Durante esta semana la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), lanzó el Comando 4 de septiembre por el apruebo en el plebiscito de salida de la Nueva Constitución. Con ello buscan salir a convencer a un sector de la clase trabajadora y el pueblo a votar por esta alternativa en septiembre. Mientras tanto, dirigiendo miles de organizaciones sindicales, las direcciones de la CUT reducen su actuar a esta campaña, ubicándose en un silencio cómplice ante los ataques que vienen resistiendo un sector de trabajadores y somos millones de familias que seguimos cargando la crisis por el aumento del costo de la vida.
Sábado 28 de mayo de 2022
Según el secretario general de la central, Eric Campos, la finalidad de este comando sería “convencer al pueblo de las proyecciones que presenta para Chile una Constitución que asegura los derechos básicos y que, por sobre todo, pone al centro el Trabajo Decente”. Sumado a esto, el vicepresidente de la CUT, Leonel Sepúlveda, quien plantea que la nueva Constitución “Nos ofrece una gama de derechos sociales que habíamos perdido”.
Y es que para quienes presiden la central más grande de trabajadoras y trabajadores del país “la clase trabajadora tiene razones más que suficientes para votar: APRUEBO la nueva Constitución Política en el Plebiscito de Salida, que se realizará el próximo 4 de septiembre. En el artículo 8 quedó consagrado uno de los derechos más relevantes en materia laboral, ya que establece que el Estado garantiza el Trabajo Decente y su protección, y con ello se desprenden una serie de derechos laborales fundamentales.”
Pero, más allá de la votación en sí misma en el plebiscito de salida, las direcciones oficiales del movimiento obrero en Chile, como lo es la CUT, se vienen esmerando en transmitir a las y los trabajadores que hemos avanzado en conseguir cambios históricos en el proceso de elaboración de la nueva Constitución, como lo fue con la aprobación formal durante abril de derechos que estarían en la nueva constitución ligadas a la sindicalización, negociación colectiva y la huelga. Y como expresamos anteriormente, todos aquellos que han planteado estos avances como “triunfo histórico” como la CUT o la ANEF, dejan de lado cuáles son las limitaciones legales y materiales para que estos derechos no sean un papel mojado y que lo aprobado no es necesariamente contradictorio con lo regulado actualmente en el Código del Trabajo, es decir, la vieja reglamentación legal que dejó la dictadura a través de este código, no desaparece necesariamente, y para quienes buscan cambiarlo, apoyándose en la posible nueva Constitución, tendrán que pasar por la prueba del Congreso(que actualmente tiene más peso de la derecha) para recién ver si aquello respaldado en la nueva carta magna puede transformarse en ley y así regir.
La CUT un “ministro” más de Boric y su silencio cómplice ante la crisis
Para las y los dirigentes de la CUT, lo poco y nada que ha sucedido en el actual gobierno en favor de la clase trabajadora es algo histórico. Mientras el costo de la vida sigue aumentando, y no muestra luces de calmar lo caro y difícil que resulta llegar a fin de mes, para la central el aumento a $400.000 del salario mínimo bruto, fue una cuestión sin precedentes, pero como se ha publicado en decenas de notas y como lo ha planteado a través de sus estudios la Fundación Sol para que una familia de tres integrantes pueda afrontar la Canasta Básica de Alimentos y tener un poder adquisitivo por sobre la línea de la pobreza una salario bruto mínimo mínimo debería partir de los $630.000.
Y es que para las y los dirigentes de la central obrera, bajo la excusa de no quedar pegado a los dueños de camiones, no les interesa y no quieren hacerle olas al gobierno de Boric que tanto han respaldado, donde incluso algunos han tenido el descaro de decir que este gobierno es de los trabajadores, mientras este gobierno junto a a la delegada presidencial de la región del Bío Bío, Daniela Dresner del Frente Amplio, envío a las fuerzas policiales a reprimir a los trabajadores subcontratistas de la ENAP a principios de este. Ante esto la CUT, se limitó a enviar solidaridad repudiando el actuar de carabineros, nada dijo del gobierno responsable de atacar a los subcontratistas que piden mejores condiciones de trabajo, menos convocó a alguna acción en solidaridad por el triunfo de los trabajadores en huelga.
Lo mismo podríamos decir de la ubicación que ha tenido la CUT, ante la posición y acción criminalizadora de la delegada presidencial del Partido Comunista en Valparaíso, quien se hizo parte de la querella contra los portuarios que se movilizaron y estuvieron en huelga el 2018, querella que fue llevada adelante por el gobierno de Piñera.
Así también, ante la Convención Constitucional, mientras se plantean una ofensiva impulsando este Comando 4 de septiembre, hasta ahora quienes encabezan la central, nada han dicho de la votación de las normas transitorias que se llevaron a cabo el jueves recién pasado, en que las y los convencionales-y aunque aún no es definitivo-estarían cercenando el derecho a huelga para todas y todos quienes trabajen en “servicios o instituciones cuya paralización cause grave daño a la salud, a la economía del país, al abastecimiento de la población o a la seguridad nacional, hasta el año 2030.”, por lo tanto, trabajadoras y trabajadores de la salud, servicios públicos, incluso sectores de la minería no tendrían derecho a huelga de aprobarse esta modificación bajo los marcos legales impuestos en la dictadura, a lo menos por ocho años más.
No podemos esperar más, que la CUT rompa el silencio cómplice contra las y los trabajadores: por un plan de lucha y un pliego único de demandas para que la crisis la paguen los empresarios
La clase trabajadora no puede esperar a la aprobación de la Constitución ni a eventuales modificaciones legales, hay que ejercer desde ya el derecho a sindicalización, negociación ramal y huelga para luchar por nuestras demandas urgentes.
Las urgencias populares no pueden esperar, sobre todo en un momento donde los precios suben y el gobierno no ha impulsado ninguna medida concreta a favor de la clase trabajadora, sino que en un momento bloqueó algo tan elemental como el quinto retiro y el aumento del salario mínimo no se notará en mejorar las condiciones de millones de familias.
Hay que exigir a los dirigentes de la CUT que dejen de comportarse como “ministros oficialistas” y rompan la pasividad ante el gobierno y los empresarios, mientras somos las y los trabajadores junto a nuestras familias quienes cargamos la crisis y el aumento de la carestía de la vida.
El reconocimiento al derecho a sindicalización, huelga y negociación ramal es algo elemental, pero que debemos empezar a ejercer desde ya, justamente para impulsar desde las bases a través de asambleas partiendo por los 3.101 sindicatos que dirige la CUT, y los no sindicalizados, un pliego único y un plan de lucha por cuestiones urgentes como un salario mínimo de $650 mil, aumentos automáticos de los salarios según la inflación, la reducción de la jornada laboral y el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y cesantes, entre otras medidas, para que la crisis la paguen los capitalistas.