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Anasse Kazib #2022: una campaña anticapitalista y revolucionaria en Francia

Révolution Permanente

Anasse Kazib #2022: una campaña anticapitalista y revolucionaria en Francia

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Apuntes sobre una campaña militante, anticapitalista y revolucionaria para la reconstrucción de la extrema izquierda en Francia.

La segunda vuelta de las elecciones francesa solo permite elegir entre a la derecha liberal de Macron y la extrema derecha de Marine Le Pen. Pero, como vienen denunciando los estudiantes que han ocupado varias universidades en los últimos días, allí no hay elección progresiva posible. Porque gane quien gane, será un gobierno contrario a los intereses de los jóvenes, las mujeres, las migrantes y la clase obrera. La clave, en el próximo período, pasará por preparar la movilización y la organización para volver a recuperar las calles.

Mientras se esperan los resultados de la elección presidencial, presentamos aquí un balance de la campaña política llevada adelante por Anasse Kazib y Révolution Permanente en los meses previos. La campaña de Révolution Permanente ha conseguido hacer aparecer una postura independiente desde la extrema izquierda, así como dialogar con amplios sectores de trabajadores, la juventud y las clases populares. Hacemos balance de esta importante experiencia llena de lecciones y promesas para el futuro.

Los inicios de la campaña Anasse Kazib 2022

La idea de la candidatura de Anasse Kazib a las presidenciales nació originalmente como una propuesta en los debates internos del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), organización donde Révolution Permanente era una corriente pública. Tras dos campañas de Philippe Poutou en 2012 y 2017 era evidente que hacia falta “pasar el relevo”. Por otra parte, la oleada de lucha de clases, abierta en 2016, había hecho emerger una nueva generación militante, insertada en el seno del movimiento obrero y las revueltas populares como los chalecos amarillos, así como en los movimientos antirracistas, feministas, LGTB o ecologistas.

Anasse tenía la ventaja de encarnar perfectamente este fenómeno. Ferroviario de 34 años proveniente de una familia de inmigrantes marroquíes, se politizó durante el movimiento contra la ley del Trabajo en 2016 y se incorporó a Révolution Permanente y al NPA en 2017. Durante el quinquenato de Macron ha estado presente en todos los combates: desde la gran huelga contra la reforma ferroviaria en 2018 a ser la cabeza visible de la coordinadora “Intergare” que agrupaba a ferroviarios de diferentes estaciones, una agrupación que trataba de desbordar el marco de la huelga fragmentada impuesta por las direcciones sindicales. Ha participado en la lucha contra la reforma de las pensiones, con la coordinadora RATP-SNCF, así como en la exitosa huelga de las y los trabajadores de Onet, en el movimiento de los chalecos amarillos a través del Polo Saint-Lazare. Además tiene lazos con el movimiento antirracista y el movimiento contra la violencia policial. También tenía experiencia como polemista en televisión, participando en el programa “Les Grandes Gueules” durante dos años, y se enfrentó en múltiples polémicas a políticos del régimen en el marco de las diversas reformas de Macron.

Si la oleada de huelgas abierta en 2009 hizo emerger figuras de nuestra clase como Xavier Mathieu o Mickaël Wamen, era evidente que Anasse aparecía, junto a perfiles como Assa Traoré y algunos chalecos amarillos, como una de las nuevas figuras nacidas a partir de la oleada de luchas abierta en 2016. Por tanto, la propuesta de su candidatura marcaba también una decisión de orientación: ruptura con la orientación de adaptarse al programa de la Francia Insumisa (el partido de centroizquierda de Melenchon), para plantear una candidatura abiertamente revolucionaria que expresara las de la lucha de clases.

