En el marco de la discusión internacional, la conferencia exploró la significación del referéndum que definió la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Entrevistamos a Alejandra Ríos, impulsora de Left Voice en el Reino Unido.
Lunes 15 de agosto de 2016 14:38
¿Podrías comentarnos que fenómenos políticos podría estar expresando el brexit?
La salida del Reino Unido (es decir Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte) estaba completamente por fuera de las previsiones, no solo de los politólogos y agencias de encuestas sino de las formaciones de todo el arco político, desde el Partido Conservador, pasando por el xenófobo UKIP e incluso los partidos y alianzas de izquierdas. Se hablaba de que el remain (quedarse) iba a ganar por un margen muy pequeño pero no del triunfo del brexit (salida). Lo impensable se convirtió en realidad; por eso distintos analistas británicos vienen planteando un antes y un después del brexit ya que ha obligado a una recomposición política y generado giros inesperados en ‘ambos bandos’ del referéndum.
El primer ministro impulsor del referéndum, David Cameron, se vio obligado a renunciar a los catorce meses de su elección, ya que una de sus principales promesas de la campaña electoral del 2015 había sido la convocatoria a un referéndum sobre la pertenencia o no del Reino Unido a la Unión Europea (UE) para ‘apaciguar’ al ala euroescéptica dentro de su propio partido. Sin embargo, la jugada le salió mal. Pero las consecuencias del brexit van más allá de las aspiraciones políticas personales de Cameron y las de su propio partido sino que también profundizó la crisis del Partido Laborismo, lo que toma forma en la disputa por la conducción partidaria.
El brexit puso en evidencia los nefastos efectos de la desindustrialización neoliberal que comenzó con el thatcherismo, que dejó una enorme masa de desempleados, en algunos casos con dos generaciones por fuera del mercado laboral.
¿Qué sectores votaron por el brexit?
Es difícil hablar de un voto ‘de clase’, en el sentido de decir que fue un voto netamente obrero. Es interesante analizar el ejemplo de Boston, un pueblo en la región de Lincolnshire donde en el voto euroescéptico alcanzó el 75%, ya que se trata de una región próspera económicamente, con importantes plantas frigoríficas o de empaquetamiento ligadas a la agroindustria. Esta zona vio en los últimos años un inmenso flujo de trabajadores de la UE, según cifras del censo oficial del 2011 el 13% de la población había nacido en otros países de la UE, en su mayoría en el este europeo que llegaron luego del 2004. Sin embargo, esta nueva fuerza laboral no ‘le quita’ trabajo a los locales, ya que el desempleo en el pueblo es más bajo que la media: 4,4% en comparación con 5,2% a nivel nacional. En un sentido general, podemos decir que las personas no se desplazan a las regiones donde no hay empleo y en muchos casos la movilidad laboral trae asociada cambios estructurales en la economía y generan una reactivación de la economía. Por otra parte, el aumento demográfico puso presión en servicios públicos sanitarios, escolares y de carreteras que ven la falta de inversión por parte de los gobiernos de turno. Podríamos indicar que, en el caso de Boston, el voto al brexit combina un rechazo a los extranjeros pero no porque generan desempleo sino porque afectan los servicios.
Por otra parte, en regiones desindustrializadas en áreas alrededor de Manchester, cuna de la revolución industrial, Sheffield, centro de la industria del acero y en muchos ex pueblos mineros, que presentan altos índices de desempleo con enormes franjas de trabajadores dejados por fuera de la economía y olvidados por los partidos tradicionales, el voto al brexit es un rechazo a su situación de empobrecimiento. ‘Los Olvidados’ del neoliberalismo fueron otrora el centro del desarrollo imperialista a partir de la revolución industrial. Estos sectores de trabajadores no económicamente activos han sido históricamente votantes del Partido Laborista que al verse desplazados giran hacia salidas chauvinistas y xenófobas como el UKIP.
El panorama es algo diferente si miramos Londres u otros grandes centros urbanos y Escocia votaron mayoritariamente por ‘quedarse’. Londres es una ciudad con significativo número trabajadores alrededor de los servicios, educación, salud, etc.; en algunos distritos con un alto componente de inmigrantes, la salida por la permanencia en la UE llegó al 79%. Estas cifras indican que la presencia de inmigrantes no genera de por sí xenofobia, algo que se evidenció también con la elección de un alcalde de origen musulmán, Sadiq Khan, para la ciudad de Londres, una de las principales capitales occidentales. El voto por ‘quedarse’ en Londres es el de sectores de la población económicamente activos.
¿Qué nos dice el brexit de las tensiones nacionales en Reino Unido?
Es interesante que en Escocia, donde el referéndum por la Independencia de este país del Reino Unido, perdió por poca diferencia, el voto por ‘quedarse’ en la UE alcanzó el 62%, lo que ha llegado a reactivar el reclamo de las fuerzas nacionalistas escocesas por un segundo referéndum sobre su independencia.
En el país de Gales y en Irlanda del Norte, el voto por permanecer en la UE también sobrepasó al brexit; es decir, que en países con demandas independentistas lo que estaba en juego era también la relación con Westminster, el palacio de gobierno y en cierto modo reactivó la relación de Inglaterra con el resto de los miembros del Reino Unido.
¿Cómo se posicionó la izquierda?
