentes. Fischer pensaba en términos absolutamente concretos, no veía ninguna amenaza por parte de su oponente y se proponía, sencillamente, convertir su ventaja de peón.
15... Cb6! 16.Ad2!? Provocando a5-a4, con idea de emplear la casilla b4 para un ataque. Pero el peón negro avanza una casilla y, por lo tanto, era de considerar 16.Ag5. Las blancas esperan crear presión y quizá también un ataque en el flanco de rey, teniendo en cuenta que el peón extra de su oponente no juega por el momento un papel especial. 16…a4 17.Ag5 h6 18.Ah4 Af5!? Provocación marca de la casa. 19.g4?! [Era mejor 19.Cd4 Axe4 20.Dxe4 c6, entonces 21.f4 e6 22.Ce2 y Cc3, según Smyslov. En lugar de 20...c6, Timman recomendó 20...c5!? 21.Ce2 g5 22.Ag3 Dc6 23.Dxc6 bxc6 con mejor final, pero aquí es más tenaz 21.Cf3! según Kasparov] 19...Ae6 20.Cd4 Ac4 21.Dd2 Dd7 [21...Axe5 22.Dxh6 … 23.Cg5] 22.Tad1 Tfe8? Las negras se complican mucho la vida al evitar el favorable cambio de peones con 22...Axe5 23.Dxh6 Ag7. Se diría que Fischer consideraba esta posición técnicamente ganada y subestimó las amenazas del blanco. 23.f4! De pronto, las actividad de las blancas se vuelve muy peligrosa Ad5 24.Cc5 Dc8 25.Dc3? “Si Spassky hubiera estado en buena forma el desenlace de esta partida habría sido muy distinto” (Bondarevsky).
Uno de los principales indicadores del estado de forma es la percepción de un momento crítico en la partida. ¡A ese momento se ha llegado aquí! La preciosa sugerencia de Smyslov 25.e6! Cc4 26.De2! Cxb2 27.Cf5!! les habría dado a las blancas un fuerte ataque “a lo Tal”, en el que hasta la dudosa jugada g4 hubiera resultado útil: 27. Cxd1?! 28.Cxg7 Rxg7 29.De5 Rh7 30.Dxd5 Td8 31.Df3! a3 (31...f6 32.Cd7 Cb2 33.Axf6) 32. Axe7 a2 33.Cb3 Cb2 34.f5! O bien 29...f6 30.Dxd5 Cb2 31.g5! Hxg5 32.fxg5 Dd8 33.Cd7! Y el rey negro probablemente no sobreviva. 27...Axc4 28.exf7 Rxf7 29.Dxe7! Txe7 30.Txe7 Rf8 31. Cd7 (Timman) 31...Dxd7 32.Tdxd7 Ac3! 33.Te3! (33.Cxh6 a3 34. Tf7+ solo da jaque perpetuo) 33...gxf5 (pero no 33...a3? 34.Ae7 Re8 35.Txc7 gxf5 36. Af6 y Axc3 o bien 33...Aa5? 34.Af6 gxf5 35. Tee7! Ab6+ 36.Rh2 Ac5 37.Th7 ganando) 34. Txc3 a3 35.Td8+ Txd8 36 Axd8 a2 37.Ta3 Cd1 38.Af6 Rf7 39.Aa1! Con posibilidades de convertir la calidad de ventaja. En lugar de 25...Cc4 como sugirió Smyslov, las negras deberían crear inmediato contrajuego con 25...a3! (Prins) y si 26.b3? A2 27..f5 (Timman) entonces después de 27...Dd8! El peón de a2 debería valer más que el ataque: 28.Af2 fxe6! 29.c4 Dd6 30.Ccxe6 Axe6 31.Txe6 Dd7 32. Ta1 gxf5 33.gxf5 Ted8! O bien 28.Db4 Dd6 29.Cb5 Dc6 30.Cd4 Axd4 31. Dxd4 gxf5 32.gxf5 Rh7 33.Rh2 Tg8 con decisiva ventaja material. Por consiguiente, la jugada correcta es 26. bxa3! Txa3 27.Dh2 fxe6 28. Ccxe6 Axd4 29.Cxd4 e6 30. f5!? O bien 30.Cb5 con juego agudo, en el que los tres resultados son posibles. Tras dejar escapar esta posibilidad Spassky sigue jugando a ojo y dentro de un par de jugadas quedará en una posición desesperada.
