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Red Internacional
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África. Al menos 70 muertos durante protestas en Sudáfrica tras encarcelamiento de expresidente Zuma

El encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma por desacato judicial desató protestas y saqueos en varias ciudades del país que fueron duramente reprimidas por el Ejército y la Policía. Corrupción, internas en el partido de Gobierno, pobreza, desocupación y crisis sanitaria son parte de los motores que alimentan la movilización.

Juan Andrés Gallardo

Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1

Martes 13 de julio de 2021 11:18

Al menos 70 personas han muerto y 757 han sido detenidas hasta este martes en Sudáfrica durante las protestas que tuvieron lugar en los últimos días en varios puntos del país.

El Gobierno del presidente Cyril Ramaphosa desplegó al Ejército con la movilización de 2.500 soldados, que se unieron a la policía para reprimir las protestas que se iniciaron el pasado viernes a raíz del encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma por desacato judicial, que se han extendido y desatado una ola de saqueos masivos ante la pobreza y la desocupación crecientes.

Las principales manifestaciones se concentran en la oriental provincia de KwaZulu-Natal (de donde es originario Zuma y su mayor bastión de apoyo político) y en la populosa Gauteng (región donde están Pretoria y Johannesburgo).

En KwaZulu-Natal, el jefe de Gobierno provincial, Sihle Zikalala, confirmó esta mañana en una rueda de prensa un balance total de 26 muertos sólo en esa región, pero las protestas y saqueos continúan aún, especialmente en los alrededores de las ciudades de Durban y Pietermaritzburg.

Una situación similar se vive en Gauteng, donde el líder del Ejecutivo regional, David Makhura, confirmó 19 fallecimientos, con diez de ellos concentrados en una mortífera estampida en centro comercial en el distrito de antiguos guetos negros de Soweto (suroeste de Johannesburgo).

Unas horas antes, el ministro de Seguridad sudafricano, Bheki Cele, había confirmado en una rueda de prensa la detención de 757 personas en todo el país.

Las causas de las protestas

Jacob Zuma fue condenado a 15 meses de cárcel por desacato judicial, al negarse repetidamente a declarar por corrupción. Aunque el propio exmandatario se entregó a las autoridades a última hora del pasado miércoles, las primeras protestas se produjeron como muestra de apoyo a Zuma, en forma de cortes de carreteras.

En los siguientes días, sin embargo, no sólo se extendieron por toda esa provincia, sino que se replicaron en otras zonas, especialmente en el área de Johannesburgo.

Zuma fue desplazado del poder en 2018 mediante un golpe palaciego por su propio partido que eligió como sucesor a quien era su vicepresidente y jefe del partido Congreso Nacional Africano (CNA), Cyril Ramaphosa. Lo hicieron en medio de fuertes protestas bajo la consigna "Zuma Must Fall" (Zuma debe caer), que habían copado las calles del país por las múltiples denuncias de corrupción durante los 10 años que gobernó Jacob Zuma entre 2008 y 2018, y por la creciente pobreza y desocupación que comenzaban a golpear al país.

Sin embargo, este golpe palaciego contra Zuma no logró evitar las fisuras dentro del CNA, que gobierna Sudáfrica desde el fin del Apartheid. En el partido conviven diversos intereses entre empresarios multimillonarios, políticos de carrera ligados a la corrupción con empresas y Estados, un Ejército con negocios propios y mucho poder político y económico acumulado, exdirigentes sindicales devenidos en empresarios con influencia dentro del partido, entre otros. Dentro de ese ecosistema, Zuma mantiene una parte de poder del partido que hoy se demuestra en los bastiones que controló históricamente y que se vuelcan a la calle.

Por su parte el actual presidente Cyril Ramaphosa reemplazó a Zuma en 2018 tras un discurso anticorrupción y de crecimiento económico, algo que no pudo lograr en estos años. El simbolismo y la espectacularidad de un juicio por corrupción a Zuma no logra esconde los casos de corrupción endémicos dentro del CNA, pero sobre todo no sos suficientes para tapar una situación social y económicas cada vez más acuciantes.

Así, las protestas ganan adeptos ya no solo en apoyo a Zuma sino por las condiciones de desempleo, pobreza y crisis sanitaria. El desempleo se sitúan en un máximo histórico del 32,6 % entre la población activa y es incluso más alto entre los jóvenes, llegando al 46,3 %.

Por otra parte, las protestas tienen lugar en el peor momento de una agresiva tercera ola de casos de covid-19 en el país, que es el más golpeado por la pandemia de toda África (con unos 2,2 millones de contagios y unas 64.000 muertes).

El escenario, anunciado por el propio Ramaphosa, es de mayor inseguridad alimentaria y crisis sanitaria, además de un golpe a la precaria recuperación económica en general. Por lo tanto, es de esperar que más allá de cómo sigan las protestas por la detención de Zuma, el país se vea atravesado por muevas manifestaciones de descontento con la alarmante situación social, sanitaria y económica.


Juan Andrés Gallardo

Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario

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