La redacción de Izquierda Diario de Neuquén, entrevistó al artista plástico y obrero de la Cerámica Neuquén, Gustavo Cáceres, con motivo de la donación de una de sus esculturas a la gráfica MadyGraf (exDonnelley), el pasado domingo 7 de diciembre.
Viernes 12 de diciembre de 2014
¿Cómo empezaste a hacer arte?
¿Tuviste influencia de otros artistas para empezar a hacer arte?
En principio el artista que me inspiró, fue Giger con su arte oscuro. Las piezas de descarte metálicas, me llevaban a construir formas orgánicas, como las del maestro, al que conocí primero a través del cine, con Alien el octavo pasajero. Después accedí a su obra gráfica.
Otro artista que me impactó fue Ciruelo Cabral con sus dragones y figuras fantásticas, y empecé a hacer obras con guerreros, figuras míticas y épicas.
Un día, aparece la obra de Jesús crucificado en el avión de guerra, la veo en la tele, yo ni sabía quien era León Ferrari, lo supe muchos años después. Ese primer contacto me lleva a hacer una serie de obras contra la iglesia, pero con una estética mas cercana al rock, Escuchaba heavy como Black Sabath, Roonie James Dio; hard rock como Sepultura; rock sinfónico como Pink Floyd.
¿Cómo es tu relación con las instituciones de arte, escuelas, salas, centros culturales, etc.?
Nunca le di pelota a las instituciones del arte, me parecían un candado para el arte, una picadora de carne para desarrollar un arte libre. Nunca entré a ver una muestra en un museo, eso lo empecé a hacer estos últimos años. Siguen siendo lugares elitistas, lejos del pueblo trabajador que no accede a esos espacios.
¿Desde cuándo exponés?
Se ve un cambio en tu obra en cuanto a las formas y el contenido ¿por qué está dado ese cambio?
No me interesa hacer negocio con el arte sino ponerlo a disposición del pueblo, de la clase obrera, de los niños. Considero que el arte también es un arma letal para derrotar al enemigo que nos esclaviza. Por eso la escultura “Clase Obrera”, está en el mejor lugar, no hay otro lugar que la fábrica MadyGraf. La camisa de grafa ceramista que simboliza un proceso revolucionario que es como los obreros empiezan a gestionar las fábricas sin patrones, tiene una continuidad en la ex Donnelley que es un ejemplo para las nuevas generaciones de jóvenes trabajadores para que vean la potencia de estar organizados para empujar el cambio por venir.