Sin duda este año marcará un precedente histórico para el Carnaval Ariqueño: “Con la fuerza del Sol” que se desarrolla este 07, 08 y 09 de febrero, y es que en el marco del estallido social y una revuelta, las demandas por los derechos del pueblo afrodescendiente y los pueblos originarios toman más peso que nunca.
Lunes 10 de febrero de 2020
Desde la semana pasada que se siente un carnaval distinto a otros años en Arica. Los aires de Revuelta Popular, desde el Convite (jornada preparatoria previa al carnaval) dio muestras de rebeldía en las y los jóvenes que representaron en sus cantos el ánimo anti represión, contra la policía, el racismo y un gobierno que ha quitado todo, incluso el miedo.
El descontento masivo que inicia en la Rebelión del 18 de octubre continúa retumbando en las calles de Arica durante esta gran fiesta de carnaval, Y cómo no, si los pueblos originarios, que lideran las comparsas de caporales, diabladas y tinkus, entre otros bailes, han sido protagonistas de una resistencia histórica contra el Estado y su violencia. Es de esta manera que las demandas de las y los chilenos, junto a los pueblos, son parte de las luchas por los derechos fundamentales tales como la desprivatización de los recursos naturales o el derecho a la libertad de expresión contra un sistema desigual y opresor.
Esto se ha visto por ejemplo en la campaña por un “Carnaval sin violación… la ebriedad no es consentimiento”, que levantaron las “Ñustas” (reinas del carnaval de Arica) junto a la Asamblea de Feministas y Disidentes por la Constituyente (AFEMIC). La campaña busca cuestionar y prevenir todo tipo de comportamiento de acoso o abuso sexual en el Carnaval. Se debe cuestionar el rol que ha jugado el Estado, que es parte de un sistema patriarcal y machista, y como sus instituciones han perpetuado la desigualdad y violencia de género.
Las comparsas organizadas han mostrado intervenciones con pañoletas rojas, capuchas y cantos denunciando el papel del Gobierno asesino de Piñera y la molestia hacia una normalidad impuesta. A través del arte y la danza, los bailarines y músicos han logrado visibilizar las injusticias vividas antes y durante estos más de 3 meses de revuelta y es que, hasta ahora, las demandas no han sido conquistadas.
Las exigencias al Estado por la autodeterminación de los pueblos Aymara y Quechua, junto a la propiedad por derecho de sus territorios y los recursos naturales son hasta hoy deudas históricas. No es casual la nula consideración del proceso constituyente, en que estos pueblos nuevamente serán invisibilizados, y donde los partidos tradicionales ya han limitado totalmente el poder de decisión que pueda tener el pueblo trabajador y los pueblos originarios sobre sus demandas.
Es esta juventud, junto a las y los explotados y oprimidos, quienes continúan la lucha hasta que se escuchen el total de sus demandas, resistiendo toda respuesta discriminatoria y represiva por parte del Gobierno y denunciando la impunidad hacia quienes ejercen el poder de torturar y mutilar. La lucha aún continúa, la rebeldía y resistencia del pueblo trabajador, las y los jóvenes junto a los pueblos originarios será hasta que logren dar vuelta este sistema desigual y se conquisten todos los derechos de los que nos han privado.