Profesores, universidades públicas y salud atraviesan crisis importantes. Mientras el Gobierno de Boric busca afirmar el nefasto acuerdo constitucional 2.0 y se dispara la inflación, el régimen busca cargar la crisis en los hombros de las y los trabajadores.
Viernes 30 de diciembre de 2022
Trabajadores del ex pedagógico y de la salud vienen cuestionando los coletazos que dejó la limitada política de reajuste del gobierno la cual no llegó a convertirse en un reajuste real producto de la inflación, además, aún se encuentran con bonos y aguinaldos impagos. En el caso del pedagógico, las autoridades se han mantenido en nada más que la mitad del reajuste otorgado por el gobierno que legítimamente les corresponde a los trabajadores del pedagógico por ser parte del sector público. Auxiliares, técnicos y profesionales son los más afectados, pero también significa la devaluación del trabajo académico.
Las autoridades del ex pedagógico se niegan a entregar el 12% de reajuste a sus trabajadores, y el Gobierno se desentiende del problema. Como sabemos la mesa del sector público (MSP) y la CUT acordaron un reajuste de 12%, pero la rectoría, a la cabeza de Elisa Araya, ignora este acuerdo nacional y propone junto al consejo de rectores a nivel nacional, un miserable reajuste del 6% a sus trabajadores. Ante esto, las y los trabajadores del ex pedagógico decidieron impulsar el estado de Asamblea permanente y de brazos caídos, hace más de una semana. Pues no solo exigen el pago del reajuste del actual año, sino también el recuperar los 2 reajustes anteriores no pagados por la institución, mejores condiciones laborales y que no exista ninguna represalia a quienes han participado de la movilización.
Más de un centenar de trabajadores se movilizaron hacia La Moneda.
En el marco de la crisis de las universidades estatales, hoy son las y los trabajadores del ex pedagógico quienes defienden la educación pública, y quienes muestran el camino a seguir. Lo hacen como vimos el día de ayer, mostrando también al Estado como responsable de esta crisis, tras el abandono sistemático de las universidades, por lo mismo plantean la exigencia de una Ley de Emergencia, que signifique una inyección de recursos para las instituciones educacionales en más compleja situación, como lo es el Ex Pedagógico, que hoy se encuentra en proceso de tutoría por la UFRO, siendo la primera universidad pública que vive este situación producto de la crisis de la educación en Chile, tras años de gobiernos que han profundizado la educación de Mercado y las lógicas neoliberales en la educación superior, desde la Ex Concertación hasta los gobiernos de Derecha.
Lo de fondo de esta movilización es la defensa de la educación pública.
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Los profesores también se organizan en el Liceo Andrés Bello, establecimiento emblemático de la comuna de San Miguel. Pelean contra el despido de 10 profesores y profesoras a contrata. La acción contra el derecho al trabajo la realizó un director interno cuestionado por apoderados y estudiantes. Los profesores a nivel nacional viven desvinculaciones a fin de año en medio de las fiestas de fin de año, manteniéndolos en la incertidumbre y arrojándolos a la cesantía. Profesores y profesoras del LAB organizados con apoderados y estudiantes decidieron decir basta y organizarse tras más de 10 despidos que efectuó la institución sin justificación ni evaluación alguna. En el San Miguel del Frente Amplio se despiden profesores y trabajadores de la educación tratándolos como personas desechables.
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A días de las fiestas de Año Nuevo son un ejemplo a seguir de lucha y organización contra la precarización de la vida y la devaluación del salario, un grito para que la crisis la dejemos de pagar los trabajadores y al mismo tiempo nos muestra que la resignación que imponen las direcciones sindicales, CUT, CDP, ANEF en tregua eterna con el Gobierno de Boric, no es el único camino a seguir. Ante los despidos, hagamos como los profesores del LAB, que responden con movilización en unidad con apoderados y estudiantes.
Basta de tener que pagar históricamente siempre el peso de las crisis, debemos tener claro que, si no hacemos algo, los platos rotos los seguiremos pagando las y los trabajadores junto al pueblo pobre, mientras ese 1% muchas veces incluso se hace más rico con nuestra miseria. Así fue como pasó con la pandemia, donde los 10 hombres más ricos del planeta vieron duplicada su riqueza durante los dos últimos años.
Ante una inflación desatada, los sueldos deben reajustarse automáticamente según la inflación y el salario base mínimo debe ser de $650.000, tal como hoy exige el sindicato de Starbucks y otros sindicatos de la juventud precarizada.