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Metal bizarro. Asspera cerró el año en Groove: crónica de un pogo anunciado

La banda de metal bizarro cerró el 2023 a puro metal, pogo y celebración en un Groove colmado de seguidores que se hicieron presentes y disfrutaron de un gran show.

Daniel Lencina

Daniel Lencina @dani.lenci

Miércoles 3 de enero 19:24

Foto: @ivy.llad.ph

Foto: @ivy.llad.ph

Asspera, la banda de metal bizarro cerró “el año de mierda” en Groove, Palermo. La aclaración calificativa lo decía la propia convocatoria, en el caso de este cronista el volante fue entregado en mano -si en papel, como en los 90’s- por el violero de la banda Julian Barrett en la puerta de Vorterix cuando fue invitado por Lörihen a compartir escenario. Dicho esto, pasemos a la crónica demencial de un pogo anunciado.

La joda arrancó con un show de humor a cargo de Eric Gaspar que, stand up mediante, hizo reír a los presentes que entre birra y otras hierbas se iban acomodando, encontrándose con amigos en un Groove que poco a poco se iba colmando de fans.

Foto: @ivy.llad.ph
Foto: @ivy.llad.ph

Luego llegó el turno 3,14J para aclimatar a la monada con un set acústico muy lindo. El bajista de la banda (Gabriel Barret) lleva ese creativo e inteligente nombre y si recuerdan cómo se calcula la superficie de una circunferencia; tal vez logren captar su significado, salvo que matemática les haya quedado pendiente rendir para marzo. Y sino, mejor no lo intenten en sus casas.

El show, según el cronograma, estaba convocado a las 21hs y el ambiente se puso un poquito áspero porque la muchachada empezó a cantar, haciendo palmas el clásico “ya son las 9 la p…” y todo eso, siempre con mucho afecto. Así que la banda apuró un poquito el trámite, pisó el acelerador a lo Schumacher y, al calor que empezaba a adueñarse del ambiente, le pusieron un poquito más de pimienta cuando arrancó la presentación a todo trapo.

Los enmascarados estaban arriba y abajo del escenario. Si, los fans también llevaban la máscara y ¿por qué no? un gorrito de Papá Noel todo cuaquijon, con la “A” de Asspera, que alcance a ver con el primer remolino del pogo (vale retener ese detalle).

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Foto: @ivy.llad.ph
Foto: @ivy.llad.ph

La banda sonaba deslumbrante y potente, prolijísimos, bien pesado, con los acordes totalmente nítidos y en comunión con el público que cantaba todas y cada una de las letras. Y mientras eso pasaba noté algunos detalles que son bien interesantes. Por ejemplo, el parche de la batería siempre da una síntesis o información fundamental sobre el ADN de la banda que estás viendo en vivo. En el caso de Asspera bateria dice alrededor de la “A” en el centro del bombo donde el logo es decorado con la siguiente leyenda: “Asado + Metal + Fenré + Bizarro + Amistad”. Y tal vez eso resume muy bien de qué va la banda de metal pesado que se luce en vivo desde que en 2006 publicó su primer álbum y prácticamente de la nada convocó a 500 personas en su primer show, lo cual es un montonazo para una banda under. Desde entonces creció exponencialmente hasta llenar lugares míticos como el Luna Park o para darse cita en un show más íntimo como el del sábado 30 de diciembre del 2023 en pleno Palermo.

Foto: @ivy.llad.ph
Foto: @ivy.llad.ph

La historia con que Asspera llegó a la escena del Heavy Metal se dió en el contexto de la gran crisis del 2001. Y aprovecho a recomendar el documental producido por ellos mismos donde explican de qué se trata el proyecto. Algo que arrancó en joda terminó siendo algo muy serio, aunque la joda es algo serio. Tan serio como el humor “politicamente incorrecto”, o el humor negro y tal vez el concepto que mejor lo define es: bizarro. Viendo a Asspera te encontrás “con una nueva propuesta” (diría un amigo mio) totalmente diferente a ese gran mundo “serio” del metal. Aca prima la joda, la chupa y el chupicenter que amistosamente la banda ofrece con una fuerte dosis de humor que a la vez contiene críticas al poder político de turno. Y hay canciones que nunca perderán vigencia como “Tarifazo” por ejemplo que sonó el pasado 30 de diciembre. Mientras los dos coristas se paseaban, bailando por el escenario, con boletas gigantes de luz y gas, amedrentando a los presentes. Nada más cerca de la realidad. También hubo espacio para los grandes hits de la banda que, repito, más de una vez me vi arrastrado por el remolino humano haciendo pogo, mientras hacía equilibrio para que no se derrame el refresco de tamarindo que tenía en mano.

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Antes de continuar agradezco a Gabriela Sisti (prensa de Asspera) y la colaboración especial de Ivy en las fotos del concierto. Ahora sí, hablemos de “eso”.

Foto: @ivy.llad.ph
Foto: @ivy.llad.ph

El concierto se desarrolló en un clima más que amistoso, el lugar estaba bien lleno, de esos recitales donde el público está apretadito. La potencia de lo colectivo se hizo sentir por ejemplo cuando la gente coreaba las canciones de la banda y también grandes covers de la talla de “Maroleo le da sabor a tu vida”, “Ji ji ji” de los Redondos e incluso un temazo de Divididos con “¿Que tal?”.

Foto: @ivy.llad.ph
Foto: @ivy.llad.ph

Pero lo que particularmente llamó mi atención fue el final del concierto. De esos donde resuena algún himno, pero un himno para cantar revoleando una remera y se vive un momento culmine. Así con “Pogo al corazón” que está dedicado a la memoria del primer baterista que tuvo Asspera, Mario Lauro Santillan, que desgraciadamente partió de este mundo producto de una enfermedad de mierda. En la pantalla detrás de la bata se veía la foto del “Pato” Larralde, quien se la jugó desde el inicio apoyando a los muchachos de Asspera. El 2023 fue un año de grandes pérdidas para el ambiente metálico de la escena local, por lo que esta canción también fue dedicada a la memoria Ricardo Iorio y el aplauso estalló como estruendo y volvió a subir más la temperatura. El cantante de la banda, Richar, dijo que “si no fuera por Iorio todos nosotros no estaríamos acá” y con justa razón. Así que en un tono de pura amistad y pasión la banda invitó a subir al escenario a varios amigos, al creador de la tapa de su último disco y también a Emiliano Obregón, guitarrista de Lörihen. Y así, todos abrazados, como un auténtico ritual pagano, algunos con lágrimas de emoción, despedimos el año de mierda cantando y celebrando en ese pogo directo al corazon.


           

Daniel Lencina

Nacido en Buenos Aires en 1980, vive en la Zona Norte del GBA. Integrante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 1997, es coeditor de Diez días que estremecieron el mundo de John Reed (Ed. IPS, 2017) y autor de diversos artículos de historia y cultura.

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