Si se mantienen las condiciones actuales, señala la Organización Panamericana de la Salud, la cifra bordearía los 438 mil fallecidos. Además incluye un pronóstico para Chile: dentro de los próximos 15 días debería llegarse al peak de contagios. No podemos permitir que el gobierno nos empuje a esta catástrofe sanitaria, donde el pueblo pone los muertos: ¡Vamos por un plan de emergencia para que la crisis la paguen los grandes empresarios!
Miércoles 1ro de julio de 2020
Sin no se toman medidas en base a “datos epidemiológicos detallados”, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte que el número de muertos en América Latina superarían largamente los 400 mil hacia el mes de octubre, y la cifra se dispararía a 627.000 decesos si se incluye a Estados Unidos.
En ese marco señalan que Chile tendría su peak en los próximos 15 días al igual que Colombia, mientras que para Argentina, Bolivia, Brasil y Perú este llegaría durante el mes de agosto.
Ahora bien, desde la OPS señalaron que "Es importante enfatizar que estas proyecciones se cumplirán solo si persisten las condiciones actuales. Los países pueden cambiar estas predicciones si toman las decisiones correctas e implementan estrictas medidas probadas de salud pública.”
A estos elementos se le suman otros “desafíos” según la OPS como la llegada de la gripe estacional al cono sur producto del inicio del invierno, lo que dificultaría más todavía el funcionamiento del ya colapsado servicio sanitario público en la mayoría de los países de América Latina.
En Chile como en todo el continente los gobiernos capitalistas han empujado a que esta crisis la pague el pueblo trabajador, como hemos visto especialmente en situaciones brutales como las acontecidas en Ecuador con cadáveres en las calles o en Brasil, con el fascista y negacionista Jair Bolsonaro.
En el país Piñera y su línea de salvaguardar la ganancia empresarial a toda costa han llevado a esta catástrofe sanitaria, donde al momento de escribir esta nota se contabilizan casi 280 mil contagios.
Frente a esto, es necesario pelear por un programa de emergencia para que los costos de esta crisis sanitaria no los pague el pueblo trabajador. Para eso es necesario impulsar testeos masivos a toda la población de riesgo, a los trabajadores de sectores esenciales y para quienes tengan riesgo de contagio por contacto.
A su vez es necesaria la apertura de residencias sanitarias de calidad, masivas y gratuitas para todas las familias que no puedan llevar adelante un confinamiento sin hacinamiento.
Y porque las vidas de las familias trabajadoras importan más que las ganancias de los grandes empresarios es necesario el cese de todos los sectores no esenciales con el pago íntegro del salario a sus trabajadores.
Finalmente, hay que asegurar un salario de emergencia mínimo igual a 500 mil pesos para todos quienes hoy no puedan trabajar, estén cesantes o sean informales.
Todas estas medidas podrían financiarse si instalamos una serie de medidas que afecten las ganancias de los grandes empresarios, partiendo por un impuesto extraordinario a las grandes fortunas, y avanzando a una salida de conjunto que integre la nacionalización del cobre bajo gestión de sus trabajadores, sin pago a sus actuales propietarios, para financiar todas estas urgentes medidas.
¡Que la crisis no la pague el pueblo trabajador, que la paguen los grandes empresarios!