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Red Internacional
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Historias de Jony en Átomo (segunda parte). Átomo Supermercados: cuando me trasladaron porque se rumoreaba que iba a salir delegado

Después de 5 años, por presentar un parte médico me trasladaron a Átomo Central de un día para el otro, sin previo aviso ni nada.

Martes 19 de julio de 2016

Y justo a la salida del laburo, recuerdo al encargado diciendo: "Jony te tenés que presentar en el Central”. Le pregunté el por qué y me dijo que era “por el parte médico”. El Central era una jungla como supermercado, por lo grande que es y por la cantidad de problemas que había con los clientes. Era obvio el enojo de la gente, que le dieran el vuelto en caramelos cuando ellos pagaban con plata y que se encontraran en la caja con que el producto era más caro que en góndolas. Ahí estuve 8 meses trabajando, me quedaba cerca de casa. Hasta que me trasladaron por que se rumoreaba que iban a salir delegados y uno de los que se empezaba a organizar era yo.

Así me trasladaron a la sucursal Átomo Someca, de una mañana para la tarde y sin previo aviso. Le dije: “pero tengo que tomarme un micro y acá vengo a pie”. “Sí, pero desde arriba me dijeron eso, que fueras a Someca y no hay más que hacer” me respondieron. Cuando llegué a Someca me recibió el encargado muy mal, ya preguntando si era verdad de que tenía intenciones de ser delegado y que así si lo intentaba, me iba a trasladar más lejos aún. Yo le dije que no, porque tenía familia y no quería perder el trabajo.

Ahí conocí el infierno, un encargado alcahuete y la sub encargada una dictadora, y todas las miradas hacia mí, era perseguido y hostigado en todo momento. Los problemas de la sucursal eran peores, nos hacían venir una hora antes de que abriera el supermercado para descargar la mercadería a mano. Azúcar por azúcar, yerba por yerba, jabón por jabón, y un tipo arriba y el otro abajo armando el pallet que se desarmaba arriba. Después, estar en caja para sacar las filas de clientes, y a reponer cuando se acaba la fila.

Supuestamente se nos “perdían” los tickets de las tarjetas, pero era apropósito por parte de la sub encargada. Lo hacían porque como ya se los había cobrados a los clientes, luego nos lo cobraban a nosotros en el caso que no te dejaras domesticar por ellos. Cuando caía la noche no te ibas hasta no ordenar todo y entrar los pallets de mercadería que quedaban todo el día al aire libre. Si llovía los tapábamos con cartones y si había mucho sol no les importaba las mayonesas, ni el azúcar, ni hablar cuando corría viento zonda y nos íbamos re tarde. Y ni preguntar por las horas extras.

Seguían persiguiéndome y preguntándole a todos los chicos si hablaba de elegir delegados. En realidad, más ganas me daban de postularme, pero debía conseguir quién votara porque a los que iban a votar les decían que los iban a trasladar lejos o echar y que pensaran en la familia, así que estaba re complicado conseguir votos.

Hasta que no aguante más el atropello que recibía constantemente yo y mis compañeros, y fui al sindicato (Centro Empleados de Comercio) y consulté qué requisitos necesitaba para ser delegado porque ya estábamos cansados de que nos trataran tal mal y encima nos pagaran como a ellos les parecía. Que los descuentos, que nos obligaban a firmar por consumiciones de los clientes o la mercadería perdida, que los tickets que nos perdía las sub encargada u otros, que las horas extras impagas, marcar la salida y seguir trabajando, y muchas cosas más.

Al final cumplí con los requisitos y tenía que pasar un mes para ser elegido. En ese mes me dieron con un caño en la empresa tuve que soportar presiones, aprietes, vigilantes, matones. Pobres los chicos que se tenían que quedar callados. Las únicas palabras, para no comprometer a mis compañeros y evitar que les callera el látigo sobre la espalda (nos sentíamos esclavos) era que iba a votar el que quisiera un cambio en esta empresa explotadora. 

(Continuará)