Sábado 15 de noviembre de 2014
Imagen: Libertador Hoy
En horas de la mañana del viernes 14, se llevaron adelante allanamientos en la Regional 7 de la policía de la provincia, seccional que se encuentra en el populoso barrio Alto Comedero de San Salvador de Jujuy y que estaría implicada en el funcionamiento de un local nocturno donde se habían liberado a 45 mujeres víctimas de trata. Estos allanamientos se extendieron en otras comisarías, la Brigada de Investigaciones y la misma Central de la policía provincial.
El pedido de allanamiento fue realizado por el Fiscal Federal Pablo Pelazzo (quien también toma el caso del genocida Pedro Blaquier), por orden de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas. Sin embargo como afirmaron medios locales, el fiscal general y la Procuraduría se negaron a dar detalles de la investigación y crean un gran hermetismo.
Las relaciones entre las redes de trata, la policía de la provincia y el mismo gobierno provincial, fueron muchas veces denunciadas por familiares de víctimas de trata, donde resonaron los casos de las chicas quiaqueñas desaparecidas, como también el intento de secuestro de Nuria Nieva, estudiante universitaria de San Salvador. Estos y otros casos llegaron a tener un amplio repudio de la comunidad jujeña y,a partir de importantes movilizaciones, muchas chicas secuestradas fueron liberadas.
La relación del gobierno había quedado al desnudo cuando desde los medios masivos de comunicación llamaban a la calma y a desestimar la gravedad de la desaparición de jóvenes, aludiendo supuestos fugas de hogar y haciendo el proceso de criminalizar a la víctima.
El negocio de la trata sigue siendo un gran látigo social que pega a las mujeres en todo el país, pero sobre todo en las provincias fronterizas, como Jujuy y Salta, donde fue muy conocido el caso del intendente de Salvador Mazza, que fue detenido por ser partícipe de la redes de trata de su zona.
Mas allá de las investigaciones de la justicia, que puede poner al desnudo o llegar a encubrir estos lazos entre los diferentes poderes del Estado con la trata de personas, la movilización de mujeres y familiares mostró un camino por el cual se puede empezar a desmantelar estas redes, que significan la opresión y esclavitud sexual de miles de mujeres en Sudamérica y el mundo.