La empresa estatal YPF definiría en estos días si oferta para adquirir los activos de refinación y comercialización de combustibles que la multinacional Shell tiene en Argentina. Un negocio redondo para las empresas mientras los petroleros denuncian malas condiciones laborales, convenios colectivos de trabajo flexibizadores y la inexistencia de libertad sindical.

Gabriela Boyadjian @gabyrub_
Martes 11 de abril de 2017 13:48
La empresa estatal YPF, definiría en días si oferta para adquirir los activos de refinación y comercialización de combustibles que la multinacional Shell tiene en Argentina, incluyendo la refinería de Dock Sud, al sur del conurbano bonaerense. YPF, ofrecería la suma de 900 millones de dólares aunque se estima que la firma anglo-holandesa, que fuera presidida por el Ministro de Energía Juan José Aranguren, quien fuera cuestionado por tener acciones en la petrolera, pediría cerca de 1.500 millones.
Se estima, que Shell, de acuerdo a un artículo publicado en La Nación conservaría sus operaciones en la exploración y producción de hidrocarburos, con fuerte presencia en Vaca Muerta. Por otro lado, mantendría su nombre, como una forma de reingresar al negocio, si es que le interesara, en esta parte de América Latina. El combo estaría conformado por la refinería de Dock Sud y un conjunto de 630 estaciones de servicio que abastecerían a un 13% del mercado, aproximadamente.
Desde la gerencia local encabezada por Teófilo Lacroze, aseguran que los rumores sobre la posible venta, son especulaciones que hace el periodismo y aconsejan continuar sin que afecte al trabajo diario dentro de la planta.
Desde adentro
Desde la planta que Shell tiene en Dock Sud, Gustavo Michel, integrante de la agrupación nacional Naranja Petrolera y militante del PTS en el Frente de Izquierda, decía a este diario: “Dentro de la refinería, hay un enorme descontento como lo demostró el acatamiento del 100 % de los compañeros al paro nacional del 6 de abril, donde quedo de manifiesto que las condiciones laborales no son las ideales, sumado a un contexto de insalubridad permanente que sufrimos los trabajadores y que así, indican diversos estudios. Esto, no sólo al interior de la planta, sino que también, la contaminación se extiende hacia los barrios periféricos de Dock Sud y Avellaneda”.
Al mismo tiempo, Michel denuncia que la libertad sindical es casi nula, “el año pasado, el sindicato con la complicidad de la empresa nos cerró las puertas de la sede gremial, proscribiendo la lista que íbamos a presentar en la elección de delegados, la Celeste-Naranja, en oposición a la de la burocracia de Roberti. La encabezamos trabajadores que fuimos despedidos por Aranguren y luego de una larga lucha, reinstalados a nuestros puestos, y la presentamos como una alternativa independiente, teniendo en cuenta las demandas de los petroleros y para defender nuestros derechos. Nuestras vidas valen más que sus ganancias y se lo hacemos saber a Shell, al sindicato y al gobierno”. Para finalizar, expresó a La Izquierda Diario: “De realizarse la venta de la multinacional, es una demostración del doble discurso de la empresa y de Aranguren que no hace más que aplicar tarifazos y velar por los intereses de las empresas de combustibles”.
Negocio redondo para las empresas, ajuste para los trabajadores
El exceo de Telecom y actual gerente de YPF, Miguel Gutiérrez, trataría de jugarse a la compra para que otros componentes globales de los combustibles como Vitol o Trasfigura no ingresen al mercado local, aunque también, cuidarían los activos de Shell hasta que baje su deuda mundial y pueda “reinvertir” en el país. La transacción estaría bajo la supervisión del ministro de Energía Aranguren quien velaría, incluso, por propios intereses, aún estando a cargo, desde su cartera, de definir el precio de los combustibles. En enero se había firmado un acuerdo en los productores y refinadores, mediante el cual, "el Estado nacional les propuso un mecanismo por el cual teníamos que acercarnos a los precios internacionales (del crudo)".
Mientras tanto, Aranguren no baja de su política ajustadora, bien a tono con el gobierno que representa, esta vez mediante el anuncio de un nuevo tarifazo de hasta un 37% para los hogares que pesará sobre los bolsillos de los trabajadores y los sectores populares, un elemento más pondría de manifiesto que el negocio de los combustibles no deja de dar de ganancias a los empresarios mientras los sindicatos afines al rubro son garantes de la implementación de convenios de trabajo felxibizadores. como el de Vaca Muerta, que no hacen más que los trabajadores sean quienes pongan la espalda al ajuste.