Martes 23 de febrero de 2021
Andrés Allamand, ministro de Relaciones Exteriores, habló al Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre el manejo del gobierno en la pandemia y también de las protestas durante la rebelión popular de 2019.
"En octubre del año 2019 Chile, pese a su trayectoria de 30 años de progreso económico, avance social, estabilidad democrática y respeto a los derechos individuales, vivió un estallido social con jornadas de protesta y movilizaciones masivas que derivaron en una grave crisis política", fueron las palabras del canciller.
Ahora, "a más de un año, Chile ha recuperado su normalidad gracias a un proceso democrático e institucional. Mediante un plebiscito los chilenos decidieron reemplazar la actual Constitución a través de una Convención Constituyente", explicó.
Desde la vereda de quienes manejan el poder político y económico del país, estos 30 años fueron un paraíso, como demuestra el ministro Allamand, sin embargo, desde la perspectiva de las grandes mayorías, quienes durante la rebelión plantearon la consigna de “no son 30 pesos, son 30 años”, todo ese tiempo no fue más que una profundización del sistema impuesto a punta de fusiles y asesinatos durante la dictadura, es decir, un sistema de saqueo a los recursos naturales por parte de los empresarios, donde estos -hasta el día de hoy- se siguen enriqueciendo a costa del sudor de la frente de nuestras familias, mientras ellos están en sus cómodas mansiones en los barrios altos del país.
Sin embargo, como bien sabemos, ha habido un retroceso de la lucha en las calles. Retroceso que se explica principalmente por la pandemia, aún así, las protestas en los distintos lugares no han cesado, como podemos ver por ejemplo todos los viernes en Plaza Dignidad, o como ha habido a pesar de todo en distintas circunstancias del último tiempo, como lo fueron las protestas del hambre en mayo del año pasado, las protestas por que se aprobara sacar los 10% de los fondos de AFP, las protestas por la libertad de los y las presas políticas de la revuelta, etc.
Pero para el ministro Allamand y el gobierno la normalidad es que hayan disminuido las protestas, les favorece que en realidad no haya cambiado nada con la rebelión que tenemos en el cuerpo, pues no se consiguió la educación gratuita y de calidad que gritabamos los jóvenes en las calles, no se consiguió acabar con las Afp y sus pensiones de hambre, ni una salud digna para las personas. Esa es la “normalidad” para los ricos, que ellos sigan enriqueciéndose a costa de la miseria del pueblo trabajador, mientras que a quienes nos manifestamos nos siguen reprimiendo, incluso tan solo el viernes recién pasado los pacos atropellaron a un jóven y causaron daño ocular a una profesora en Plaza Dignidad. Tampoco hay que olvidar a todos los presos políticos que aún existen, aunque ya han ido cayendo varios montajes.
Y es precisamente por ese proceso “democrático e institucional” al que se refiere el ministro es que no se pudieron conseguir esas reivindicaciones, pues, el 15 de noviembre del 2019, tras la jornada de Paro Nacional de tres días antes -donde 25 de los 27 principales puertos paralizaban, así como el 90% de los docentes y un 80% del sector público-, se reunieron desde la UDI al Frente Amplio para pactar el criminal Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, un desvío histórico de la movilización que selló la impunidad de Piñera y de todos los violadores de derechos humanos.
De la pandemia
Con respecto a la situación de la pandemia, Allamand dijo que "la primera preocupación del gobierno fue resguardar la salud de sus habitantes adoptando múltiples medidas para proteger a la población, la que aún en los momentos más críticos siempre dispuso de atención de urgencia en el sistema hospitalario".
"El Gobierno actuó rápidamente en las áreas sanitaria, social y económica adoptando diversas medidas para cautelar la vida y la salud de las personas", finalizó.
Cualquiera puede darse cuenta que las palabras del ministro son de una hipocresía enorme, ya que al gobierno nunca le interesó resguardar la salud de nadie, aplicó medidas tardías, nunca siguió las recomendaciones de los expertos, etc., no olvidar por ejemplo, la ridícula frase de Mañalich diciendo que el virus se podía volver “buena persona”. Por otra parte, lo único que hizo durante toda la pandemia fue cuidar los bolsillos de los empresarios, donde la principal medida de ataque a la clase trabajadora fue la aprobación de la “Ley de Protección al Empleo” que fue aprobada desde la UDI hasta el Partido Comunista, y que provocó millones de despidos y suspensiones.

Benjamín Vidal
Periodista - Universidad de Chile