Lamentablemente la izquierda entró en las reglas del juego impuestas por el llamado de Cameron y se dividió alrededor de las posiciones presentadas por los partidos tradicionales de la burguesía y UKIP. Por un lado están la formaciones trotskistas más conocidas como el Socialist Workers’s Party y el Socialist Party, que de manera independiente, es decir sin formar un polo, llamaron a votar por el brexit. Y si bien es cierto que trataron de diferenciarse impulsando el lexit (unión de ‘left’ – izquierda – y ‘exit’ – salida) lo cierto es que la bandera euroescéptica estuvo siempre encabezada por su exlíder Nigel Farage de la formación xenófoba UKIP. Estos partidos de izquierda justificaron su posición con el argumento de que el brexit significaría un gran golpe para el gobierno conservador de Cameron y abriría una posibilidad de los trabajadores y la población pobre afectada por los recortes que eventualmente podría llevar incluso a Jeremy Corbyn, el líder del laborismo, al gobierno. Obviamente, este pronóstico no se dio. Es muy difícil que, producto de una victoria de los sectores más de derecha pudiera surgir una oleada de luchas. Además, frente a la política antiinmigrante que vienen llevando adelante los gobiernos europeos, un triunfo del brexit exacerbó más las tendencias chauvinistas.
En el otro extremo del arco político de la izquierda, la formación Left Unity, de la cual el cinematógrafo Ken Loach es uno de sus principales referentes, llamó a votar por un voto crítico al remain en una lógica del mal menor, argumentando que si ganaba el brexit se abriría una situación más reaccionaria.
Lo cierto es que tanto en el campo del brexit (salir) como del remain (quedarse) había sectores de la clase dominante. En el campo por la permanencia se ubicaron muchos activistas que realizan actividades por los derechos de los migrantes y de los refugiados, que expresaba una sensibilidad distinta. Sin embargo, no se le puede dejar la bandera de la defensa de los refugiados al campo encabezado por Cameron y otras fuerzas burguesas.
La izquierda británica perdió una gran oportunidad ya que se podría haber hecho una campaña que se ubicara independiente de ambos bandos de las clases dominantes, como por ejemplo el llamado a un boicot activo, que denunciara tanto el populismo de derecha y las propuestas xenófobas del UKIP como las políticas antinmigrantes llevadas adelante por los gobiernos de la Unión Europea, como lo evidencia las miles de personas que mueren tratando de llegar a Europa. Hubiese sido una gran oportunidad para presentar una alternativa independiente que denunciara a las instituciones de la Unión Europea y al gobierno nacional que agrupara a los cientos de miles que se vienen manifestando en las marchas contra los recortes, por los derechos de los inmigrantes y defensa de los servicios públicos. Los trabajadores y los sectores populares afectados por las políticas del partido conservador no tiene por qué pronunciarse en un referéndum que fue llamado por Cameron para dirimir su crisis interna.
¿Cuál es la situación del Partido Laborista?
La situación más dinámica dentro de esta formación es el nuevo influjo de jóvenes agrupados alrededor de la iniciativa Momentum, una plataforma de apoyo a la candidatura de Jeremy Corbyn y que se propone transformar al Laborismo en una organización más abierta en la cual los miembros de base tengan más poder en las políticas y orientación partidarias. Calcular la cantidad de miembros exactos es difícil, pero debemos tener en cuenta que cuando se anunció que Corbyn era uno de los candidatos para la dirección del partido de septiembre del 2015, más de 100.000 personas se inscribieron como simpatizantes del partido para poder votar por Corbyn en la contienda por la dirección. En la primera vuelta el veterano izquierdista obtuvo el 59,5% de los votos, cifra que aumentó al contabilizarse la segunda opción de voto, ya que es un sistema de voto transferible.
Si bien el ala derecha del laborismo empezó su campaña anti-Corbyn ni bien se dieron a conocer los resultados de la elección por la conducción de la formación, luego del triunfo del brexit la misma escaló a un mayor nivel de tensión. El partido atraviesa una situación que podríamos definir de ‘guerra civil’ como se vio luego de la renuncia de más de un tercio del gabinete conducido por Corbyn. Un ala del partido desafió su rol como líder y se han convocado a nuevas elecciones para la dirección que durarán entre agosto y septiembre del 2016. Lo interesante es que el Comité Nacional del Partido, NEC en inglés, decidió que los simpatizantes que se habían inscripto en septiembre de 2015 no podían votar y que si querían participar en las próximas internas tenían que volver a registrarse en un plazo de 48 horas y pagar una suma de 25 libras esterlinas (unos 35 dólares aproximadamente). Según las cifras oficiales del Partido Laborista 180.000 personas se registraron a pesar del precio de la cuota de afiliación, una considerable diferencia en comparación con las 3 libras esterlinas que impusieron en agosto del 2015. Aunque no se puede afirmar con certeza que los 180.000 simpatizantes vayan todos a votar por Corbyn, se estima que una buena parte sí lo hará.
Franjas de este nuevo influjo de simpatizantes nutre a Momentum y participa en marchas contra los recortes, mesas en las calles, movilizaciones en defensa de los migrantes, plataformas contra la guerra, agrupaciones estudiantiles contra la orientación promercado de las universidades e iniciativas como Black Lives Matters en el Reino Unido y otras acciones de activistas. Muchos de estos jóvenes estuvieron en las calles contra el aumento de los aranceles universitarios en la lucha del 2010. El hecho de que no se afilien directamente al Partido Laborista indicaría su reticencia a uno de los partidos principales del régimen y su exlíder Tony Blair, mientras que guardan expectativas en el diputado laborista y referente izquierdista Corbyn.
¿Qué rol podría cumplir Left Voice?
Aspiramos a que Left Voice se desarrolle como un instrumento que nos permita establecer un diálogo a los sectores desencantados con los partidos tradicionales, que buscan una nueva forma de hacer política, que se oponen a las injerencias guerreristas y son contestatarios de las alternativas dominantes y buscan participar en la vida política. Queremos abrir nuestras páginas como tribuna abierta para los miles de jóvenes que buscan organizarse contra este sistema de opresión.