El martes 23 de junio se declaró a la región de Antofagasta en cuarentena por segunda vez. La primera cuarentena tuvo una duración de 24 días, y hasta hoy acumulamos 75 días de cuarentena sin que la cantidad de positivos diarios baje. ¿A qué se debe esto? ¿Por qué la cuarentena no ha sido eficaz en la capital minera del país?
Viernes 14 de agosto de 2020
El día 5 de mayo, con ya un alto nivel de contagio, la región de Antofagasta es declarada en cuarentena; 24 días después esta sería declinada por las autoridades correspondiente, algo criticado por todos ya que se articulaba como “la crónica de un rebrote anunciado”.
El 23 de junio la situación ya estaba en total descontrol, la tasa de positividad rondaba el 30% y los casos diarios superaban los 90. Ese día se declaró la segunda cuarentena que luego fue ratificada semana por semana por el ministro Paris; esto en la medida que los indicadores no han mejorado en su totalidad. Hace ya un par de semanas se decretó de frentón “cuarentena indefinida” para la región, es decir, si no se dice lo contrario continuaremos con todas las medidas de confinamiento obligatorio.
Si bien, al día de hoy la tasa de positividad ha bajado, es decir, la cantidad de personas que dan positivo versus el total de PCR realizado son menos; la cantidad de casos diarios no ha dado tregua y en promedio tenemos solo en Antofagasta 97,5 personas diagnosticadas positivas cada 24 horas.
La pregunta que más ronda en la cabeza de todos y todas es ¿por qué? ¿Por qué la medida de cuarentena no ha sido efectiva para la capital minera del país? La respuesta no es tan compleja, pues una cuarentena sin paralización total de la principal industria local, con aeropuertos, puertos y faenas industriales y mineras funcionando, ¿puede llamarse realmente cuarentena? Claramente, no. La movilidad a causa del funcionamiento de la minería sigue siendo alta, incluso con la movilización de otras regiones del país de trabajadores y trabajadoras que viajan a Antofagasta y Calama a continuar trabajando. Es el principal foco de contagio.
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Para que grupos económicos como BHP Billiton, el grupo Antofagasta Minerals –perteneciente al grupo Luksic- sigan acumulando ganancias el costo es que miles de trabajadores y sus familias se sigan enfermando. En una entrevista la ex alcaldesa Karen Rojo indicaba que sólo en Antofagasta entre el 30% y el 40% de los contagios corresponden a trabajadores mineros, ya sean de empresas privadas o estatales. Si pensamos que ese número corresponde solo al personal directamente vinculado a la minería, podemos pensar en la enorme cifra que suman los casos vinculados a trabajadores mineros, familiares, conocidos, entre otros. Es decir, un enorme número de contagios se vinculan a la voluntad política de no paralizar faenas y trabajos vinculados a la minería. Para que los empresarios mineros sigan ganando, es el pueblo trabajador el que tiene que poner la salud y la vida de ellos y sus familias.
Por esto es tan urgente que los grandes sindicatos mineros, de la industria, llamen y convoquen a un paro regional, asegurando la prohibición de los despidos y el pago íntegro de todos los sueldos, exigiendo sueldos de emergencia para cesantes y todo quien lo necesite.