Presentamos un balance de las elecciones universitarias que se realizaron en la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Universidad de Rosario (UNR) y la Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM). Próximamente habrá elecciones en Córdoba, Tucuman, Neuquén, Mendoza y en la UNLZ en PBA. Realizaremos un análisis de la situación del movimiento estudiantil, la influencia de las distintas tendencias y las perspectivas que se abren.
Estas elecciones fueron una foto de la Universidad apenas a unas semanas de la vuelta a la presencialidad, pero no es la película. El apuro por realizar elecciones a poco tiempo de volver a la presencialidad fue un pedido de los Rectores, con el único objetivo de renovar los Consejeros para las elecciones de autoridades. De esta forma, se hicieron sin el tiempo suficiente para que se conozcan las propuestas y los espacios políticos que cada agrupación representa. Otro hecho antidemocrático fue que se privó a los ingresantes de votar en la UNLP, miles de estudiantes fueron meros observadores de la elección. Mención aparte merece la UNLAM con una elección llena de irregularidades, donde no permitieron lafiscalización a las listas opositoras, y hubo una abstención del 82%. Además luego de dos años de pandemia, los canales habituales de socialización, organización y discusión de los estudiantes estuvieron obturados.
LA FOTO: EL FORTALECIMIENTO DE LA FRANJA MORADA…
La principal tendencia de esta elección es el avance de la Franja Morada, que es la corriente más directamente asociada a las gestiones (a quienes las autoridades les facilitaron recursos y canales de diálogo con los estudiantes durante la virtualidad). En la UNLP, la Franja avanzó sobre la Juventud Peronista y sobre el MILES (K). En la UNR le ganó dos centros a la centroizquierda (FEU Alde-Pampillón) y uno al Frente Patria (Movimiento Evita, La Cámpora). En la UBA se incorporó a Nuevo Derecho (PS), sumándose a la conducción del centro de la Facultad de Derecho.
La Franja avanzó sobre el espacio del peronismo, que hizo una campaña centrada en la gestión de servicios, y que por sus propias divisiones, y crisis internas se encontró debilitado. Para ejemplificar, en varias facultades distintas variantes del peronismo no lograron una política unificada y compitieron por el mismo espacio. Esto llevó a cierto retroceso del peronismo “duro” (JUP), hoy alineado con Alberto. En la UBA se fortaleció La Cámpora y no el albertismo, sobre el espacio de Patria Grande; en La Plata mientras La Cámpora mantuvo su espacio, la JUP perdió un centro de estudiantes con la Franja Morada; y en la UNLAM se mantuvo el peronismo duro. La gran derrotada dentro de esta facción es La Mella (Patria Grande), que producto de su tibieza e integración al gobierno, renunció a tomar las grandes causas de la juventud y optó por competir en el terreno de gestión de los grandes aparatos.
En síntesis, hubo un fortalecimiento de las variantes más de derecha del movimiento estudiantil como es la Franja Morada, debido a una suma de factores que muestra una tendencia conservadora. Expresada en la idea de que la salida a la crisis sea “individual”, la Franja y sectores del peronismo, en sintonía con el interés de los decanos, apuntaron a presentarse como aquellos que ante los recortes del estado o de las universidades "te ayudan a permanecer en la universidad". Lograron trasladar la discusión a “qué agrupaciones acompañaron a los estudiantes en la pandemia” sin cuestionar las causas profundas respecto de porqué resulta tan difícil acceder, permanecer y egresar de la Universidad. Esto fue determinante a la hora de definir el voto.
Además, el voto a la Franja fue en algunas facultades un voto castigo a las conducciones que forman parte del gobierno actual por la gestión de la pandemia y porque viene desfinanciando la educación superior. Al igual que a nivel nacional, el descontento con el peronismo llevó indirectamente al fortalecimiento de la derecha.
Un dato importante para destacar es que, tanto radicales como peronistas dedicaron todos sus esfuerzos a esconder su vinculación con los gobiernos de Macri y Alberto Fernandez, responsables del ajuste en curso. Mientras que estas agrupaciones nos quieren vender que “ayudan” con grupos de Whatsapp o alguna beca, son quienes forman parte de las dos grandes coaliciones que están liquidando nuestras condiciones de vida. Buscaron despolitizar la elección y evitar todo tipo de cuestionamiento que rompa el status quo, para que prime la indiferencia a la realidad y el corporativismo de las demandas de los estudiantes. Perpetúan un modelo de centro que le queda cómodo a las autoridades, con conducciones cada día más “anexadas” al régimen universitario.
