El martes que viene la Cámara de Diputados tratará el proyecto de ley del Frente de Todos de “Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia”. En abril, el Frente de Izquierda presentó un proyecto propio de impuesto a las fortunas, que fue rechazado en común por Cambiemos y el Frente de Todos.
Viernes 13 de noviembre de 2020 20:14
Con aval de ambas Cámaras del Congreso, es un hecho que la semana que viene en Diputados, se terminará de aprobar el Presupuesto 2021. Por un detalle “técnico” volverá a la cámara baja, pero ya está todo encaminado para que sea ley el ajuste que exige el FMI y que el Gobierno está decidido a aplicar a rajatabla. En simultáneo a esta sanción, se debatirá el proyecto de “Aporte Solidario” que presentó el Frente de Todos, un intento de disimular que todo lo que votan es ajuste para los sectores populares y beneficios a los empresarios.
¿Pero qué hay detrás del supuesto “impuesto a los ricos”? En primer lugar, no sólo llega “tarde y es poco”, lo que alguien podría justificar asegurando que “algo es algo” o “peor es nada”. Sin embargo, este proyecto no es más que un intento de disimular una realidad grande como una casa propiedad de Blaquier, Vicentín o Etchevere: mientras le “sacan” algo mínimo y por única vez a un puñado de ricos, por la otra ventanilla les votan un Presupuesto que es un ajuste monumental a las grandes mayorías y enormes beneficios a los grandes empresarios. El ajuste implica, entre otras cosas, eliminar el IFE de un plumazo para 9 millones de beneficiarios. Todo en un combo y en la misma sesión.
Pero el propio impuesto impulsado por el Gobierno tiene una trampa. ¿Va a ir a mantener el IFE, subirlo a por lo menos $30.000, construir miles de viviendas, equipar los hospitales y construir escuelas? Claramente no. Como señala su artículo 5º, el 25% de lo recaudado va a ir para “exploración, desarrollo y producción de gas natural” a través de IEASA e YPF, la Sociedad Anónima con mayoría estatal pero un 49% de accionistas privados, incluyendo fondos buitres acreedores de la deuda argentina, como Black Rock.
Se trata de una nueva apuesta a profundizar la dependencia de la energía fósil, y en particular el fracking en Vaca Muerta, que desde 2013 sólo funciona con millonarios subsidios del Estado, mientras contamina millones de litros de agua por pozo con químicos altamente tóxicos, avasalla los derechos territoriales de los pueblos originarios. Desde que comenzó el fracking, incluso, comenzaron a desarrollarse movimientos sísmicos con epicentro en la zona de Sauzal Bonito y Añelo, donde no habían tenido lugar antes. Si bien la mayoría de las acciones de la Sociedad Anónima YPF la detenta el estado, la empresa actúa como una multinacional más: de hecho, fue la encargada de conquistar, en beneficio del resto de los pesos pesados de la industria petrolera, un nuevo acuerdo de flexibilización laboral este mismo año, profundizando la herencia macrista.
Por otra parte, YPF S.A. no opera en soledad: mantiene asociaciones para explotar los yacimientos en común con multinacionales como la yanqui Chevron, o la anglo-holandesa Shell.
Otro 20% de lo recaudado va a ser destinado a financiar empresarios, como figura en el artículo 2º del Proyecto. Es decir, casi la mitad de lo recaudado va a ir a parar al bolsillo de los empresarios, incluyendo algunos de los que pueden ser “afectados” por este impuesto, como el (ya no tan) “miserable” Paolo Rocca.
El “Aporte Solidario” del Frente de Todos es como el tero: grita con un impuesto “a los ricos” pero la realidad es que están haciendo un ajuste en toda la línea. Por algo en abril no tuvieron ningún problema en votar en contra del Impuesto a las grandes fortunas que presentaron Nicolás del Caño y Romina del Pla del Frente de Izquierda, que entre otras cosas se proponía financiar un IFE de $30.000 para todas las personas que lo necesitaran.
Proyecto de impuesto a las grandes fortunas - FdT by La Izquierda Diario on Scribd
Alejo Lasa
Dirigente nacional del PTS. Coordinó, junto con Raúl Godoy y Grace López Eguía, el libro ZANON: Fábrica militante sin patrones.