Las relaciones entre Venezuela y Guyana han vuelto a tensionarse en la última semana en función del cruce de declaraciones y decisiones políticas de ambos gobiernos por la zona de reclamación del Esequibo.
Jueves 9 de julio de 2015
La cuestión por la disputa territorial volvió a tomar vuelo a mediados de mayo luego que la transnacional estadounidense Exxon Mobil, una de las la más grandes petroleras del mundo, anunciara el hallazgo de un yacimiento en el bloque Stabroek, ubicado justamente en el territorio en disputa, y que fuera autorizada por Georgentown para que realice exploraciones petroleras, lo que provocó las reacciones de Caracas. De acuerdo al tratado de Ginebra de 1966 firmado entre Venezuela y Guyana, por tratarse de un territorio en conflicto limítrofe, no es posible incursionar en ese espacio para actividades económicas sin el previo acuerdo de ambas naciones.
Nuevamente la cuestión limítrofe en el foco político de los gobiernos de ambos países
Desde entonces las declaraciones de ambos países han estado yendo y viniendo, con frases cada vez más altisonantes. Esta semana, el conflicto con Guyana fue colocado en el tapete como parte de la política central por Maduro en una alocución especial para tratar el tema en la Asamblea Nacional. Este lunes, en su intervención, Maduro partió afirmando “que existe y está en curso una operación política, diplomática, mediática, económica para implantar a nuestra región una operación tenaza contra Venezuela que tratan de buscar conflictos de alta intensidad”, tema al que se volvió a referir este martes durante un nuevo discurso en un acto por una graduación en la Escuela Militar.
Maduro denunció que las nuevas disputas que han surgido por la Zona en Reclamación son producto de un “escenario que se ha venido montando, con la complicidad de importantes sectores políticos y económicos de la República Cooperativa de Guayana contra Venezuela”, al que calificó de “grave, peligroso, que debe ser disipado con la unión nacional”, reafirmando que “Venezuela debe seguir levantando con más fuerza que nunca la reclamación justa sobre el Esequibo por las vías del derecho internacional y reconquistarlo por la vía de la paz”. Si bien esta vez Maduro se dirigió directamente al presidente de Guyana, partió al afirmar que “todo forma parte de un plan de provocación, que cuenta con el financiamiento de transnacionales petroleras de la Exxon Mobil, y cuenta con el apoyo decidido de importantes lobby de poder en Washington y en agencias del poder estadounidense, incluyendo el Pentágono”.
Pero en ningún momento Maduro hizo alusión a Obama, todo lo contrario, habló de los nuevos encaminamientos del cauce de los buenos diálogos que están teniendo para el restablecimiento de las relaciones políticas. Más bien afirmó que “hay que reconocerlo, la valentía también del presidente Obama (…) dar el paso de acercarse, darnos la mano, conversar y a partir de allí instalar un canal diplomático que (…) está funcionando muy bien”.
Es de recordar que la Exxon Mobil viene de reclamarle a Venezuela compensaciones por nacionalizaciones del orden de 17 mil millones de dólares por la nacionalización de los proyectos Cerro Negro y La Ceiba en la Faja Petrolífera del Orinoco en el 2007. Pero al final la decisión del Tribunal arbitral del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) determinó que el monto definitivo que Venezuela tendría que pagar a Exxon es de 1.591 millones de dólares. Por lo que son fuertes los rumores que la Exxon estaría alentando las tensiones. Maduro ha llegado al extremo de afirma que el presidente de la vieja colonia británica es un “rehén de la Exxon Mobil que tiene la República Cooperativa de Guyana”.
En este sentido, aprobó un conjunto de medidas políticas y diplomáticas para buscar un proceso de "reposicionamiento" del país. Se decide llamar a consultas a la embajadora de la República Bolivariana de Venezuela en Guyana, reducir el tamaño y el nivel de la Embajada en Guyana, y se ordena a la Cancillería una revisión integral de las relaciones con el gobierno actual de Guyana. Finalmente, Maduro hizo uso de la Ley Habilitante que le fue concedida por la Asamblea Nacional para crear una ley de asuntos limítrofes debido al actual conflicto por el Esequibo con el país de Guyana. Según mencionó, esta ley establece la creación de una única comisión de Estado de carácter presidencial para llevar todos los asuntos limítrofes de Venezuela y América Latina.
Inmediatamente el presidente de Guyana, David Granger, condenó la decisión del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de llamar a consultas a su embajadora en Georgetown y ordenar una "revisión integral" de las relaciones bilaterales debido al conflicto territorial que mantienen ambos países. Guyana trata de recabar apoyos internacionales como ha sido el caso del apoyo dado por La Comunidad del Caribe (Caricom), quien declaró que “Caricom respalda muy firmemente a Guyana”, pero también que es consciente de las “buenas relaciones” que Caracas tiene con la región, al mismo tiempo afirmando que “confía en solución amistosa entre Venezuela y Guyana”.
Solo los intereses comunes de los trabajadores de ambos países podrán dar solución a este problema
Como hemos venido explicado, el Esequibo es una región de disputa entre Venezuela y Guyana, una zona de unos 160.000 kilómetros cuadrados que ambas naciones reclaman. Pero una cosa es segura, los trabajadores y el pueblo de Venezuela y Guyana en nada se beneficiaran de ninguna escalada en la tensión entre ambos países. Maduro puede estar buscando desviar la atención de los problemas internos que está afrontando aprovechando la concesión que otorga Guyana a la Exxon Mobil, de igual manera estará actuando David Granger, que recién asumió la presidencia de Guyana el pasado 16 de mayo, que seguramente estará actuando para reposicionarse internamente. Pero graves y profundos problemas afrontan las clases trabajadoras de ambos países a uno y otro lado de la frontera, como para que los gobiernos los vean sometidos a estas tensiones que de escalarse cada vez más son los que terminarán siendo usados como carne de cañón, por eso solo los intereses comunes fundamentales de los trabajadores de ambos países podrán dar solución a este problema.
Como analizamos acá, lo que sí se ha demostrado a lo largo de todas estas décadas de los conflictos limítrofes, es que estos no tendrán solución sino son tomados por la clase trabajadora y sus aliados: campesinos pobres, indígenas, sectores populares empobrecidos, de ambos países y del continente, para forjar la necesaria unidad económica y política de nuestros países, explotando los recursos en función de las necesidades de las grandes mayorías. Todo esto en la lucha por una federación de Repúblicas Socialistas de América Latina. En este marco, la lucha antiimperialista, la expulsión de las transnacionales y el imperialismo de América Latina, es un punto central.