La decisión de la dirección del NPA fue por desgracia la opuesta a esta. Trataron la propuesta de candidatura de Anasse como un “ataque contra el partido” que sirvió de excusa para expulsar a 300 militantes y simpatizantes de Révolution Permanente dos meses más tarde . Tomaron inmediatamente la opción conservadora de una tercera candidatura de Poutou que nadie quería en realidad, comenzando por el principal interesado, que no logró más que el 52% de los delegados en la Conferencia Nacional, a pesar de que con la expulsión de Révolution Permanente no había propuesta alternativa de candidato

Una vez expulsados del NPA tomamos la decisión de oficializar la candidatura de Anasse Kazib, convencidos de que representaba una cuestión de fondo y planteaba el germen necesario para una renovación de la extrema izquierda, que se había perdido de forma general la oleada de luchas abierta en 2016. Éramos conscientes de que lograr superar las 500 firmas requeridas por la justicia electoral francesa podía resultar un obstáculo demasiado difícil para una corriente que acababa de constituirse. Más aun cuando presentaba a un joven obrero proveniente de la inmigración a unas presidenciales monopolizadas por la xenofobia y el racismo. Sin embargo, consideramos que merecía la pena correr el riesgo y que debía darse la pelea.

Una campaña combativa, en confrontación abierta contra la extrema derecha

La campaña comenzó oficialmente a mitad de octubre, a partir de un mitin que reunió a más de 500 personas en un ambiente entusiasta y con presencia de numerosos apoyos. Posteriormente la extrema derecha lanzó una campaña para denunciar la ausencia de banderas tricolores de Francia en la sala, convirtiéndose en una tendencia en Twitter el hashtag racista #AnasseRemigration. En más de 60 años de presencia electoral de la extrema izquierda en Francia, jamás ha habido banderas tricolores en los mítines, pero eso nunca había sido polémica. Era evidente que para un candidato proveniente de la inmigración postcolonial como Anasse no se tenía el mismo baremo.
Se desencadenó entonces una verdadera oleada de odio, con acusaciones a Anasse de “escupir a la bandera francesa”, “odiar Francia”, e incluso con amenazas de “ahorcar con la bandera” o de “desangrar” a Anasse y su familia “a la manera Hallal”. Esta ofensiva continuó en el plató de “Touche Pas à Mon Poste” donde la emisión se convirtió en un juicio contra el candidato, descrito como “el anti-Zemmour” [candidato de la extrema derecha], por esta cuestión de la bandera.
Algunos meses más tarde, una organización de extrema derecha pegó carteles en el barrio Latino (zona de París donde se encuentra la Sorbona) rechazando la invitación de Anasse Kazib, a esa universidad, llamándolo “Candidato 0% francés, 100% islamista, 100% wokista”. Woke es un término que usa la extrema derecha para atacar a aquellos individuos concienciados con movimientos sociales como el antirracismo o el feminismo. Contra el riesgo de que intentasen interrumpir la conferencia, se hicieron llamados a la solidaridad en redes sociales, en especial a través del hashtag #AnasseSorbonne y casi 500 personas se reunieron en la plaza del Panteón, delante del edificio de la Sorbona para acudir a la conferencia, que se tuvo finalmente en el exterior con el apoyo de un servicio de orden unitario, constituido gracias a la solidaridad de distintos colectivos antifascistas.

A lo largo de la campaña, la extrema derecha no cesó de presionar a la figura de Anasse Kazib, con fakes news, insultos y amenazas. Esta ofensiva desvelaba por sí misma el carácter combativo de esta candidatura, portadora de un proyecto que articulaba la centralidad de la clase obrera y su alianza con las luchas de las y los oprimidas (antirracismo, LGTB, feminismo…) al servicio de una perspectiva revolucionaria. Un proyecto que lejos de ser una concesión del marxismo a tendencias “wokistas” o “decoloniales”, como han querido hacer creer políticos y periodistas reaccionarios, constituye un retorno a lo mejor de la tradición revolucionaria. En un periodo marcado por la radicalización de la derecha, esta campaña a contracorriente fue apoyada por más de 250 intelectuales, artistas, militantes políticos, sindicales y antirracistas , que insistieron en la “derrota” que sería la ausencia de Anasse Kazib en las elecciones.

