El Gobierno de Alberto Fernández utilizó un argumento ambiguo de que la insistencia del Grupo en aislar a Venezuela, "no han conducido a nada". Además, sigue llamando a dialogar con la oposición proimperialista venezolana.
Diego Sacchi @sac_diego
Miércoles 24 de marzo de 2021 16:22
Este miércoles, mediante un comunicado oficial, la Cancillería argentina anunció que el país deja de ser miembro del Grupo de Lima. El grupo se formó en 2017 con el impulso de EE. UU. y la OEA para presionar por la salida del poder de Maduro en medio de un pico de la crisis social y política a la que han arrastrado al país las políticas de ajuste económico y represión del gobierno venezolano luego agravadas por las sanciones imperialistas.
El comunicado explica que “la República Argentina formalizó su retiro del denominado Grupo de Lima, al considerar que las acciones que ha venido impulsando el Grupo en el plano internacional, buscando aislar al Gobierno de Venezuela y a sus representantes, no han conducido a nada”. Un argumento ambiguo, con el que evita pronunciarse claramente contra la política proimperialista del grupo así como criticar al Gobierno reaccionario de Nicolás Maduro.
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El retiro de Argentina implica un debilitamiento del “Grupo de Lima” que se da tras el fracaso de sus intentos de imponer un gobierno títere de EE.UU., así como también por los importantes cambios de la situación en varios países que lo integran, ya no solo el cambio de gobierno en Argentina, sino crisis políticas agudas como en Perú o la revuelta social en Chile, que obligan a los gobiernos derechistas a poner esfuerzos en su propio frente interno convulsivo.
Pero además, la situación actual coincide con un avance del régimen represivo de Maduro y las FF.AA. que ha logrado sobreponerse, no tanto por su fortaleza sino por la debilidad de sus adversarios, que incluye no solo a la oposición proimperialista, sino también al movimiento de masas, profundamente debilitado. Lo que le ha permitido al gobierno avanzar en el control de todas las instancias del poder estatal, pactando con un sector de la oposición de derecha, y profundizar el giro entreguista y privatizador, sobre la base de una “liberalización” que golpea sin piedad los derechos laborales y las condiciones de vida de las grandes mayorías.
En ese marco, cualquier “diálogo” no pasa de ser un escenario reaccionario, bien sea el que establece el gobierno de Maduro con los sectores de la derecha, los rapaces capitales internacionales y el empresariado nacional, o el que incluya a la oposición proyanqui. Son escenarios en los que, de una u otra manera, se negocia el cuero del pueblo, a sus espaldas.
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Por otro lado, el comunicado reconoce que “la participación de un sector de la oposición venezolana como un integrante más del Grupo de Lima ha llevado a que se adoptaran posiciones que nuestro Gobierno no ha podido ni puede acompañar”. Con esta referencia muy velada el Gobierno argentino evita indicar que la oposición derechista fue parte fundamental del intento de golpe contra el Gobierno Venezolana, con el auspicio del expresidente Donald Trump, la OEA y el amparo de la mayoría de los países que integran el Grupo de Lima.
En otro pasaje, el comunicado menciona que “en un contexto en el que la pandemia ha hecho estragos en la región, las sanciones y bloqueos impuestos a Venezuela y a sus autoridades, así como los intentos de desestabilización ocurridos en 2020, no han hecho más que agravar la situación de su población y, en particular, la de sus sectores más vulnerables”. Es que el impacto del bloqueo, principalmente impuesto por Estados Unidos en plena de pandemia, sólo tiene como objetivo generar las condiciones para un cambio de gobierno en Venezuela a costa del sufrimiento de millones y en beneficio de los intereses imperialistas.
Sin embargo, la Cancillería argentina propone como salida para la crisis venezolana “un diálogo del que deben formar parte, pero del que no puede apartar a la oposición en su conjunto. Un diálogo que sin duda se vería enriquecido con voces provenientes de los principales actores sociales del país, como la Iglesia, el sector empresario y las organizaciones no gubernamentales, sin exclusiones”. Un llamativo llamado al diálogo cuando la Iglesia, varios sectores empresariales y oposición derechista fueron actores fundamentales en el intento golpista y la injerencia extranjera. En este sentido el gobierno argentino se alinea con algunos países de la Unión Europea o el Vaticano.
El escenario interno venezolano ha cambiado luego del fracaso de la estrategia de Guaidó, potenciado con la salida de Donald Trump y un nuevo posicionamiento de Joe Biden que sigue calificando al gobierno de Venezuela como una dictadura, pero parece estar dispuesto a barajar otras alternativas al igual que la Unión Europea que dejó de reconocer a Guaidó como presidente legitimo para reducirlo a "líder de la oposición".
Con bastante demora, la Cancillería argentina toma una resolución que puede tener un impacto importante en la alineación regional, teniendo en cuenta los cambios de gobierno en Bolivia o una posible victoria del correísmo en Ecuador. La salida de otros países podría terminar con el nefasto Grupo cuya acción contra el gobierno venezolano ha variado del más abierto golpismo al apoyo de toda medida de injerencia internacional, todo bajo el pretexto de velar por “los derechos humanos” y la "democracia" en Venezuela, mientras no dudaron en apoyar el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia.
Diego Sacchi
Nacido en Buenos Aires en 1977, militante del Partido de Trabajadores Socialistas desde 1994. Periodista, editor en la sección Internacional de La Izquierda Diario y columnista de temas internacionales en el programa de radio El Círculo Rojo.