Las encuestas vaticinan un auténtico desplome para el PDeCat, mientras que las mismas sitúan a ERC como primera fuerza en Catalunya. Artur Mas abre la puerta presentarse como posible candidato a la Generalitat.
Martes 7 de marzo de 2017
Sobre el rumbo que tomará el “Procés” no hay nada escrito y aunque la posibilidad de que finalmente se celebre algún tipo de consulta en Catalunya -mas parecida al 9N- no puede descartarse que no haya consulta alguna. La firme negativa del Gobierno español a negociar un referéndum y la línea Mas-Puigdemont de buscar algún tipo de negociación con el Estado central provocan un escepticismo creciente entre capas cada vez más amplias de la población sobre el referéndum.
Ante la posibilidad de que se celebren unas nuevas elecciones, el actual presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, confirmó lo que ya se preveía: no tiene intención alguna de volver a presentarse como candidato, algo que la propia vicepresidenta de la Generalitat, Neus Munté considera “coherente” con el encargo que le hizo la antigua Convergència. Pero lo cierto es que mientras la polémica sigue abierta, el PDeCat desorientado y sin candidatos claros, se enfrenta a un desplome en las encuestas. Un escenario también desagradable para la izquierda independentista.
Paralelamente, Artur Mas no se descarta como posible candidato. Sin duda, el juicio del 9N ha multiplicado su proyección. Miles de personas le acompañaron a él y a las ex consejeras durante la sesión del juicio contra el 9N, por el que se le piden diez años de inhabilitación por desobediencia.
El partido histórico de la burguesía catalana, atravesado por escándalos de financiación ilegal como el caso del 3% y el polémico caso Palau, podría encontrar en la figura del “expresident” un nuevo líder que le permitiera salir del impasse en el que se encuentra desde hace meses. La misma Neus Munté afirmó que “Artur Mas sería un grandísimo candidato”.
Al mismo tiempo, Esquerra Republicana enseña el músculo que le dan las últimas encuestas, que le sitúan muy por encima de la antigua Convergència. La posibilidad de convertirse en la primera fuerza difumina la idea de que pueda repetirse la fórmula Junts Pel Sí con una ERC aspirando al segundo puesto. La idea de que el actual vicepresidente de la Generalitat, impulsor de los recientes presupuestos neoliberales de Catalunya, se convierta en el próximo presidente gana cada vez más fuerza.
Pese a la pugna interna entre los principales partidos al interior de Junts Pel Sí, la posibilidad de que los reclamos democráticos del pueblo catalán acaben en una nueva frustración provocada por el desgaste del propio proceso sigue abierta. Ni el actual President -siguiendo el camino marcado por Artur Mas- tiene intención de realizar el menor acto de desobediencia, ni el Estado español permitirá la realización de una consulta por la autodeterminación.
Sin diálogo posible con el Régimen del 78, tan solo la movilización de la clase trabajadora y el pueblo catalán podrá imponer imponer el derecho a decidir. Un camino que ninguna de las fuerzas que hoy lideran el bloque independentista se propone desarrollar hasta el final.