Desde la izquierda logramos mantener nuestro espacio, como puede verse acá, acá y acá realizando un gran elección como se vió en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) quedando solo a 85 votos de ganar el centrofrente al Colectivo (La Cámpora, La Mella y Movimiento Evita). Buscamos fortalecer el espacio político del Frente de Izquierda en la Universidad, apostando a la organización estudiantil, denunciando el ajuste y exigiendo recuperar y ampliar nuestros derechos. Mostramos a quién responde cada agrupación frente a la despolitización que buscaban imprimir. Lo hicimos junto a decenas de compañeros que forman parte de nuestras agrupaciones universitarias como también de la juventud precaria con La Red. Nicolás del Caño, Myriam Bregman y Alejandro Vilca recorrieron la UNLP, laUNLAM, y la UBA para mostrar el apoyo de los diputados del FITU a la pelea en defensa de la educación pública. También se sumaron a la campaña sectores como las mujeres en lucha por vivienda de la Villa 31, trabajadores de Madygraf, despedidos de LATAM en lucha y trabajadores de la salud y la educación.
ESTUDIANTADO MASIVO: QUE SE RECIBA EL QUE PUEDA
En medio de una crisis que se profundiza ante un nuevo acuerdo con el FMI y con la vuelta a la presencialidad, se nos abren nuevos desafíos. Lo que se percibe en las aulas es la preocupación por la precarización laboral, el problema del tiempo, poder sostener los estudios junto con trabajar.
A diferencia de la crisis del 2001, tal como se expresa en el Gráfico N°1, se viene produciendo un salto en la matrícula que creció un 44% en los últimos 10 años.
Gráfico 1: Matrícula de Universidades Estatales pregrado, y grado del 2000 al 2020.
Fuente: Elaboración propia en base a datos oficiales
Son miles y miles quienes entraron a la Universidad con la aspiración de mejorar su situación. Este ingreso masivo se puede ver en: a) El aumento de la matrícula en las Universidades del Conurbano (como se observa en el Gráfico N°2) donde la composición de jóvenes que trabajan o de sectores populares es aún mayor que en el resto de las Universidades. Según los datos de la UNQUI el 52% de los estudiantes trabajan; b) La creación de nuevas Universidades en el conurbano también produjo que un sector nuevo pueda ingresar (aunque con niveles de deserción muy alto y de forma insuficiente ya que no ha alcanzado todavía a acercarse al peso que tienen en la sociedad); c) el aumento de la matrícula en universidades históricas como es la UBA, la UNLP, la UNR, y la UNC.
Gráfico N°2: Cantidad de estudiantes en las Universidades del Conurbano (2001-2017)
A su vez, como hemos desarrollado en el balance sobre la Universidad y la pandemia, se produjo con todas sus contradicciones -ya que un sector no contaba con dispositivos ni conexión para poder estudiar- un aumento de la matrícula debido a la virtualidad (en el 2020 aumentó un 5.3%) debido a que apareció como una oportunidad para acomodar las cursadas con los trabajos.
A pesar del notorio aumento de la matrícula, un sector importante de la población sigue sin acceder. La educación superior viene siendo desfinanciada hace décadas, se recortan becas, servicios básicos como el comedor y fotocopias, se reduce el plantel docente y las bandas horaria para quienes trabajan. Esta situación hace que aunque el ingreso sea masivo, sólo un sector minoritario puede egresar. Se cae el relato del acceso a la educación pública o la “inclusión sin contradicciones” (Gráfico N°3). Incluso de los que se reciben no todos pueden incorporarse al mercado laboral, ya que existe una contradicción intrínseca entre el desarrollo de la masividad de las universidades y la incapacidad de absorber toda esa mano de obra calificada. Y lo único que nos ofrecen es mayor precariedad y en muchos casos no trabajamos de lo que estudiamos.
