Mientras continúa la falta de recursos en sanidad y educación pública, la luz sigue subiendo sin freno dejando a miles de familias en situaciones de vulnerabilidad, la nueva reforma laboral de Yolanda Díaz no acaba ni de lejos con la precariedad y continúan los desahucios, podemos ver una de las principales preocupaciones de la derecha madrileña: la bandera de España.
Lunes 14 de febrero de 2022
Si sumamos todos los gastos por instalar banderas tan solo durante la legislatura de Almeida en los barrios de la capital nos da la friolera cantidad de casi 600.000 euros. Estas banderas, pagadas por supuesto con dinero público, no han hecho más que multiplicarse desde que la derecha de Almeida entró en Madrid. Y es que el ayuntamiento ya no se contenta con renovar y colocar banderas en edificios institucionales, donde la constitución del Régimen del 78 dicta que se tiene que colgar la enseña nacional, sino que más de la mitad del gasto corresponde a banderas extraoficiales.
Además, los presupuestos que se destinan a hacer gala de su patriotismo han ascendido potencialmente en los últimos tres meses, dado que solo las banderas de España de 18 metros de largo que acompañaban a las luces de Navidad por todo Madrid fueron más 300.000 euros. A esto se le suma los más de 3 millones y medio de euros que Almeida gastó por la iluminación navideña.
También se debe señalar las costosas obras que se dieron en todo el 2020. Tan solo por poner un ejemplo, para instalar una enorme bandera en mitad de una rotonda de Fuencarral se extrajo de las arcas públicas 17.000 euros en diciembre de 2020, recordemos, en pleno repunte de la segunda ola de Covid-19. ¿Cómo cuesta tal cantidad de dinero una bandera? ¿Es esta una fórmula para luchar contra la pandemia? Está claro que no, pero ya hemos visto esta receta de la derecha varias ocasiones, como cuando colocaron miles de banderitas de España en una playa valenciana en homenaje a las víctimas de covid-19. Una fórmula que pasa por no reforzar la sanidad, defender las patentes de las vacunas a capa y espada poniendo los intereses económicos de las farmacéuticas por encima de nuestras vidas, pero reforzar un sentimiento patriótico reaccionario para justificarse.
De la misma forma es preciso recordar que a principios del año pasado Almeida subvencionó con 12.500€ una iniciativa para renovar las banderas de los balcones, maquillándolo como un “proyecto artístico”. Según esta, cualquier vecino de la capital podía solicitar una nueva bandera para sustituir a la que ya tiene colocada en su balcón. El autor de esta iniciativa tildaba de lamentable el estado de las banderas, que “daba una imagen de España peyorativa”.
Esta es una bonita metáfora de la política de la derecha, pero también un claro avance reaccionario sobre la vida pública al que la izquierda institucional se suma. Ya hemos visto cómo Pablo Iglesias pretendía, no sólo apropiarse de ella y del discurso patriótico, sino que también ¡pedía al PP y VOX que no se apropie de la Monarquía!
Sin embargo la bandera rojigualda no se puede entender como un símbolo neutro, sino que este y el patriotismo es uno de los garantes de este régimen y estado burgués para mantener la explotación de una clase por otra. Por esto necesitamos construir otra izquierda, que no se rinda ante los avances de la derecha y extrema derecha, ni que entre a discutir en sus términos reaccionarios, ni que pelee por apropiarse la Monarquía para ganar una supuesta “batalla cultural”, porque eso es precisamente lo que le da alas y provoca que la derecha gane terreno.
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