Una historia que se repite, una película con guión ya escrito. La empresa italiana de telecomunicaciones Almaviva Contact impone despidos masivos con la complicidad del Estado.
Miércoles 18 de enero de 2017
La histórica empresa desarrolla principalmente actividades de call-center no solo en Italia sino también en el exterior – Bélgica, Rumania, Brasil, Estados Unidos, Colombia, Túnez y Sudáfrica.
Ninguna mediación ha sido aceptada por parte de los trabajadores y trabajadoras de la planta de Roma que el 27 de diciembre han recibido los telegramas de despidos como respuesta a la negación de firmar un acuerdo entre gobierno, sindicatos y empresa.
El acuerdo preveía para los trabajadores un plazo de tiempo de tres meses de asistencia de ingresos por parte del Estado (CIG – Cassa Integrazione Guadagni) a cero horas por el mes de enero, al 70% por febrero y al 50% en el mes de marzo.
Durante este plazo de tiempo que sirve para postergar el despido de los trabajadores, el sindicato hubiera tenido que aceptar la posibilidad de una reducción del costo del trabajo (a través de la cancelación del avance de antigüedad y reducción de las categorías) y la introducción de dispositivos de control individual a fin de monitorear el nivel de productividad.
Se trata entonces de un acuerdo que no evita la posibilidad de despido, sino que vincula a los trabajadores a la retórica de la necesidad de realizar sacrificios a fin de ayudar a una empresa en condición de supuesta crisis económica, pero que por otro lado realiza grandes inversiones en Brasil, donde el costo horario de la mano de obra resulta más bajo que en Italia.
En síntesis, en medio de un proceso de internacionalización de las actividades productivas, los trabajadores empleados en los sectores de más bajo valor agregado y más sujetos a la competencia de costo internacional, son los primeros en pagar el precio de una política empresarial motivada exclusivamente por la reducción de costos de producción.
Se trata de una dinámica evidente sobre todo en los países de la periferia Europea como Italia, España, Portugal y Grecia, que más han sido afectados por la crisis económica y financiera de 2008 a través de una reducción de la base productiva de más del 20% en Italia (datos: Eurostat UNECE 2008-2013).
Frente a la propuesta de este tipo de acuerdo que no anulaba los despidos sino que los postergaba, los trabajadores y trabajadoras de la planta de Roma a través de sus RSU (Rappresentanze Sindacali Unitarie di base) han rechazado con mucha convicción este acuerdo infame. No así en la planta de Nápoles, donde el acuerdo ha sido aceptado.
En la noche del 21 de diciembre, el Gobierno ha dividido los exitos de las consultas de las dos plantas, aunque las RSU de la planta de Nápoles son solo 8 contra las 21 de Roma. Por lo tanto Nápoles acepta el acuerdo de los tres meses, prolongando la agonía pagada con dinero publico, mientras que Roma se queda afuera y al día siguiente llegan los telegramas de despido.
El 22 de diciembre se abre una fase dramática para los trabajadores de Roma: por un lado los medios difunden la idea del salvataje operado por el Estado de la planta de Nápoles y por otro lado los delegados sindicales de Roma son acusados de irresponsables.
A pesar de la agresión mediática, el 44% de los trabajadores y trabajadoras sigue sosteniendo un NO al acuerdo propuesto, aún cuando el 23 de diciembre se abrió la posibilidad de un nuevo encuentro en el Ministerio de Economía. En un contexto de desempleo galopante -hasta el 40% en el sur para los jóvenes-, un mensaje de resistencia profunda y de coraje llega desde la planta de Roma.
El sábado 21 de enero, a las 15:00 horas los trabajadores y trabajadoras de Almaviva llaman a una movilización contra la explotación y por la dignidad del trabajo. La convocatoria a la movilización y la apelación en italiano se pueden seguir en https://www.facebook.com/comitatoexalmaviva?__mref=message_bubble