El seleccionado nacional derrotó a su par de Chile (campeón de la edición 2015) por 2-1 con goles de Di María y Banega en el segundo tiempo. Solidez defensiva y presión, las claves.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Martes 7 de junio de 2016
Foto: sitio de AFA
Arrancó con buen pie el equipo dirigido por el Tata Martino. En el desafío más difícil del grupo D, logró doblegar a la selección chilena pese a la ausencia de Lio Messi. Tras un primer tiempo parejo, presionando para salir de contraataque fue como encontró el camino al gol, construido en dos ocasiones por la sociedad entre Di María y Eber Banega. El combinado chileno dirigido por Pizzi intentó ser protagonista pero al verse en desventaja perdió el rumbo, aunque logró el descuento por obra del ex Boca Fuenzalida.
La selección argentina ganó un partido difícil. Pero construyó el triunfo con la misma fórmula con la que se debe construir un equipo ganador: de atrás para adelante. “La roja” salió a la cancha para lucir su título de campeón y se vistió de protagonista. El equipo albiceleste, sin esperar pasivamente buscó quitarle la posesión presionando y plantando un muro en el fondo.
El arquero “Chiquito” Romero fue la figura, contagió seguridad y no se equivocó en casi nada (salvo en una salida fallida en el gol chileno, cuando el resultado ya estaba puesto). La zaga central estuvo muy concentrada y tuvo su punto alto en Funes Mori; por los laterales, tanto Mercado como Marcos Rojo se desprendían al ataque pero retrocedían rápido y en orden, iban y venían. Son muy importantes los laterales cuando asumen la doble función de mostrarse como variante de ataque y también la de defender.
La primera oportunidad la tuvo Argentina, tras un centro que Gaitán estrelló en el techo del travesaño. Luego vino la más peligrosa y fue para el equipo chileno: Alexis Sánchez probó los reflejos de Romero para confirmar que están en gran nivel; Chiquito tapó la caída del arco argentino retrocediendo con un cachetazo a la bocha.
En ese primer tiempo ambos equipos se mostraban parecidos: firmes atrás e intentando llegar al fondo. No se sacaron ventajas, aunque Chile dejó mejor imagen.
En el segundo tiempo, el gol de “Fideo” Di María a los 5 minutos le cambió los papeles a ambos equipos. Y el segundo, a los 13 minutos de la segunda mitad, directamente desarmó el esquema de los dirigidos por Pizzi y reafirmó el plan de Martino. Chile se descompensó dejando 3 en el fondo y Argentina aprovechó para redoblar la presión en el medio y salir de contra.
El tercer gol nunca llegó pero estuvo muy cerca; pudo tenerlo Marcos Rojo, también los ingresados Agüero y Lamela. Tuvo decenas de llegadas el equipo argentino.
El gol de Fuenzalida en tiempo adicionado sólo quedó para la estadística, ya que con este triunfo Argentina encara con más comodidad lo que queda: enfrentar a Panamá (un equipo débil en los cálculos pero que demostró muy buen juego en su histórica victoria ante Bolivia por 2-1, pese a cierta inocencia defensiva) y luego un seleccionado boliviano en crisis (por problemas con la Federación) que parece accesible.
Resonante triunfo de Argentina en una competencia que tiene más valor simbólico que en otras ocasiones: la generación de Messi y Mascherano sabe que las chances serán cada vez menos y necesitan demostrar que pueden aportar títulos a la historia del fútbol nacional y –sobre todo- cortar una racha de 23 años sin logros a nivel selección. El primer paso fue firme y sólido.