Se cumplen hoy 250 años del nacimiento del europeo que mejor conoció América en su época, el científico influyente, el enemigo del colonialismo y el precursor de una visión profundamente ecológica de la relación entre los seres humanos y la naturaleza.

Santiago Benítez Dr. en Biología - Conicet - @santiagombv1
Sábado 14 de septiembre de 2019 15:27
Humboldt, Bonpland y sus guías al pie del Volcán Chimborazo. Cuadro de Friedrich Georg Weitsch
La actual destrucción de la Amazonia por el fuego producirá una alteración del régimen de lluvias, y habrá más meses de estación seca en las regiones pampeana y chaqueña de Argentina. Los glaciares de montaña en los Andes tropicales se están derritiendo a un ritmo alarmante: solo en el volcán Chimborazo retrocedieron un 20% desde 1980. El último glaciar de Venezuela, llamado precisamente Humboldt, desaparecerá en pocos años. Las mismas regiones que sufrieron el colonialismo, la esclavitud y la imposición de monocultivos, son las que ahora ahora sufren las consecuencias del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y un modelo extractivista. Ya no es posible concebir el clima como separado de un sistema económico injusto, toda la naturaleza está conectada.
Hace exactamente 250 años, un 14 de setiembre de 1769, nacía en Berlín Alexander von Humboldt, cuyas ideas aún hoy nos ayudan a entender estas conexiones. El científico natural más importante de su época, un enamorado de las montañas, el amigo de Goethe y Bolívar. Fue un feroz crítico del colonialismo, la desigualdad y la esclavitud, pero al mismo tiempo se desempeñó como chambelán de la corte de dos reyes prusianos, acordó no criticar al gobierno del zar durante su viaje a Siberia y sus estudios de geografía sirvieron para la guerra de Estados Unidos contra México. Ya anciano, sin embargo, desfiló a la cabeza de la procesión funeraria de los revolucionarios alemanes caídos en 1848. Sus ideas influyeron enormemente sobre la ecología, la biología evolutiva, la geología y la climatología, pero su escritura bella y poética se ha vuelto una rareza para los científicos. Muchas publicaciones recientes, en particular “La Invención de la Naturaleza” de Andrea Wulf, y números especiales en revistas científicas están rescatando este legado.
En 1799 Humboldt consiguió lo que parecía imposible, la autorización del rey de España para visitar las colonias españolas en América junto al botánico Aimé Bonpland. El propósito de su viaje era descubrir cómo “todas las fuerzas de la naturaleza están entrelazadas y entretejidas” un concepto que él bautizó como Naturgemälde. Se anticipó así a la idea de Darwin de un “banco enmarañado” de conexiones y también reconoció que los organismos tenían una influencia recíproca en el ambiente. Particularmente, notó que los seres humanos forman también parte de esta red. En el lago de Valencia, en Venezuela, observó que la desaparición de la vegetación circundante estaba provocando un descenso del lago, y al mismo tiempo la lluvia arrastraba la tierra suelta formando inundaciones repentinas. Sus observaciones sobre la desaparición de los bosques y las alteraciones de los ciclos climáticos se repitieron innumerables veces. La deforestación ya era motivo de preocupación económica en Europa, pero por la falta de madera para la construcción, la industria naval y las fábricas, antes que por motivos ambientales.
Tableau Physique (detalle). Ensayo sobre la geografía de las plantas, 1805.
