Este martes se realizó la asamblea anual de afiliados y afiliadas de ATE Capital para debatir la memoria y el balance de la seccional. La dirección del sindicato demostró una vez más que no está dispuesta a expresar la menor crítica al Gobierno Nacional que implementa el ajuste exigido por el FMI. Mientras tanto, miles de estatales engrosan las filas de los llamados “trabajadores pobres”. La Agrupación Marrón Clasista planteó el camino de la unidad de ocupados y desocupados para enfrentar lo que viene.
Miércoles 13 de abril de 2022 10:21
En el club San Telmo, se realizó luego de tres años la asamblea anual de memoria y balance de ATE Capital. Debajo de la autopista se fueron agrupando afiliadas y afiliados para participar de una jornada que desde hace mucho tiempo cobró una dinámica de acto, con la participación casi excluyente de los sectores más activos de la lista oficial del sindicato, la Verde y Blanca. La lista Verde, que encabeza el Consejo Directivo Nacional y en otros momentos tenía una mayor participación, directamente no se sumó a la asamblea.
La agrupación Marrón Clasista fue, de aquellas opositoras desde la izquierda del sindicato, la única que participó con una delegación importante e identificable, mientras que otros agrupamientos de la oposición sólo tomaron parte con algún referente para hacer uso de la palabra.
Al margen de la intervención de las agrupaciones, delegadas y delegados, desde hace años que estas instancias se volvieron completamente ajenas para la gran mayoría de las trabajadoras y trabajadores estatales. Tienen algo de “trámite”, pero a su vez expresan la realidad que atraviesa al sindicato. Algo de esto se pudo percibir en el clima ciertamente rutinario que se vivió durante la asamblea así como en la expresión de algunas internas que expresaron referentes que antes eran parte del núcleo de la conducción.
Nadie se salva solo
Ese fue el lema elegido por la conducción de la Verde y Blanca para presentar el balance. Una frase de circulación reciente como material de interpretación, dentro de la robusta oferta de análisis a propósito de la fuerte crisis que atraviesa al Gobierno Nacional. Un tema que, hay que decirlo, fue cuidadosamente evitado en el discurso central de Daniel Catalano. Para el Secretario general de ATE Capital, uno de los firmantes de la carta de los “moderados” albertistas, la explicación infalible y única para todos los males que atravesamos en los últimos tres años es la pandemia.
Consecuencia de ello, hubo dos grandes ausentes en su planteo: el más grave, las implicancias del acuerdo con el FMI y cómo va a impactar en la vida de millones. La otra omisión, casi total y ligada a la primera, fue el ajuste sostenido que viene realizando el gobierno por distintas vías. Bastante raro, cuando se pretende defender los intereses de los que viven de su salario pero no se plantea con claridad, por ejemplo, el rol que viene jugando la inflación en la erosión sistemática de los salarios. Así, el problema de la pérdida salarial sostenido desde hace años para miles de estatales, bastante ausente en el planteo de la conducción, se filtró incluso en algunos discursos de referentes de la Verde y Blanca, más o menos allegados a la corriente de Catalano.
Lorena Itabel, delegada de ATE-MECON y de la Agruapción Marrón, tomó la idea de que nadie se salva solo, pero desde otra perspectiva: “Si queremos terminar con los salarios de miseria, con las condiciones paupérrimas que nos trae el FMI, tenemos que salir a las calles y coordinar con aquellos sectores que la están peleando. Como hicieron los elefantes de Neuquén, incluso en contra de la propia dirección de ATE Neuquén. Coordinando con otros trabajadores, con el pueblo mapuche. Nadie se salva solo”.
Así, daba paso a la moción de acompañar la pelea que vienen llevando adelante los movimientos sociales y piqueteros, que mañana convocan a una jornada contra la criminalización y por todos sus reclamos. Pero, de todas formas, la mesa de coordinación de la asamblea no hizo lugar a mociones ni propuestas por fuera de las planteadas por la conducción.
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Una salida de otra clase
Marcelo Gómez y Lorena Itabel, dejaron también otro planteo. Que el ajuste llevado adelante por el Gobierno para que cierren los números pactados con el FMI, no es sólo un mérito de quienes conducen política y económicamente. Para que este ataque contra las mayorías se lleve adelante, hubo también una pasividad cómplice de quienes tienen una gran responsabilidad al frente de las centrales sindicales. Y frente a esto, llevaron a la asamblea la idea de que, para encarar una pelea seria contra las consecuencias de ese pacto, es necesaria la independencia respecto del gobierno. Que los sindicatos rompan con su subordinación política.
En las últimas semanas, la unidad de agenda entre la derecha y referentes del propio Gobierno como Zabaleta contra la protesta social, fue dejando en claro que el ajuste no pasa sin represión y sin estigmatizar la protesta social. Los compañeros del INCAA, acompañando el reclamo de los trabajadores de la industria audiovisual y de la cultura en general, lo vivieron crudamente con la represión del día lunes pasado. Allí, el ajuste de nación, contó con el apoyo de la policía de Larreta para sacar el reclamo de la calle. El control de la calle, las detenciones a militantes políticos en Jujuy, los discursos y acciones contra la protesta aparecen así cómo preparatorios, cómo una política de Estado que reemplaza el combate contra la pobreza por el combate contra el sector empobrecido de la sociedad.
Los miles de estatales que tienen que ingeniarse para llegar a fin de mes, tienen en los sectores populares y los movimientos sociales mucho más que un compañero o compañera, encontrarán allí un aliado para pelear por las condiciones de vida de las grandes mayorías y contra lo que se viene. Del otro lado de la mesa, el intento de embellecer la política de ajuste del Gobierno nacional, no juega otro rol que el desarmar a los trabajadores y trabajadoras para hacer frente a los designios del FMI.