Quieren que sigamos trabajando hasta que nuestra salud no de para más y con jubilaciones más bajas. El pensionazo viene anunciado por el Gobierno “más progresista de la historia”, dispuesto a pagar los rescates con la hucha de las pensiones.
Lunes 21 de diciembre de 2020
El ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá trataría de ajustar, a costa de las jubilaciones, las cuentas de la Seguridad Social y formaría parte de un proyecto más amplio de recortes sociales que está en discusión con la Comisión Europea. Ya que la asignación de los 140.000 millones de fondos europeos de reconstrucción está condicionada al ajuste del gasto público que exige recortes de este tipo.
Escrivá, prevé presentar en el Congreso el proyecto de ley de reforma de la Seguridad Social en las próximas semanas. Entre las medidas del proyecto está la elevación del período de cotización para calcular las cuantías de las pensiones de 25 a 35 años.
Aunque se destinan partidas de miles de millones de euros a empresas del IBEX35 cuyos directivos se han hecho de oro durante la pandemia, esas ayudas se promocionan como “sociales”. Al mismo tiempo, el “ingreso mínimo vital”, la medida estrella del gobierno “progresista”, deja por fuera a 8 de los 10 millones de personas que viven en riesgo de pobreza y exclusión social.
Zapatero congeló las pensiones en 2010 y en 2011, con el apoyo de las direcciones burocráticas de CCOO y UGT, formaron la mayor contrarreforma hasta la fecha, la que alargó la edad de jubilación de los 65 a los 67 años. El segundo, a finales del mismo 2011, impuso la ridícula subida del 0,25% que ha hecho perder más 7 puntos de poder adquisitivo en menos de una década.
Este proyecto de Escrivá supone ampliar la reforma contra las pensiones que ya aplicó el PSOE en el año 2011 y que supuso elevar la edad de jubilación hasta los 67 años, así como el período para calcular la cuantía de las pensiones de 15 a 25 años. Desde entonces se ha ido ampliando año a año el período de ese computo con lo que en el 2021 será de 24 años y se alcanzará la meta de los 25 en el 2022. Si esta nueva reforma sale adelante aún se alargaría más dicho período, hasta los 35 años, lo que prácticamente supone la totalidad de la vida laboral.
Lucía Nistal, militante de CRT, afirma que “mientras el 40% de la juventud está en el paro nos hablan de alargar la edad de jubilación y recortar las pensiones, también nos dicen a las generaciones que van después que nos vayamos despidiendo de un retiro digno después de dejarnos la vida trabajando.”
Hay 3,72 millones de parados contabilizados, de los cuales el 16,7% son jóvenes menores de 25 años y más de un tercio (el 33,5%) son parados de larga duración, es decir, llevan más de un año desempleados. A ello hay que sumar que casi 600.000 personas siguen en ERTE.
Mientras tanto las direcciones sindicales de CCOO y UGT “ni están, ni se les espera”. Enfrascadas en mesas de diálogo y negociación, siguen dejando pasar la catarata de cierres y despidos que empieza a profundizarse, y sobre todo, sin mover un dedo para ponerle freno al curso cada vez más neoliberal de “su” gobierno.
Santiago Lupe, militante de CRT señala que “aunque se diga el gobierno más progresista de la historia, atacar las pensiones es de derechas. Esta es una reforma basada en que trabajemos más y tengamos pensiones más pobres. Es una de las medidas exigidas por la UE para acceder al rescate. Es urgente que sindicatos y mareas de pensionistas organicen una respuesta que les pare los pies.”
Frente a este nuevo “pensionazo” es necesario oponer un programa que apunte en la dirección inversa. Que parta de pelear por un sistema suficientemente financiado en base a impuestos y las cotizaciones necesarias abonadas íntegramente por la patronal, que garantice una pensión mínima de 1200 euros, actualizada según el aumento del coste de la vida y una rebaja de la edad de jubilación a los 55 años como un mecanismo que sirva también para combatir el desempleo.
No podemos comprar el discurso de que el envejecimiento demográfico hace inviable poder trabajar menos. Los avances en la técnica y la productividad de las últimas décadas solo han servido para engrosas las cuentas de resultados de los grandes capitalistas y aumentar nuestra tasa de explotación. Esta en nuestra manos imponer mediante la movilización obrera y popular de que sirvan para lo opuesto, para poder aumentar nuestro tiempo libre rebajando la jornada sin merma salarial y disfrutar de un retiro merecido lo más largo y en las mejores condiciones posibles.