Después de explorar Venezuela y de visitar al botánico español Celestino Mutis en Bogotá, se dirigió a Ecuador con la obsesión de escalar el volcán Chimborazo, que con más de 6200 metros era en ese momento considerado la montaña más alta del mundo. Su visita a esta y otras montañas lo inspiró para ilustrar su Naturgemälde, en lo que ahora llamaríamos una infografía. Su Tableau Physique es hasta ahora uno de los diagramas más influyentes en la historia de las ciencias ambientales. Sobre la montaña, se indican las ubicaciones de cada formación vegetal que Humboldt encontró en su ascenso al Chimborazo (aunque es muy probable que haya “llenado los faltantes” con datos del vecino volcán Antisana), a los costados pueden encontrarse datos de temperatura, humedad, diferentes mediciones y comparaciones con otras montañas. Este año, un estudio científico publicado en la revista PNAS utilizó los datos de la Tableau Physique para averiguar si, 215 años después, el calentamiento global había llevado a un cambio en la distribución de las especies de plantas en la zona. Reveló que las zonas de vegetación se habían corrido unos 211 a 260 metros hacia arriba. La visión de Humboldt fue revolucionaria, en vez de meramente presentar una clasificación de las plantas que encontraba, como hacían los naturalistas de su tiempo, mostró las relaciones de las platas con el clima y la geografía, estableció la idea de “pisos altitudinales” de vegetación en las montañas y también la de “franjas de vegetación” latitudinales en todo el planeta.
Los escritos de Humboldt, producto de su viaje por América, tuvieron consecuencias mucho más allá de lo científico. La opinión predominante en la época impuesta, entre otros, por el naturalista Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, sostenía que en el Nuevo Mundo plantas, animales e indígenas eran versiones “degeneradas” de sus equivalentes en en Viejo Mundo. Humboldt se encargó de demostrar lo contrario, educando a los lectores europeos sobre las bellezas del Nuevo Mundo y mostrando a menudo un gran respecto por los conocimientos de indígenas y comunidades locales, a quienes consideraba igualmente capaces que los europeos para las capacidades científicas y de quienes se sorprendió por la variedad de sus idiomas y porque éstos incluían “los conceptos más abstractos”. Simón Bolívar, quien había conocido y se había hecho amigo de Humboldt en Europa, no sólo encontró utilidad en sus trabajos geográficos durante sus campañas, sino una fuente de inspiración para sus propios escritos, mostrando a los americanos motivos para estar orgullosos de su continente. Humboldt incluyó en el Ensayo Político sobre el Reino de la Nueva España (actual México) profundas crítica a las consecuencias del colonialismo sobre el ambiente, a las condiciones de trabajo en las fábricas, minas y en la agricultura: "México es un mendigo sentado sobre una montaña de oro", afirmaba. Llegó a la conclusión de que el futuro del Nuevo Mundo se encontraba en la agricultura para el mercado interno y no en la minería ni en el monocultivo, una opinión que compartía con su amigo, el entonces presidente de Estados Unidos Thomas Jefferson, a quien sin embargo también criticaba por mantener un sistema esclavista.
Humboldt fue un excelente comunicador de la ciencia, a través de obras destinadas a todo público. Su Narrativa Personal (Viajes a las Regiones Equinocciales del Nuevo Mundo) inspiró a los viajeros y acompañaba a Darwin, que a los 22 años y a bordo del Beagle, se proponía repetir sus pasos. Igualmente famoso fu su serie Cosmos, escrita en los últimos años de su vida. A sus clases públicas acudían cientos de personas, notablemente mujeres que en aquel momento tenían vedados los estudios universitarios. Una pequeña muestra de su influencia más allá de la ciencia incluye artistas, escritores y poetas como Frederic Edwin Church (quien pintó “En el Corazón de los Andes”), Herman Melville, Henry David Thoreau, Margaret Fuller, Karl Bodmer, Julio Verne, Aldous Huxley, Ralph Waldo Emerson, Edgar Allan Poe y Walt Whitman. Los inicios del movimiento ambientalista en Estados Unidos también se beneficiaron de su obra, sobre todo a través de la obra de George Perkins Marsh, Hombre y Naturaleza, que constituyó un desafío a la creencia estadounidense en el progreso continuo.
La visión de Humboldt fue profundamente humanista en una época donde la esclavitud florecía en el mundo y la revolución industrial se imponía. Se adelantó a su tiempo mostrando cómo los seres humanos influyen en el mundo natural a escalas locales, regionales y globales, mostrando el proceso coevolutivo entre los seres humanos y la naturaleza. Su legado sigue moldeando nuestra manera de comprender esta relación.

Santiago Benítez
Dr. en Biología. Investigador del Conicet. Militante del Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).