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Red Internacional
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FRENTE RENOVADOR. Alberto Roberti: nuevo jefe de bancada, nada de “renovación”

El flamante presidente del bloque renovador, quien asumió luego de la renuncia de Darío Giustozzi, es un rancio exponente de lo más viejo de la política sindical puesta al servicio de los intereses de los patrones.

Jueves 14 de mayo de 2015

Fotografía: Telam

Alberto Roberti, dirigente de la Federación Petrolera, asumió la presidencia del bloque de diputados del Frente Renovador tras la deserción de Darío Giustozzi, intendente de Almirante Brown de licencia en el cargo. El partido de Sergio Massa viene en declive. Ya sufrió el alejamiento de dirigentes con peso en la provincia de Buenos Aires como los jefes comunales de Malvinas Argentinas, José Cariglino, y de San Isidro, Gustavo Posse. Ahora la bancada estará conducida por Alberto Roberti, quien tendrá que calmar las aguas y evitar que se vayan más dirigentes del bloque. Al mismo tiempo, seguirá intentando colocar a su esposa y diputada provincial Mónica López como la precandicata a gobernadora favorita del espacio del peronismo no kirchnerista, pelea por la cual Giustozzi terminó yéndose del FR.

Por otro lado, en el gremio petrolero que dirige Roberti las paritarias siguen estancadas y la tercerización y precarización laboral son moneda corriente, como así también los accidentes laborales. Ninguna de las demandas más sentidas por los trabajadores, como la eliminación del impuesto al salario, es tomada por Roberti. Tampoco hizo nada para frenar los despidos en el 2014 en Shell y es uno de los promotores de que no haya asambleas ni libertad sindical, haciendo que trabajadores opositores sean echados en complicidad con multinacionales petroleras como Shell.

Roberti dijo en un comunicado a la prensa que “el Frente Renovador es un espacio integrador, que respeta la diversidad de voces, que quiere un cambio justo pero a conciencia de los problemas de la gente. No vamos a dejar que nadie quiera imponerse, porque lo fundamental es lograr el consenso”. Sería importante que primero comience por el sindicato que dirige, porque los trabajadores petroleros seguimos padeciendo los atropellos de “renovadores” como Roberti, donde no se respeta “la diversidad de voces”. Esto queda claro ya sea con las listas negras como en la refinería de Shell de Dock Sud, o mediante el fraude electoral como en la Federación de Cuyo, donde Roberti pidió que la Gendarmería custodiara la elección para aparentar transparencia. Sumado a esto, pidió la intervención de su propio gremio cuando no podía competir con su principal opositor Pereyra en el sur del país; esto constituye un antecedente muy grave de intromisión estatal en las elecciones de una organización obrera que debería ser independiente de cualquier gobierno. El flamante presidente del bloque renovador es un rancio exponente de lo más viejo de la política sindical puesta al servicio de los intereses de los patrones.

Roberti, Mónica López y Massa viven en un “mundo paralelo”: un mundo donde se puede tener un vestidor con calles, 240 pares de zapatos y todas las comodidades que esta vida puede ofrecer a gente de su clase. Muy lejos están de los que tienen que trabajar todos los días para apenas sobrevivir al siguiente mes. Y en eso no son los únicos. Los acompañan en esta “buena suerte” los Scioli y los Macri, que como ellos, viven en barrios privados. Los tres candidatos presidenciables del momento pueden ir al programa de Tinelli porque comparten el mismo estilo de vida. Son los políticos que viven como empresarios, cuyos hijos se educan en los mismos colegios que los verdaderos dueños del país, se atienden en los mismos sanatorios, veranean en las mismas playas paradisíacas. Los trabajadores no podemos seguir dando nuestro voto a nuestros verdugos. ¿Cómo vamos a querer una mejor paritaria y al mismo tiempo votar a quienes querrían que cierren a la baja? Por mencionar un solo ejemplo.

Pero no todos los legisladores y políticos viven en ese mundo, y hay algunos que son genuinos representantes de los trabajadores y los sectores más oprimidos de la sociedad. Un claro ejemplo es Raúl Godoy, recientemente electo por segunda vez como diputado en la provincia de Neuquén por el Frente de Izquierda, luego de volver a trabajar a la emblemática fábrica recuperada Zanon cuando terminó su primer mandato. Godoy tiene en común con Roberti haber sido secretario general de un sindicato (el Ceramista de Neuquén) y haber sido electo diputado, pero ahí terminan todas las similitudes. Obrero ceramista con décadas de militancia en la izquierda y el movimiento obrero, dirigió el sindicato tras ser elegido democráticamente por sus compañeros e impulsó junto a ellos nuevos estatutos para que los cargos sindicales fueran revocables y que quienes los ocuparan estuvieran obligados a volver a la fábrica al terminar su mandato… nada de elección indefinida y atornillarse a un sillón. Políticos así son un orgullo para nuestra clase.