Newsletter: El juguete rabioso. Argentina camino al paraíso

Desde la crisis mundial de 2008 Grecia sufre una tragedia económica y social de la mano de la denominada troika integrada por el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Hacia 2016/2017 el país insinuaba una tímida recuperación. El dinero y las inversiones florecían sin que nadie entienda muy bien de dónde venían. Petros Márkaris decidió dar por superada su “Tetralogía de la Crisis” griega para contar en qué consistía la “recuperación”. En su novela “Offshore” un funcionario de la Secretaría de Turismo aparece muerto en su casa con un tiro en la cabeza. Kostas Jaritos (uno de esos comisarios queribles que solo es posible encontrar en el mundo de la ficción), sospecha que se trata de algo más de un robo.

Un personaje que se niega a develar su nombre, pero que se presenta como el “representante del dinero negro”, le acerca a Jaritos información que puede ayudar a atar cabos en la investigación. El misterioso personaje explica que después de sufrir el experimento de la austeridad, consistente en averiguar hasta qué punto la gente soportaría el ajuste, el país es conejillo de Indias de otro experimento: “queremos saber si, conduciendo al progreso a un país que no tiene acceso a un céntimo de dinero blanco, podemos desarrollar a la vez nuestra propia economía”.

Fuga y misterio

Este martes 22/6 el INDEC publicó un informe que no despierta demasiado interés en las grandes empresas de comunicación ni en los economistas. La falta de interés, tal vez, se deba a que no habla de cosas sensibles a la vida cotidiana, como la inflación o la desocupación. O, tal vez, porque dice mucho, pero mucho, de cómo funciona este próspero país.

El informe contiene información sobre la balanza de pagos y sobre la deuda externa. Pero en particular me interesaba detenerme en el apartado sobre la posición de inversión internacional (PII). Según la definición del INDEC se trata de “un estado contable estadístico que representa el saldo financiero del país frente al resto del mundo en un momento dado, y surge de la diferencia del valor de mercado de los activos financieros y pasivos externos de residentes”.

En el primer trimestre de 2021, la Argentina tenía activos financieros externos por U$S 406 mil millones. En relación al último trimestre de 2020, los activos crecieron en U$S 6 mil millones. Sí, mientras la crisis social no se detiene y falta dólares en el Banco Central, falta plata para el IFE, falta plata la salud, crecieron los activos externos de los argentinos.

A su vez, se registraron U$S 276 mil millones de pasivos externos, los cuales se redujeron en algo más de U$S 1.000 millones en el primer trimestre del año. De conjunto, el país tiene una posición inversora neta acreedora por U$S 129 mil millones. Parece una paradoja, pero no lo es: ese monto refleja un pasivo, una deuda del resto del mundo, con la Argentina. O, visto de otra manera, se trata de riqueza nacional que financia al resto de mundo ¿Sorprendido?

Hasta aquí un anticipo. Si te interesa leer completa esta entrega de El juguete rabioso o que te lleguen los newsletters del programa radial El Círculo Rojo y La Izquierda Diario ingresa en este link