Una campaña dinámica y militante que plantea las bases para “un bloque de la resistencia”

Este interés por la campaña fue sorprendente entre trabajadores, la juventud y los barrios populares a lo largo de seis meses de campaña. Las cifras de los actos, a pesar de estar a meses de las elecciones, hablan por sí mismas: 500 personas en París; 350 en Toulouse; 400 en Sciences Po Burdeos; 400 en la universidad París 8; 250 en Marsella, por mencionar solo las más altas. Logradas a través de un fuerte discurso combativo y de nuestro candidato, las cifras son relevadoras de una campaña muy militante, en la que han participado más de 500 personas por toda Francia, organizando actos y reuniones públicas, repartiendo panfletos y pegando carteles y echándose a la calle para reunirse con alcaldes y lograr sus firmas.

La campaña recibió también el apoyo de grupos enteros de trabajadores de la industria y de servicios, así como de cientos de estudiantes que cada evento ha permitido reunir. En París, el mitin de lanzamiento de la campaña se abrió con estos sectores en la sala, entre aplausos:

Los trabajadores de Neuhauser que obligaron a su jefe a redistribuir alimentos durante la pandemia, los huelguistas de Transdev, los trabajadores de Infrapôle que están en huelga desde hace 7 meses, los trabajadores de SKF en Avallon que luchan contra los despidos, las trabajadoras de Onet, los militantes de CSP Montreuil recientemente reprimidos. También están presentes hoy decenas de trabajadores de la RATP (Transporte metropolitano), de la SNCF (trabajadores ferroviarios), petroleros, profesores, y estudiantes de las universidades París 1, París 5, París 8, Nanterre, así como varios grupos de familiares de víctimas de la violencia policial.

Todos estos elementos dan cuenta de una campaña, que no se redujo a una voluntad “testimonial”, sino que buscó dialogar y movilizar a aquellas y aquellos que han luchado estos últimos cinco años. Una dinámica que ha descrito Youcef Brakni, militante de los barrios populares, que afirmaba perspicazmente en el mitin de París 8: “Con estos mítines y reuniones, construimos un bloque de resistencias para el futuro”. Este “bloque” constituye para nosotros una importante conquista de los últimos meses, y deberá expandirse para prepararse para la contraofensiva ante los ataques del próximo gobierno y de la extrema derecha.

Esta dinámica se encuentra también al lado de las numerosas figuras que han dado su apoyo a esta campaña de diversas formas. Desde Adrien Cornet, de CGT Grandpuits, a figuras del Comité Adama como Assa Traoré o Almamy Kanouté, pasando por la militante transfeminista Sasha Yaropolskaya y numerosas figuras obreras y militantes locales, muchas se han implicado en la campaña tomando la palabra en mítines y formando comités de apoyo. Otras han dado su apoyo ante las ofensivas sufridas por Anasse Kazib, sosteniendo nuestra campaña, denunciando los ataques, firmando tribunas o escribiendo textos en solidaridad como ha sido el caso de Fréderic Lordon, Adèle Haenel o Sandra Lucbert.

Un indicador del funcionamiento antidemocrático del régimen

A pesar de esta dinámica, la campaña ha sufrido múltiples obstáculos. El primero era evidentemente la barrera de las 500 firmas de cargos electos, un sistema que ha mostrado su fracaso este año, y cuyo carácter antidemocrático se ha visto doblemente en nuestro caso. A pesar de los inmensos esfuerzos desplegados y de reunirnos con más de 7.000 alcaldes, hemos tenido que hacer frente no sólo a presiones desde arriba y chantajes con subvenciones, sino también a problemas extra. Alcaldes que nos cerraban la puerta al ver la profesión o apellido del candidato. Otros, que educadamente, no podrían asumir el coste político ante sus electores de apoyar la candidatura como “la de Anasse” ya que en su pueblo la extrema derecha conseguía grandes resultados en cada proceso electoral.

Los bancos tampoco nos han hecho la vida fácil. A lo largo de la campaña hemos peleado para poder abrir una cuenta de campaña que nos permitiese lograr donativos por tarjeta. Todos los bancos se negaron, los que aceptaron no nos dejaban disponer de dicho servicio, indispensable para la recogida de fondos. En general, el dinero ha sido un gran obstáculo para llevar a cabo la campaña, muy costosa en especial en gasolina o alquiler de salas. Como todo candidato que no ha logrado las 500 firmas, no recibiremos de ningún reembolso, lo que constituye un gran gasto para una organización como la nuestra.

