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Red Internacional
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Cuba. Asistencia social reducida en 60% en 5 años

El ex ministro de Economía cubano, José Luis Rodríguez, reemplazado en 2009 por Jorge Murillo, acaba de publicar un análisis del último Anuario Estadístico de Cuba 2013. En su artículo, Rodríguez desmenuza varios de los principales indicadores económicos así como de las tendencias que muestra la estructura económica cubana en el marco de la reforma aperturista que impulsa el gobierno de Raúl Castro desde 2008.

Jueves 16 de octubre de 2014

El ex ministro de Economía cubano, José Luis Rodríguez, reemplazado en 2009 por Jorge Murillo, acaba de publicar un análisis del último Anuario Estadístico de Cuba 2013. En su artículo, Rodríguez desmenuza varios de los principales indicadores económicos así como de las tendencias que muestra la estructura económica cubana en el marco de la reforma aperturista que impulsa el gobierno de Raúl Castro desde 2008.

El ex ministro, que apoya el actual rumbo económico, toma en primer lugar el desempeño de la actividad económica nacional que “luego de una expansión de 3% del PIB durante 2012, el pasado año el crecimiento global se redujo a 2,7%, con una evolución favorable en el caso de la agricultura, que crece 4,7%, la pesca (6%) y el azúcar (7,7%).” Para el año en curso termina planteando que “el crecimiento logrado durante el primer semestre de este año llegó solo a 0,6%, con una contracción de 1,8% en las inversiones y un incremento por debajo de lo previsto en la producción de azúcar (88% del plan) y del número de turistas (de un crecimiento planificado del 10,4% se obtiene hasta agosto 3,7%), todo lo cual está reflejando una fuerte tensión financiera externa que provocará un incremento potencial de solo 1,4% en el PIB.

No es una novedad el bajo crecimiento de la economía que se ha visto reducido o desacelerado en toda Latinoamérica de la mano de la menor afluencia de capitales y de la caída en los precios internacionales de las materias primas. Pero Rodríguez, al tiempo que analiza distintos factores que están afectando en particular a Cuba, como la baja inversión de capital y la falta de crédito externo, da cuenta de la marcha de las reformas estructurales que viene aplicando el gobierno de Raúl Castro.

¿Quiénes pagan los costos de las Reformas?

Una de ellas es la drástica reducción de la asistencia social, que persigue al decir del propio Castro implementar “un modelo socialista menos igualitario pero más justo” eliminando “gratuidades excesivas y subsidios indebidos”. Las cifras del Anuario Estadístico que analiza Rodríguez son enormes: “la salud y la asistencia social –que computan el 17,3% del PIB– tuvieron un crecimiento mínimo. En tal sentido, llama a la reflexión la significativa reducción de los gastos de asistencia social, que disminuyeron 60% en los últimos cinco años.

Por caso, se puede ver la suerte que corre por estos años la emblemática Libreta de abastecimiento implementada en 1963 para combatir la inflación y escases de productos básicos. La Libreta que cubría parte de las necesidades de la familia cubana hoy pasó de tener unas 28 páginas a sólo 20 debido a la eliminación de productos de la misma. Se eliminaron entre otros papa, pescado, garbanzos, tabaco, jabón y pasta dental. También las cantidades de los productos subsidiados han sido reducidas y muchas veces no hay stock por lo que se debe esperar para adquirir la magra ración. Antes de 2011, todas las familias recibían el subsidio pero ahora hay que probar ante el estado que uno no tiene recursos para adquirir los productos por sus propios medios para acceder a la mermada Libreta.

Además se registró un fuerte cambio en la estructura del salario de los trabajadores. “El salario medio mensual de 2013 alcanza 471 pesos, lo que representa un incremento de 13,5% en relación con 2008”. Pero en cuanto a la canasta familiar, “el incremento es de 17,9%, lo que expresaría un deterioro del poder de compra mucho mayor.” Pero el gobierno ha ido incorporando en los últimos años pagos por producción y aumento de productividad por lo que lo que debemos “incluir otros ingresos de la población –los salarios solo representan alrededor del 46% del total de ingresos–, ya que no se incluyen en estas cifras pagos de sistemas de estimulación en CUC (pesos convertibles que tienen 24 veces el valor del peso nacional -NdR), que no se computan como salarios, así como otras prestaciones en especie y en efectivo.

Otra de las grandes reformas es la eliminación de cientos de miles de empleos estatales y su reemplazo por el privado o cooperativo “que ya alcanza el 26,3% del total de ocupados en el país, frente al 16,2% en 2010 y al 6% en 1989”. Aunque estos cambios no se trasladan mecánicamente a la incidencia de la actividad privada y estatal en la formación del PBI, donde el aumento fue mucho más modesto, el cambio en el empleo “expresa la profunda transformación en las relaciones de producción que se viene registrando en los últimos años.

Este conjunto de reformas en curso dan un fuerte golpe al pleno empleo que rigió durante décadas en la isla así como al salario que va quedando atado a los vaivenes de la economía y de la producción de cada fábrica o empresa. Las tendencias que marcan estos datos no prometen un cambio positivo en el largo plazo para la gran mayoría trabajadora de la población. Lo que sí parecen aumentar positivamente día a día son los negocios de los gobernantes y directores de empresas que apuestan a una apertura cada vez mayor de la economía al capital extranjero. ¿Será ésta la parte “más justa” de la trillada frase de Raúl?