Ley Bases. Alerta: la trampa que peronistas, radicales y gobernadores ocultan en el Senado Nacional

Por estas horas, el Gobierno nacional intenta acelerar el tratamiento de la Ley Bases y el Paquete Fiscal en el Senado, después de la media sanción que obtuvieran estos proyectos en la Cámara de Diputados.

El objetivo es tener sancionadas cuanto antes estas normas que no traen ningún beneficio para el pueblo trabajador (todo lo contrario, imponen más ajustes como el impuesto al salario, eliminar la moratoria previsional y la reforma laboral, entre otros) y que llenan de beneficios al gran poder económico con el régimen hiperentreguista para las grandes inversiones y el blanqueo de capitales, entre otros tantos ítems.

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También por estos días, hay una mímica de posiciones críticas y semicríticas de distintos sectores de los gobernadores, del peronismo y del radicalismo, que ocultan una maniobra esencial: muchos ponen el eje o tratan de crear la ilusión de que el Senado “corrija” algunos aspectos del proyecto de ley que viene de Diputados. Si esto ocurre, la Ley tiene que “volver” para su tratamiento de las normas a la cámara de origen. Es un gran engaño: como denunció el diputado nacional del PTS-Frente de Izquierda Christian Castillo, “los artículos de la Ley Ómnibus y el paquete fiscal que se rechacen por menos de 2/3 pueden ser repuestos en Diputados por mayoría de los presentes. Si no se rechaza toda la ley es mímica de oposición”.

Los artículos de la Ley Ómnibus y el paquete fiscal que se rechacen por menos de 2/3 pueden ser repuestos en Diputados por mayoría de los presentes. Sino se rechaza toda la ley es mímica de oposición

— Christian Castillo (@chipicastillo) May 8, 2024

Dicho de otro modo: todos aquellos senadores que voten a favor de las leyes en su tratamiento en general pero lo hagan en contra en algunos puntos en particular están ocultando que ese es un gran favor que le hacen al Gobierno nacional de Javier Milei y al gran poder económico, ya que facilitan que por mayoría de los presentes la Cámara de Diputados (que ya votó a favor de estas leyes de ajuste y entrega) sancione la norma tal y como salió de la Cámara Baja. Tanto al peronismo -con sectores completamente ligados a intereses como los mineros o los petroleros-, como al radicalismo que está fragmentado, esta maniobra les sirve para su propia crisis. Un ejemplo podría ser: si los senadores votan en contra del impuesto al salario, pero esa votación no alcanza los 48 votos (dos tercios), cuando la norma “vuelva” a diputados se podría volver a imponer ese impuesto si logra los votos que ya obtuvo el 30 de abril. También es parte central del engaño que la reforma laboral, de este modo, quedaría en pie.

Párrafo aparte merecen las y los senadores del peronismo que dicen oponerse a la ley. Ponen cara de combativos y combativas; son 33 (casi la mitad de la cámara) y algunos hasta hablan de movilizar. Pero no denuncian que los radicales presentan cambios parciales y no hacen menciones más que al pasar de cómo es la trampa que existe si la ley no se cae en su totalidad. Este discurso les permite mantener la apariencia de un "bloque unido" aun cuando existen diferencias y responden a distintos sectores patronales. Mientras un sector defiende abiertamente los intereses de petroleras y grandes mineras, otro apoya los reclamos de las patronales mercado-internistas que cuestionan los enormes beneficios que otorga el RIGI (Régimen de Beneficios a Grandes Inversores).

Con esta ubicación política, actúan también como cobertura de las burocracias sindicales de la CGT y la CTA, que son el otro actor que completa el cuadro: después de borrarse de la lucha y movilización cuando se trataron las leyes en Diputados, dejando que los legisladores voten “tranquilos” semejantes ataques, ahora convocaron a paro nacional para este jueves 9 de mayo.

La medida, en sí misma, tiene un solo objetivo para la burocracia: ser una herramienta de “presión” para ir a negociar y porotear pequeños cambios con los senadores. Para ellos no es un paro en contra de los despidos en el Estado, la construcción y otras ramas. No un paro por paritarias libres, que enfrente la política de Gobierno y patronales de ajustar con el salario. No es un paro en apoyo a duras peleas como las que se dan en el Sutna, la metalúrgica cordobesa WEG y otros sectores. La CGT ni siquiera cuestiona la delegación de poderes que el proyecto votado en Diputados le da a Milei. Una delegación que le permitirá mayores ataques contra los trabajadores y trabajadoras estatales, con más despidos y ataque a las conquistas.

No son pocas las sospechas de que la CGT negoció la reforma laboral con el Gobierno. Así lo explicitó incluso el diputado libertario Ansaloni, aunque Héctor Daer lo desmintió... sin que nadie le crea mucho.

Pero el paro tiene que ser contundente y debemos tomarlo en nuestras manos para demostrar la inmensa fuerza social de la clase trabajadora y construir desde las bases otra perspectiva. Tiene que ser una fuerte respuesta a Milei y su ajuste. A las patronales que bancan este plan. Y debemos imponer que debe continuar con la convocatoria a otro gran paro nacional con movilización de cientos de miles hacia el Senado cuando se traten las leyes. Esa es la única garantía de que caiga toda la ley y derrotar estos ataques reaccionarios. Debe ser también un gran puntapié en el camino de construir la huelga general para derrotar todo el plan de Milei. Para imponer ese camino, es necesario organizarse desde las bases, con asambleas en cada lugar de trabajo, de estudio y en cada barrio, coordinando también a los sectores democráticos y combativos. Ya son miles también las personas que están firmando el petitorio exigiendo “¡Paro y movilización el día que se trate la Ley Bases y Fiscal en el Senado!”.

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