Hace seis meses que vienen reclamando por el pago de haberes en la estación de Baigorria y Machaín, en la zona norte de la ciudad. Exigen respuestas del Ministerio de Trabajo y denuncian que los dueños quieren presentar quiebra.
Domingo 28 de febrero de 2021 11:49
Ayer los trabajadores de la estación de servicio YPF de Baigorria y Machaín, en la zona norte de Rosario tomaron el establecimiento tras seis meses sin cobrar el sueldo. Javier, un joven playero cuenta que “las negociaciones que tuvimos con el sindicato ayer fueron buenas, nos dieron una respuesta, pero nosotros estamos reclamando seis meses de salario que la patronal no se hace cargo, igual que el Ministerio de Trabajo.”
Luego denuncia que la pelea es por “los puestos de laburo”; “Los dueños de acá quieren presentar quiebra, Pero nosotros no nos consideramos despedidos ni nada porque queremos conservar la fuente de laburo”.
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Además cuenta que son 25 familias las que corren el riesgo de quedar en la calle de Rosario, y en otra estación de Santa Fe, de la misma patronal. “Cuando empezó la pandemia, acá decían que no tenían plata, y que lo único que tenían era el ATP, que fue lo único que cobramos. Cuando se cortó el ATP no cobramos más.”
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Vaciamiento y quiebra fraudulenta, las patronales de la región se han aprovechado de las ventajas que les da el estado para hacer todo tipo de maniobras y poder desembarazarse de sus trabajadores al menor costo posible. Así ocurre en Hey Latam, donde por medio de una quiebra falsa, y el aval de la Justicia, los trabajadores tuvieron que ocupar el edificio para resguardar los bienes mientras exigen al estado que se estatice y se ponga a trabajar bajo su gestión. O en Arrebeef, otro fenómeno ya en provincia de Buenos Aires, pero a una hora de viaje con Rosario, donde los trabajadores debieron tomar la planta ante los sueldos magros y las amenazas de cierre de las patronal.
Las y los trabajadores la estan peleando, no regalan su laburo porque saben que a donde vuelvan a entrar a trabajar lo haran en peores condiciones, y eso es un síntoma bueno para el resto de la clase trabajadora.