Gráfico N°3: Cantidad de estudiantes y egresados según Universidad año 2017
Esta orientación tiene su asidero en la menemista Ley de Educación Superior (LES) que ningún gobierno derogó. Esta ley no solo trajo mayor precarización y desfinanciamiento, sino que promueve la mercantilización de la educación. Por ejemplo, la UNLaM creada con el modelo de la LES tiene convenios con 269 grandes empresas.
Otra de las conquistas del neoliberalismo fue lograr que se terciarice en las agrupaciones estudiantiles (hoy integradas al régimen) la política de gestión que deberían garantizar las Universidades y el Estado. Las organizaciones adaptadas a esta lógica se pelean por ver quién administra mejor los servicios, pero como muestran crudamente los datos vemos que solo con administración de las migajas no se resuelve la enorme tijera entre los que ingresan y los que egresan.
En síntesis, nuestra hipótesis y apuesta política es que la existencia de un estudiantado más masivo en una Universidad mercantilizada donde pocos logran egresar, plantea la posibilidad de un importante choque de aspiraciones con quienes quieren recibirse. Esta masividad también hace que la línea divisoria entre la “clase media universitaria” y los sectores populares se vuelva más difusa por el propio cambio de composición de los estudiantes. La masividad trae la potencialidad de un estudiantado con mayores lazos con los sectores populares. Apostamos a que frente a una nueva crisis, el estudiantado intervenga de forma organizada, en una poderosa alianza con los distintos sectores de la clase trabajadora, para torcer el curso de los acontecimientos antes de que la crisis estalle.
A su vez, pueden surgir nuevos fenómenos políticos e ideológicos, que cuestionen la orientación mercantilista de la Universidad en un contexto donde urge que nuestros conocimientos se pongan al servicio de las necesidades sociales. Por ejemplo, la creciente preocupación ambiental puede chocar con la orientación de la Universidad como el Posgrado de Agronomía de la UBA que lo dirige Monsanto.
UN BALANCE NECESARIO PARA NO REPETIR LA HISTORIA
Continuando la reflexión del Número 30 del Dossier Ideas de Universidad sobre la participación del movimiento estudiantil en la crisis del 2001, queremos sacar las mejores conclusiones de la última gran crisis para profundizar sobre la hipótesis desarrollada.
Con la vuelta a la democracia, durante y hasta la crisis del 2001, la conducción del movimiento estudiantil fue la Franja Morada. Los años previos fueron una escuela de lucha para los estudiantes: la resistencia a la Ley de Educación Superior (LES) en los años ‘95 y ‘99; y la lucha contra los recortes del presupuesto universitario bajo el gobierno de la Alianza (1999-2001). Esta experiencia previa signada por asambleas masivas, y acciones contundentes como la ocupación de las facultades, corrió por canales paralelos a las conducciones estudiantiles. En todo el país surgieron cuerpos de delegados y comités de lucha como espacios de autoorganización masivos que se enfrentaron más de una vez a la represión estatal. En distintas ocasiones estos organismos le impusieron a la Franja Morada ir a la acción, aunque después para principios del 2001 habían logrado frenar el alto nivel de organización. Con el país en llamas, la Franja Morada solo denunciaba el ajuste presupuestario a la Universidad, logrando reducir las tareas de los centros de estudiantes a demandas meramente estudiantiles, teniendo una política corporativa como tienen en la actualidad con otras demandas.
A la crisis del 2001 entonces, los estudiantes no llegan organizados como movimiento estudiantil. Intervinieron en las movilizaciones del 19 y 20 de diciembre junto con la juventud trabajadora como el sector más radicalizado, pero de forma dispersa.
Para el año 2002, la Franja Morada pierde la conducción de los centros y federaciones, debido a su ligazón con la caída de De la Rúa y las jornadas del 2001. Quedan entonces en manos de corrientes populistas y de izquierda (PO, MST, PCR, Libres del Sur, TNT). Bajo la década kirchnerista continuaron distintos procesos y luchas como: la elección directa en Sociología de la UBA a Christian Castillo; la lucha en Comahue en el 2004 contra la LES; Asamblea Interfacultades en el 2005 en Córdoba y la UBA contra la LES; y el impacto en las universidades del fenómeno en el movimiento obrero del sindicalismo de base con episodios que abrió nuevos conflictos laborales y episodios de la lucha de clases.