25...e6 26.Rh2 Cd7 Era más precisa 26...c6 27.Ce4 Axe4 28.Txe4 Cd5 29.Dd2 b5 o incluso mejor 26...Af8! 27.Ce4 Axe4 28.Txe4 c5 29.Cf3 Dc6 disponiéndose a convertir el peón extra. 27.Cd3? La jugada perdedora. A los comentaristas les pasó desapercibida 27.Cxd7 Dxd7 28.Dd3 b6 29.Cxe6! (jugada descubierta por... ¡la computadora!) 29...fxe6 30.c4 Df7 31.cxd5 Dxf4 32.Ag3 con buen juego. 27…c5! Trasponiendo eficazmente a un final ganado. 28.Cb5 Dc6 29.Cd6 Dxd6 30.exd6 Axc3 31.bxc3 f6! 32.g5 hxg5?! Era más fuerte 32...c4! 33.Cb4 hxg5 34.fxg5 f5 35.Cxd5 exd5 y no es fácil para el blanco crear contrajuego. 33.fxg5 f5 34.Ag3 Rf7?! Ahora era preferible 34...a3! 35.Ce5 Cxe5 36.Axe5 Ted8 37.Tf1 Ta4 38.Rg3 a2 con posibilidades de ganar para las negras, según Smyslov. 35.Ce5+! Cxe5 36.Axe5 Así las blancas han cambiado el caballo de d7 que estaba bloqueando el peón d, y han activado considerablemente su alfil. Spassky ha divisado un contrajuego relacionado con la maniobra...b5?! Un nuevo error técnico de Bobby. Mejor hubiera sido 36...Ted8 o incluso 36...a3 37.Tf1! …38.Tf4, 39.Th4 Purdy 37...Th8! 38.Af6! Las blancas, por supuesto, no toman la torre. Aquí es más valioso el alfil, puesto que participa tanto en el ataque como en la defensa de la casilla a1. 38…a3 39.Tf4 a2 40.c4! Axc4 41.d7 Ad5? Un momento importante de la partida. Aquí las negras echaron por tierra la victoria que sólo hubieran conseguido con un sacrificio de peón: 41...e5! 42.Axe5, y ahora 42...Thd8 43.Af6 Ae2 44.Te1 Txd7 45.Txe2 a1=D 46.Axa1 Txa1 47.Th4 Rg7, con un final de torres ganado. 42.Rg3! Ta3+ 43.c3 Tha8! [43...Tb8 44.Ae5 Td8 45.Th4= Purdy; 43...a1D? 44.Txa1 Txa1 45.Th4!! Tg1+ (45...Taa8 46.Axh8 Td8 47.Af6=) 46.Rf2 Tg2+ 47.Rf1 Txh4 48.d8D Tf4+ 49.Re1 Tg1+ 50.Rd2 Tf2+ 51.Re3 Tf3+ 52.Re2 Tg2+ 53.Re1= Purdy] 44.Th4! e5! El comienzo de una larga serie de jugadas forzadas que conducen a una posición muy complicada. 45.Th7+ Re6 46.Te7+ Rd6 47.Txe5 Txc3+ 48.Rf2 Tc2+ 49.Re1 El rey ha escapado de los jaques, pero los análisis de Fischer se extendieron más allá. Rxd7! 50.Texd5+ Rc6 51.Td6+ Rb7 52.Td7+ Ra6 53.T7d2 Txd2 54.Rxd2 b4 Con tres peones por una pieza, las negras tienen evidente ventaja, pero ¿Es suficiente para ganar? La salvación de las blancas radica en la creación de su propio peón pasado. 55.h4! Rb5 56.h5! c4 57.Ta1! gxh5 58.g6 h4! 59.g7! Juego brillante por ambas partes: ¡Su imaginación en este final es realmente irresistible! Si las blancas jugaban 59.Axh4 b3 60.Rc3 Tg8–+ 59...h3 60.Ae7! Tg8 “Fischer encuentra una solución paradójica: ahoga su propia torre, pero bloquea el peón pasado blanco, atando el alfil a su defensa. Ahora cinco peones estarán luchando contra la torre blanca. Nada similar había ocurrido antes en ajedrez. Spassky estaba pasmado y perdió. Smyslov pronto encontró la forma de hacer tablas para las blancas, pero ¿las habría encontrado ante el tablero sentado frente a Fischer?” (Botvinnik) 61.Af8! [61.Txa2?? Txg7–+] 61...h2 62.Rc2 Rc6 63.Td1! Una jugada precisa, cortando al rey negro y asegurando las tablas. 63…b3+ 64.Rc3 Más sencillo hubiera sido disponer inmediatamente una fortaleza con 64. Rb2! f4 (64...h1=D 65.Txh1 Rd5 66.Td1 Re4 67.Tc1 Rd3 68.Td1 y Tc1) 65.Td6 Rc7 66.Td1 f3 67.Rc3 f2 68.Rb2 (Gligoric). Las negras tienen muchos peones, pero no coronarán. h1=D! La única posibilidad. Las negras entregan uno de sus peones para llevar su rey en ayuda del peón f4 [64...f4 65.Td6+ Rc7 66.Td1 f3 67.Rb2=] 65.Txh1 Rd5 66.Rb2 f4 67.Td1+ Re4 68.Tc1 Rd3 69.Td1+? Un trágico error. Spassky se quiebra ante la presión y yerra fatalmente el camino hacia las tablas que conseguiría mediante 69.Tc3+ Rd4 70.Tf3 c3+ (70...Re4 71.Tc3) 71.Ra1 c2 72.Txf4+ Rc3 (72...Rd3 73.Tf1 … 74.Rb2 +-) 73.Tf3+ Rd2 74.Aa3 Txg7 75.Txb3 Tc7 76.Ab2= (76.Rxa2?? Ta7!–+) 69...Re2 Ahora uno de los peones será dama. 70.Tc1 f3! 71.Ac5 Txg7 72.Txc4 Td7! 73.Te4+ Rf1 74.Ad4 f2 [74...f2 75.Tf4 Txd4 76.Txd4 Re2 77.Te4+ Rf3 78.Te8 f1D 79.Tf8+ Re2 80.Txf1 Rxf1 81.Ra1 Re2 82.Rb2 Rd3 83.Ra1 Rd2 84.Rb2 a1D+ 85.Rxa1 Rc3 86.Rb1 b2 87.Ra2 Rc2–+ 0–1 Una lucha memorable, que ha pasado a la historia.