El boicot mediático explícito a la campaña de Anasse Kazib también ha sido un freno importante a la candidatura. Entre el 1 de enero y el 13 de febrero nuestro candidato solo pudo hablar 3 minutos en la televisión y radio, muy por debajo de la media del resto de candidatos.

Finalmente, la campaña concluyó con la última herramienta de la que disponía el régimen para presionar a nuestra candidatura: la citación a Anasse Kazib por la policía siguiendo tras la reunión en la Sorbona- . A pesar de las protestar por la persecución policial, Anasse Kazib deberá comparecer el próximo 18 de mayo. Durante todo esto tiempo, ningún militante de extrema derecha ha tenido el más mínimo problema con la policía.

161 firmas logradas contra viento y marea

El carácter combativo de nuestra candidatura, el silencio mediático y el conjunto de elementos ha tenido evidentemente un impacto directo en la dinámica de obtención de las firmas de cargos electos.

En este contexto, nuestras 161 firmas son un pequeño resultado del que estamos muy orgullosos. Sabíamos como de difícil era presentar un candidato obrero, proveniente de la inmigración y revolucionario a unas presidenciales. Pero hemos tomado la decisión consciente de llevar a cabo esta campaña, y denunciar esta situación para mostrar el carácter antidemocrático del sistema.

Un voto por la independencia de clase

En la primera vuelta de las elecciones francesas, Révolution Permanente llamó al voto crítica indistintamente por las dos candidaturas de la extrema izquierda, Lutte Ouvriere o el NPA. A pesar de nuestros desacuerdos, que se han hecho patentes recientemente, por un lado, con las declaraciones de la candidata de Lutte Ouvrière respecto a las mujeres que llevan velo, o por otro lado en las propuestas de Philippe Poutou en favor de las sanciones contra Rusia, se trataba de dos candidaturas de nuestra clase, que defienden un proyecto de transformación revolucionaria de la sociedad.

En cambio, es diferente el caso de la candidatura de Jean-Luc Mélenchon, que, lejos de permitir construir y profundizar las dinámicas y la lucha de clases que Macron ha confrontado durante su quinquenato (chalecos amarillos, reforma de las pensiones, movilizaciones antirracistas), trata de canalizarlas por un terreno institucional. Aunque muchos, frente a proyectos neoliberales y xenófobos de la derecha y la extrema derecha, votaron al candidato de la Francia Insumisa como un “mal menor”, pensamos que, al contrario, es necesario en un periodo de exacerbación de la crisis, preparar a los trabajadores y sectores populares para luchar. Desde nuestro punto de vista, esta lucha solo puede hacerse en total independencia de los grandes capitalistas, con los que Jean-Luc Mélenchon llama a colaborar. No se puede tener la más mínima ilusión en tal política de conciliación. Tratar de transformar la sociedad por la vía institucional lleva a la nada como demuestra el fracaso de Syriza y Podemos en el caso griego y español.

Una nueva organización revolucionaria

Ahora que la guerra vuelve a Europa, las contradicciones del sistema nos llevan a cada vez más brutalidad, autoritarismo y miseria para los trabajadores y las clases populares. El quinquenato que se viene, probablemente bajo la presidencia de Macron -según indican las últimas encuestas-, va a ser muy duro. Macron ya ha planteado que va a aumentar la edad de jubilación, condicionar las ayudas sociales, o reforzar la ofensiva contra la inmigración y los barrios populares, así como destrozar la educación nacional.

Nuestro desafío es comenzar, con una gran parte de aquellas personas que nos han apoyado en la campaña, la construcción de una herramienta organizativa para llevar a los trabajadores, la juventud y los barrios populares el proyecto de lucha por una revolución social que termine con el capitalismo, el patriarcado, el racismo y la destrucción del planeta que este provoca. Una herramienta para intervenir en los próximos estallidos de la lucha de clases, que seguramente no tardarán en darse.

Artículo orginalmente publicado en francés en Révolution Permanente. Traducido y editado para la publicación al castellano por Ricardo Bordón.


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