Las nuevas conducciones durante estos procesos tuvieron dos recorridos distintos: por un lado, las agrupaciones que eran populistas o “independientes” como TNT (de Axel Kicillof) y la Mella-Patria Grande posteriormente, terminaron integrándose al gobierno kirchnerista; por el otro, las agrupaciones de izquierda como el Partido Obrero, por mantener frentes “opositores a la Franja” terminaron aliados a corrientes reformistas de conciliación de clases (PCR, TNT, Patria Libre, La Mella y La Cámpora en el último período).
En un momento marcado por los conflictos mencionados, estas agrupaciones de izquierda quisieron imponer una política institucional (llegando incluso a rechazar las asambleas interfacultades), y en momentos de pasividad donde el conflicto mermaba no hicieron nada para construir una tradición de centros democráticos, manteniendo el modelo heredado de la Franja Morada con eje en los servicios (bares y fotocopiadoras). A esto le sumaban una política corporativa de dividir los procesos de lucha estudiantil de aquellos que estaba protagonizando la clase trabajadora en blanco y los desocupados.
Por nuestra parte, como contratendencia a esta política, conformamos un frente de independencia del régimen universitario, que impulsó espacios democráticos y de autoorganización, teniendo una política tendiente a unir estudiantes y trabajadores. Acompañamos la lucha de las fábricas recuperadas en el 2001 (con Zanon y Brukman); el conflicto de Kraft en el 2009, en el 2014 con Lear. Lo hicimos apostando a una perspectiva democrática, de lucha y pro obrera junto a los trabajadores, las luchas feministas, ambientalistas, y por las libertades democráticas.
Sobre este balance sacamos tres conclusiones: 1) Necesitamos recuperar los centros y federaciones como herramientas de organización previo a que la crisis estalle; 2) Continuar una política de independencia de los gobiernos y las gestiones, contra las agrupaciones reformistas que terminaron por integrarse al Estado y al régimen universitario jugando el rol de neutralizar al movimiento estudiantil. 3) Desarrollar la autoorganización del movimiento estudiantil y los lazos con la clase obrera y los sectores populares, para intervenir en común en momentos de crisis histórica para torcer el rumbo de la flecha.
TAREAS Y DESAFÍOS PARA REVOLUCIONAR LA PRÁCTICA POLÍTICA EN LA UNIVERSIDAD
A diferencia del 2001 la representación nacional de la izquierda con el Frente de Izquierda-Unidad (FITU) es indudablemente distinta. Los diputados conquistados se vuelven un punto de referencia para pelear por otra salida. Nicolás del Caño, Myriam Bregman, y Alejandro Vilca son una referencia política para millones de trabajadores y estudiantes que quieren transformar la realidad. Esto está relacionado al desarrollo de la izquierda, y en particular del PTS, con sus agrupaciones clasistas en el movimiento obrero (MAC) y un incipiente trabajo en los sectores desocupados a partir del conflicto de Guernica con las Asambleas Permanentes donde confluimos con otros sectores, además del desarrollo de La Red de Trabajadores Precarizados.
En la Universidad, desde la izquierda históricamente tuvimos corrientes políticas militantes. Actualmente la Juventud del PTS con sus agrupaciones pelea para que ese 1,25 millón de votantes del FITU a nivel nacional, vean también en la universidad una alternativa política y no opten por otras variantes. A la vez que, actuar sobre la contradicción entre estudiantes que sufren la crisis pero que después votaron a otras alternativas políticas que son parte de las dos grandes coaliciones responsables del ajuste. El resto de la izquierda expresa un debilitamiento notorio luego de la pandemia producto de mantener una política de “gestión de izquierda” y de división de los estudiantes de los trabajadores ocupados y desocupados.
Lejos de esto, nuestra política y nuestra apuesta se basa en una batalla cotidiana contra la orientación de la Universidad que nos quiere convencer que no se puede cambiar la realidad, ¿Cuántas veces escuchamos decir al kirchnerismo que “se hace hasta lo que da la relación de fuerzas”? Contra esta idea de resignación, consideramos que las relaciones de fuerza se construyen y, por ende, se modifican. Frente a la actual crisis del peronismo que vienen aplicando junto al FMI un ajuste sobre nuestras condiciones de vida, contra la política de los libertarios que buscan la “libertad” para el 1% más rico del país, contra la Franja Morada que fueron parte del gobierno de Cambiemos que también busca la libertad meritocrática del “sálvese quien pueda”; nosotros peleamos por una libertad colectiva.
