Ayer lunes, la Confederación Nacional de Dueños de Camiones de Chile, encabezada por el empresario Juan Araya, sostuvo una reunión con el ministro del Interior Víctor Pérez, p
Martes 11 de agosto de 2020
Sin duda entre el ministro Pérez y el representante de los dueños de camiones, el empresario Juan Araya, tienen acuerdo en que la forma de enfrentar al pueblo mapuche no es cediendo ni un milímetro a sus demandas sino que es mediante el fortalecimiento de los mecanismos de control y represión, por tanto esta “llamada de auxilio del gremio camionero” le viene de perilla al gobierno ya que funciona como una base, un punto de apoyo desde la sociedad civil para incrementar los niveles represivos, con el falso e hipócrita discurso de “acabar con la violencia y/o los violentistas”
Por el momento, dada la situación crítica de la economía en el país, Juan Araya descartó un paro de camioneros, pero hizo un llamado para frenar los “hechos de violencia” en la región de La Araucanía.
“Si el señor ministro no cumple y no termina con los actos de delincuencia en el sur de Chile y en el país, lamentablemente vamos a tener que informar a nuestras bases, las que seguramente determinarán paro nacional”, dijo José Villagrán de la Federación de Camiones del Sur.
No hay duda que la derecha y el gobierno saben del amplio respaldo popular que tiene la causa mapuche, por eso entienden que no les basta con fortalecer el aparato represivo, multiplicando los allanamientos y militarizando aún más la zona. A la vez, se alarman al ver que ya no son comunidades particulares, sino que es un movimiento que cuenta con el respaldo transversal de las comunidades y la sociedad.
Es por esto que la misión de Víctor Pérez es profundamente política, ya que no solo fue al sur a “aleonar” a los grupos de extrema derecha y latifundistas, sino que los fue a convencer políticamente de que si no entraban en escena, solo con más policía militarizada no podrán hacerle frente al movimiento mapuche y sus aliados.
Ante esta situación, para el gobierno era profundamente necesario mover sus propios “volúmenes de fuerza” y qué mejor que sus bases proto fascistoides y el gremio camionero. Incluso, les encantaría poder movilizar a sectores de obreros forestales alimentando sentimientos racistas en contra del pueblo mapuche.
Por eso, ahora más que nunca el debate de qué sectores están en disputa para convertirse en aliados estratégicos de la causa mapuche o en “base de reserva” de los sectores patronales es muy importante. Durante la rebelión popular, un amplio sector del pueblo mapuche también salió a la calle a repudiar la herencia pinochetista que tanto los golpeó durante ese oscuro periodo dictatorial. Por causa de esto, ahora hay que pensar como las columnas y combatividad del movimiento mapuche se ensanchan y fortalecen con destacamentos de sectores de las ciudades: jóvenes, mujeres, trabajadores, obreros forestales y de la industria, etc.
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Está claro que el gobierno por sí solo no podrá vencer, pero que el movimiento mapuche por sí solo tampoco lo hará. Ahora es el momento de que los grandes sindicatos de la zona y las federaciones estudiantiles llamen a materializar la unidad necesaria para vencer, ya no basta con pedir que se respete el convenio 169, el que el Estado chileno nunca ha respetado, ni bajo los gobiernos de la vieja Concertación, ni de la ex Nueva Mayoría, mucho menos ahora.
Por eso debemos partir por exigir la liberación total de todxs los presxs políticxs mapuche e imponer mediante la fuerza de la movilización en el marco del proceso constituyente la exigencia histórica por el derecho a la total autodeterminación de los pueblos oprimidos por el Estado de Chile como lo es el hermano pueblo mapuche y la devolución de los territorios ancestrales.
No podemos permitir que este proceso constituyente amañado en las alturas de este régimen político corrupto, resulte en una relegitimación del Estado capitalista por sobre la nación Mapuche.
Hoy no solo es necesario, sino que es imperativo fortalecer la alianza obrera y popular con el movimiento mapuche, única fuerza capaz de sacar a los y las capitalistas de los territorios ancestrales, de conquistar una Asamblea Constituyente realmente Libre y Soberana, junto con barrer toda herencia del pinochetismo y el capitalismo neoliberal.