Las resoluciones del gobierno convalidan aumentos de precios en los barbijos y en el alcohol en gel. En este último producto incumplen la resolución 86/2020 que ordenaba la vuelta a su precio del 15 de febrero. Ante un gobierno que juega para los especuladores se necesita un control obrero y popular de precios y del conjunto de la cadena de producción y distribución de estos productos esenciales ante la pandemia.
Viernes 17 de abril de 2020 17:37
La Secretaría de Comercio Interior acaba de publicar dos resoluciones mediante las cuales se fija un precio máximo para la comercialización al público de termómetros corporales, barbijos y para el alcohol en gel. Se trata en realidad de una "retrocesión transitoria" de los precios de venta a los valores vigentes al 6 de marzo.
En el caso de los barbijos no quirúrgicos de una capa, el precio establecido es de 40 pesos por unidad (cuando en enero se vendían a 20 pesos), o sea, el gobierno convalida un aumento del 100%. Respecto de los termómetros corporales, aunque la resolución establece específicamente el precio máximo, para estos correría la misma retrocesión.
Para el envase de 60 mililitros de alcohol en gel se establece un precio máximo de 110 pesos; la botella de medio litro costaría 315 pesos y la de litro 500 pesos.
Pero si consideramos que en marzo antes de la declaración de la pandemia el medio litro de alcohol en gel se vendía a 180 pesos los precios máximos del gobierno terminan convalidando una suba del 75%, pese incluso a la resolución 86/2020 de la Secretaria de Comercio Interior que indica que el precio del alcohol debería volver al 15 de febrero de este año. O sea, el gobierno incumple su propia resolución y convalida una estafa a la población. Inadmisible.
Lejos de abaratar estos insumos después de una escalada especulativa que se convirtió en un escándalo nacional con La Superintendencia de Servicios de Salud que, por ejemplo, compró 200 unidades de alcohol en gel de medio litro a $399 pesos por unidad, según los datos oficiales; la resolución de la Secretaría de Comercio Interior establece un precio máximo que congela los precios aumentados y con ello el negocio de los ingenios sucroalcoholeros, laboratorios y farmacias. Veamos.
El negocio de los ingenios azucareros y productores de etanol
Jorge Rocchia Ferro, dueño de tres ingenios sucroalcoholeros y titular de la Unión Industrial de Tucumán, asegura que la remarcación de precios se origina en los laboratorios y farmacias. Y que desde los ingenios alcohol etílico se vende a 42 pesos por litro. Poco creíble cuando las denuncias apuntan a que el tambor de 200 litros pasó de un costo de 70 a 250 pesos el litro. Por esta razón los ingenios fueron señalados públicamente por Alberto Fernández como responsables de distintos tipos de avivadas.
Pero supongamos que el alcohol se vende desde los ingenios al precio que asegura Rocchia Ferro. Este insumo es predominante en la fórmula de preparación del alcohol en gel. El precio de costo del alcohol en una botella de 65 mililitros sería entonces de apenas 1,9 pesos. Menos de dos pesos de costo del alcohol. ¿A dónde van a parar los otros 108 pesos que el gobierno establece ahora como precio máximo?
La resolución ministerial fija en 160 pesos la botella de 100 mililitros, pero la lista de precios de algunas farmacias ofrecen por menos plata el doble de la cantidad de alcohol en gel. Otra estafa más de este "control" de precios.
Hay que aclarar a mediados de marzo la Secretaría de Comercio publicó la Resolución 86/2020 para retrotraer los precios del alcohol en gel a los existentes al 15 de febrero. Una resolución que, claramente, no tomaron muy en serio los distintos eslabones de la cadena productiva. Ahora desde el gobierno se proponen un objetivo más modesto: que no sigan aumentando los precios (aunque a eso le llamen una "retracción" de precios o la fijación de precios máximos).
Y es que el negocio es formidable para los ingenios y los laboratorios: Elea Phoenix (laboratorio) pasó de producir 20.000 unidades a fabricar 600.000 unidades en marzo. “En 30 días mas llegaremos al millón de unidades”, señalaban los directivos de la empresa. Para los ingenios sucroalcoholeros incluso el precio de 42 pesos por litro al que dicen vender el alcohol, se ubica muy por encima de los casi 30 pesos por litro al que se vende el bioetanol, un producto con mayor valor agregado, que tiene un mercado asegurado con el cupo establecido por el gobierno para el corte de naftas. El afán de negocios no tiene límites, los mismos ingenios o productores de etanol en base a maíz extorsionan al mismo gobierno para subir el precio del bioetanol. Su voracidad no frena ni con la pandemia.
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"Todo precio es político", es el título del libro publicado el año pasado por el ex Secretario de Comercio, Augusto Costa. Para el caso, la política de precios máximos del gobierno de Alberto Fernández es amenazar en público y garantizar el negocio a un puñado de especuladores que concentran la producción y la distribución de estos insumos necesarios para la prevención del contagio de la enfermedad.
Frente al gobierno que no establece ningún control de precios y solo garantiza máximas ganancias de unos vivos que especulan con la pandemia, hay que exigir la apertura de los libros contables de las empresas que producen y distribuyen estos insumos. Los sindicatos deben ponerse a la cabeza de esta exigencia. La producción de alcohol y las textiles deben ser reconvertidas y declaradas de utilidad pública para que la producción de alcohol en gel e insumos de bioseguridad quede bajo control de los trabajadores y sea distribuida en forma gratuita para los hospitales y barrios más carenciados. A su vez, los sindicatos deben impulsar junto con las organizaciones de consumidores un control de precios independiente del gobierno. Es la única forma de frenar las avivadas de estos miserables.