La organización del movimiento estudiantil como sujeto, es una tarea preparatoria y cotidiana, mostrando que se puede luchar colectivamente por transformar la realidad. Como ya planteamos, existe un cambio objetivo con cientos de miles que son la primera generación que ingresan a la Universidad, sin el peso de viejas derrotas. El desafío está en construir una gran fuerza de izquierda con agrupaciones militantes para ir por un verdadero movimiento estudiantil autoorganizado, que debata, luche, que se organice retomando las mejores tradiciones como las del Cordobazo. Un movimiento estudiantil que cuestione a laUniversidad de clase para pasar al cuestionamiento de la sociedad de clases. Esta política la damos en combate y enfrentamiento con peronistas y radicales, que lejos de poner en pie al movimiento estudiantil moldean con la lógica de centros de servicios un estudiantado disperso y fragmentado.
Para esta entusiasmante tarea, queremos dar pasos en otra práctica política e ideológica que siente bases para transformar la Universidad y la realidad. Existe un primer punto central que es la independencia política del Gobierno y las autoridades. No se puede batallar si se está atado de pies y manos a quienes ajustaron y ajustan nuestra educación. Por esto, tenemos que construir junto a docentes y no docentes un gran polo de independencia política. Para pelear por las demandas propias como es el aumento del presupuesto para bandas horarias, por becas integrales, por la implementación del boleto educativo gratuito, y todos los derechos que tenemos que recuperar y por los que aún nos faltan. Debemos exigirle a la Universidad y al Estado presupuesto para la autogestión y democratización de los servicios sin que dependan de ninguna agrupación, para que los centros dejen de ser meros “administradores” y se transformen en espacios de organización.
Un segundo aspecto consiste en profundizar los lazos con los trabajadores ocupados y desocupados y construir corrientes pro obreras para forjar la unidad obrero estudiantil. Esta unión se vuelve una tarea de primer orden para construir una gran fuerza social que cuando pelea en común es imparable, así lo mostró la historia. Como lo hicimos en el año 2001 con Zanon que el movimiento estudiantil se unió a su lucha; en La Plata en el año 2018 en apoyo a las luchas del Astillero Río Santiago. Cómo lo hacemos conlos trabajadores despedidos de Latam, con las mujeres de la Villa 31 y la lucha de Guernica.
Queremos que los centros y las federaciones sean un espacio de organización para los jóvenes trabajadores y sobre esta perspectiva en el 2020 fundamos La Red de Trabajadores Precarizados, peleando por la necesidad de trabajo con derechos, por el acceso a la educación y la salud y por otro futuro.
En la batalla contra quienes hacen ideología para que exista un estudiantado indiferente, combatimos para que se expresen otros valores como la solidaridad y la unidad, que conmuevan las estructuras universitarias. Así fue recientemente en La Plata que ante la tragedia en el barrio Cabezas fallecieron tres niños producto de un incendio que era evitable. Mientras las corrientes kirchneristas en Humanidades siguieron con sus actividades normalmente, las agrupaciones de la Juventud del PTS organizaron la solidaridad de docentes y estudiantes recaudando $130.000 en menos de 24hs. Además de acercarnos y asistir a las familias en el momento del incendio, continuamos una experiencia común para que la universidad ponga los recursos necesarios para la asistencia de las madres afectadas, y en el camino vamos sacando conclusiones en común para transformar el dolor y la injusticia en rabia organizada para pelear.
Ligado a esta práctica política de unir lo que los de arriba dividen, es que apostamos a poner todo nuestros conocimientos en función de las mayorías populares. Por eso estamos iniciando el lanzamiento de las Cátedras Libres “La imaginación al poder” para realizar un debate de ideas, entendiendo al marxismo como un arma para la transformación social. Y a su vez queremos hacerlo activamente, donde después de cada charla y seminario salgamos con grupos de investigación, observatorios, donde estudiantes y trabajadores construyamos en común las denuncias que nos permitan mostrar lo que nadie quiere que se vea, que es la realidad de las enormes mayorías. Abundan los militantes de la resignación (y sobre todo en los ámbitos académicos) que hacen ideología funcional para los poderosos, por eso la discusión de ideas también es un terreno de disputa y batalla en el cual tenemos planteado la difusión de nuestras ideas socialistas para combatir sentidos comunes y construir un nuevo imaginario posible.
