Con millones de niñas, niños y adolescentes sin acceso a internet, la SEP continuará con la educación a distancia.
Miércoles 30 de diciembre de 2020
Como si el rezago y la exclusión educativa desaparecieran a fuerza de discurso, la SEP no sólo se empeña en seguir presentando la experiencia de Aprende en Casa I y II como todo un éxito, sino que sobre esa base prepara la versión III para enero.
Aunque el discurso inicial presentaba los programas de televisión –acompañados de los libros de texto- como el eje principal de la educación a distancia, poco a poco se ha ido modificando para aproximarse más a la realidad y expresar el lugar central que tiene el internet en esta modalidad.
Más allá de las cifras híper infladas de la SEP en cuanto al seguimiento de los programas de televisión, desmentidas por la experiencia docente, la realidad es que el acceso a internet y a un equipo de cómputo o en su defecto –y no son pocos los casos- a un celular, ha sido determinante para el envío de actividades por parte de alumnas y alumnos, para la retroalimentación por parte de las maestras y maestros, y por supuesto para las sesiones en línea, impuestas en distinto grado según la escuela, sin hablar de la educación privada, en donde son la norma.
La consecuencia, por supuesto, es que millones de niñas, niños y adolescentes, al no contar con los recursos necesarios –en una situación agravada por la crisis-, se han visto privados de acceder a su derecho a la educación, pues difícilmente algún docente del sector público ha registrado envíos de actividades o asistencia a sesiones virtuales de más de la mitad de sus alumnos.
Lo anterior, sin hablar de las comunidades en las que ni siquiera hay luz eléctrica o de las familias que no tienen televisión. Para estos sectores, la SEP se ha contentado con programas por radio o con cuadernillos impresos, es decir, con variantes más degradadas.
Se suele argumentar que la desigualdad social ya existía desde antes de la pandemia. Es cierto, y lo que hizo la pandemia fue exponerla más claramente. Pero, sin pretender ocultar las enormes carencias en infraestructura escolar y la existencia de niñas, niños y adolescentes que, por la misma desigualdad social, no asistían a la escuela, la posibilidad de acceder a la educación pública no estaba restringida a la posibilidad de acceso a internet. Ahora, por el contrario, el acceso a la educación pública ya ni siquiera es gratuito, pues implica contar con equipo y pagar conexión a la red; claro, a menos de que se salga de casa, en plena pandemia, para andar cazando la señal de las deficientes redes públicas.
Te puede interesar: Aprende en Casa II: tele-educación al servicio de los empresarios
Te puede interesar: Aprende en Casa II: tele-educación al servicio de los empresarios
Ver más allá del discurso
Y es que lo que hay detrás de la educación a distancia impuesta por la SEP no es un interés genuino en la educación de las y los hijos del pueblo trabajador, sino una visión empresarial, representada hasta ahora por Esteban Moctezuma, de apertura a la iniciativa privada y negocios con la educación pública. Así lo muestran, por ejemplo, los contratos millonarios con las televisoras para la transmisión de los programas de Aprende en casa, o la entrega de millones de datos de la comunidad educativa nacional a las plataformas digitales de gigantes como Google o Microsoft.
En el mismo sentido, la entrada de las empresas digitales en el ámbito de la educación pública no es temporal, sino que llegó para quedarse con el sistema de educación mixta (antes llamado modelo híbrido), en el que se combinarán clases presenciales con educación a distancia, aún después de que pase la pandemia, según lo expresó en su momento Esteban Moctezuma, con lo que el gobierno de la 4T pretende, además, ahorrarse la construcción de nuevas escuelas.
Te puede interesar: Modelo híbrido, un salto en la exclusión educativa y la precarización laboral
Te puede interesar: Modelo híbrido, un salto en la exclusión educativa y la precarización laboral
Por lo pronto, Aprende en casa III está contemplado -bajo la dirección de la próxima titular de la SEP, Delfina Gómez- ya sea para concluir a distancia el ciclo escolar, o para utilizarse en la modalidad mixta en aquellos estados que pasen a semáforo verde, e incluso complementando los centros de aprendizaje comunitario que la SEP pretende abrir cuando el semáforo esté en amarillo, lo cual, dicho sea de paso, muestra una absoluta irresponsabilidad de las autoridades, en la misma lógica empresarial de la “nueva normalidad” impulsada por el gobierno de la 4T que llevó a la actual situación crítica de la pandemia.
Según López Obrador, la red de internet gratuito cubrirá todo el territorio nacional hasta 2022. Mientras tanto, y mientras no se garantice un equipo de cómputo para cada alumna y alumno, la educación a distancia seguirá siendo excluyente.
Si hubiera un interés real en garantizar la educación de todas las niñas, niños y adolescentes, desde el inicio de la pandemia se hubieran destinado todos los recursos necesarios para proveer de internet gratuito y computadoras a toda la comunidad escolar, empezando por utilizar la infraestructura existente por causa de interés público. Esto es parte de lo que hemos exigido durante la pandemia desde la agrupación Nuestra Clase, haciéndolo extensivo a las y los docentes que también debemos pagar internet y poner nuestros equipos; una demanda elemental para garantizar la educación pública y gratuita, por la que consideramos necesaria la organización, la unidad y la lucha de todas las maestras y maestros junto a las madres y padres de familia.