Se abre el ciclo político y la primer sesión de control al gobierno de Sánchez signada por la renuncia de Montón el martes por la noche dio que hablar y deja al desnudo a un régimen podrido.
Miércoles 12 de septiembre de 2018
Foto: EFE / Juan Carlos Hidalgo
Tras la dimisión de la Socialista Carmen Montón al frente de Sanidad tras el escándalo de las irregularidades de su master en la universidad Rey Juan Carlos, la presión aumentó sobre la cabeza de Pablo Casado quien se encuentra en un aprieto aun mayor que la ministra dimitida.
De hecho desde el PP no se pidió la dimisión de la ministra socialista durante la crisis y, temiendo su caída, se apresuraron a remarcar las diferencias entre ambos casos adelantando además que Casado no dimitiría si fuera imputado por los delitos de cohecho y prevaricación por irregularidades en su máster. Cuestión que aún está pendiente de decisión por parte del Tribunal Supremo.
Pablo Casado se ha estrenado al frente del PP en el hemiciclo en la primera sesión de control al gobierno, y aunque se esperaba que saltaran las chispas entre éste y Sánchez, ha sido Rivera quien ha crispado la sesión.
"La dimisión de la ministra se suma a la del ministro de Cultura, a lo que está pasando en Cataluña, a la desaceleración económica... España no está para seguir hablando de un curso de doctorado de hace diez años. El PP está en lo importante", ha sostenido Casado. Lo que no impidió que su portavoz, Dolors Montserrat, poco después pidiera explicaciones a Sánchez públicamente en conferencia de prensa.
Albert Rivera, al frente de la formación naranja y saltándose el reglamento del Congreso, ya que no era la pregunta que había registrado su formación, interpeló a Sánchez sobre el “veto del Gobierno a la ley de Universidades antiplagio y contra la corrupción que obligaría a publicar las tesis doctorales”.
En su claro intento de hacer sangre, Rivera sostuvo que “hay dudas razonables” sobre la tesis doctoral del presidente Sánchez y que este “ha ocultado su tesis”, exigiendo ya de paso que la haga pública. Esto en parte parecía liberar la presión sobre Casado, poniendo a Sánchez en el foco del debate. Un favor más de la formación naranja para con el PP.
No obstante, el PSOE, quien acumula dos dimisiones en su gobierno en menos de 100 días, intentó desviar el ataque de Rivera hacia el PP exigiendo la dimisión de Casado por las irregularidades sobre su máster.
Todos se empeñan en demostrar que su caso no es parecido al del otro, y aunque las irregularidades en realidad son distintas y las titulaciones también lo fueran en los casos de Montón, Cifuentes y Casado, hay un hilo conductor.
Todos fueron ofertados y organizados por Enrique Álvarez Conde al frente del Instituto de Derecho Público (IDP). Conde había sido aupado por el PP con su llegada al gobierno en el 96 como director general del instituto Nacional de Administración Pública (INAP) antes de desempeñar su actual cargo.
Pablo Iglesias, quien se reincorporó tras su paternidad, ha pasado desapercibido y sin protagonismo ninguno en esta jornada. No es de extrañar que no tenga nada para decir y prefiera estar en un segundo plano cuando se pone en entredicho a la casta universitaria de la que muchos de ellos proceden.
Y es que esta casta está al servicio de un Estado y este Estado en manos de un personal político al servicio de una clase.
Estos casos de fraude y corrupción dan cuenta, nuevamente, de la podredumbre de este régimen y su personal político, en donde la corrupción y el caciquismo es una práctica extendida. No es de extrañar, ya que esta casta recibe sueldos millonarios y toda una serie de prebendas que los elevan por encima de las grandes mayorías y sus necesidades, como recompensa por legislar y gobernar a favor de los banqueros y empresarios contra los trabajadores y el pueblo.
La universidad, como parte de este engranaje, ha agudizado su carácter de mercadeo del conocimiento al servicio de la patronal más concentrada y sus empresas. El Plan Bolonia, la Estrategia 2015 y el 3+2 forman parte de un proceso de privatización de la universidad pública que ha avanzado.
Los lamentos de Rivera, quien fue el protagonista de la jornada política, “por el bien de la educación pública en España” no solo llegan tarde sino que son más falsos que billete de 7 euros.
Lo que muchos denominan como “mastergate” es una burla a miles de estudiantes que hacen un esfuerzo para pagar las abusivas tasas que se han ido incrementando en la universidad pública, para incluso después acceder a un trabajo precario. Ni hablar ya de los miles que han sido expulsados de la misma, en especial los hijos e hijas de las familias de clase trabajadora.
Este régimen decadente de democracia para ricos heredera del franquismo, en su intento de perpetuarse, solo trae represión, precariedad, atraso y corrupción.
Es necesario oponerle la lucha en las calles de la clase trabajadora de los pueblos del Estado y los oprimidos por verdaderas asambleas constituyentes libres y soberanas que permitan decidirlo todo.