Tenemos una disputa sobre los conocimientos y por qué tipo de intelectuales peleamos. Como mencionamos, con el respaldo de la LES la Universidad forma mano de obra calificada según los intereses del mercado. Contra la orientación mercantilista peleamos por la emergencia de una intelectualidad anti capitalista. Una intelectualidad que ponga sus conocimientos en función de las necesidades sociales, y para que esta se ligue a un programa revolucionario criticando la sociedad de clases.
Recuperamos las elaboraciones de José Aricó en Pasado y presente (1963), cuando era joven y estaba bajo el influjo del ascenso de masas post Cordobazo y Mayo Francés (lo que abandonará categóricamente luego de la derrota de la dictadura), para pensar el proyecto que nos proponemos: “Es preciso partir de esta dolorosa realidad para comprenderla en su raíz y transformarla. Pues no se trata de lamentarnos de las cosas que hicieron o dejaron de hacer quienes nos precedieron. (...) A partir de esa conciencia crítica puede sí configurarse una intelectualidad orgánica de la clase obrera cuya naturaleza expresa, en esencia, una ruptura con la vieja relación entre teoría y práctica establecida por las anteriores formaciones sociales.” En este camino, es que pusimos en pie Ideas de Universidad que ya cuenta con 32 números de publicaciones de estudiantes y jóvenes trabajadores. Realizamos distintos Observatorios Sociales de género y de trabajadores para visibilizar durante la pandemia lo que muchos se encargaban de ocultar.
Como no entendemos el conocimiento como potestad solo de los que aún pueden acceder a la educación superior, sino que recuperando la experiencia del movimiento estudiantil cordobés en los 60 y 70 con la fusión entre el “saber académico” y el “saber obrero”. Tomamos en nuestras manos la experiencia y colaboramos activamente en las gestiones obreras. Una es la experiencia de Zanon (FASINPAT) que ya lleva 20 años de gestión obrera, donde recientemente se ha ratificado el acuerdo con la Universidad del Comahue para poner en pie la Escuela de Oficios para cientos de jóvenes y han anunciado el plan de gestión de ahorro de energía proponiendo reducir el impacto ambiental. Este mismo camino están haciendo los obreros sin patrón de MadyGraf que vienen de reconvertir la producción en clave ecológica, y ya fueron sede de los Encuentros Ambientales con activistas además de participar de la Coordinadora Independiente Basta de Falsas Soluciones.
De la mano de estas experiencias se vienen lanzando Escuelas de Oficio donde obreros de importantes fábricas como también estudiantes que manejan distintos oficios, ponen a disposición de los jóvenes precarios sus conocimientos mientras se crean ámbitos de discusión e intercambio para juntos pelear contra la prepotencia patronal, por la reducción de la jornada laboral, y por trabajo genuino. Muestra de esto es la experiencia de La Plata a la que hoy se suma la nueva Escuela de Oficios en Avellaneda junto a los trabajadores de EMA recientemente en conflicto. Estos son nuestros valiosos ejemplos recientes de que la creatividad de la clase trabajadora es completamente transformadora.
Tenemos una pelea por recuperar nuestros centros y federaciones para todas estas batallas. La próxima parada la tenemos en las Asambleas Universitarias que elegirán Presidentes y Rectores para la Universidad, donde peronistas y radicales votarán juntos a las autoridades que vienen avalando y aplicando el ajuste universitario. Frente a esto, levantaremos una política de independencia de las autoridades para pelear por nuestros derechos. A la vez que impulsaremos todo tipo de espacio de autoorganización para poner en pie organismos para la lucha.
Sobre los cambios que se vienen produciendo en el estudiantado, buscamos poner en pie al movimiento estudiantil desde una perspectiva anticapitalista y socialista, transformar la realidad peleando por ese mundo de libertad, sin opresión ni explotación, y terminar de una vez con la sociedad de clases.
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