El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) realizará ahorros aún mayores de lo reglamentado en la Ley Federal de Austeridad Republicana como consecuencia del gasto extraordinario de 29 mil millones de pesos para enfrentar la pandemia, según sus directivos.
Lautaro Adriano Trabajador de la educación pública e integrante de la agrupación magisterial y normalista Nuestra Clase
Jueves 8 de abril de 2021
El director de Administración del IMSS, Humberto Pedrero Moreno, dijo ante el Consejo Técnico del Seguro Social presidido por Zoé Robledo, que en el Instituto “la austeridad es mayor a la establecida en la Ley Federal de Austeridad Republicana para cumplir con los principios de disciplina presupuestaria, productividad, austeridad, eficiencia y transparencia, contenidos en la Ley del Seguro Social”.
Mencionó que, en esa línea, el IMSS realizará ahorros del 5 por ciento adicional respecto del estipulado en la contratación de prestadores de servicios profesionales por honorarios, así como más ahorros en los gastos de luz, impresión y fotocopiado, mantenimiento de transporte y en combustible.
Señaló que se intentará recurrir al uso del almacenamiento virtual (la “nube”) para ahorrarse costos de papelería, así como estandarizar las Tecnologías de la Información y la Comunicación asegurando la protección de datos.
Ahondó que se ahorrarán gastos del 3 por ciento en refacciones para equipo de transporte, 5 por ciento para pasaje de personal y 2 por ciento para mantenimiento automotriz.
Pedrero sentenció que “la propuesta son algunas minutas que no impactan bajo ninguna circunstancia la función de la salud”. Sin embargo, entre el vasto detalle de recortes, ni una palabra hallamos sobre las carencias que desde hace años tiene la entidad, y queda entre los trabajadores la incertidumbre de si sus demandas, surgidas desde antes de la pandemia y acrecentadas por ésta, serán atendidas.
Es bastante nítido que los gobiernos anteriores dejaron un “cochinero” en el Seguro Social, con hospitales en obra negra, desabasto de medicamentos o negociados corruptos con empresas surtidoras de los mismos. Pero el gobierno actual, a pesar de unos pocos intentos de recortar las aristas más escandalosas de la corrupción dentro del instituto, como por ejemplo dejar de comprar medicamentos a farmacéuticas ligadas con el poder político o reducir sueldos faraónicos de los directivos, sigue sin combatir la ampliada precarización laboral que se consolidó durante el peñanietismo y que hasta hoy día se mantiene. Por otro lado, tampoco se pone atención a que los servicios de salud se brinden como los derechohabientes necesitamos.
Con la crisis de covid-19 quedaron de manifiesto las menesterosas condiciones laborales de enfermeros, doctores, camilleros, personal de limpieza, químicos y un triste etcétera. En cada uno de los hospitales la falta de personal fue una cuestión de vida o muerte, y qué decir de la falta de instalaciones y de equipo médico. Incluso, ya al concluir el año 2019 se registraban más de 82 paros activos de labores en los hospitales del país por falta de pagos y condiciones precarias de trabajo.
A pesar de ello, el gobierno no realizó durante la pandemia una campaña de contratación con pase a planta directa para el valiente personal que arriesgó su vida para salvar a millones de personas. Sólo se ofrecían contratos temporales, al más puro estilo neoliberal.
El IMSS requiere de más presupuesto para dignificar las condiciones laborales del personal de salud, incrementar drásticamente la nómina y mejorar los centros hospitalarios que, no solo exigen mejoras en su infraestructura, sino también de equipos y material necesario para la atención que se debe prestar a la clase trabajadora. Para ello se necesita de más presupuesto, no menos. Empero, el gobierno se lava las manos diciendo que no hay dinero… ¿Esto es real?
Sin duda, una de las más grandes sangrías del Seguro Social durante el “prianato” fue la reducción de las aportaciones patronales que los grandes empresarios disfrutaron con la implementación del outsourcing. Pero el intento de Morena para revertirlo es demasiado moderado. Sus dirigentes, encabezados por el ex perredista Mario Delgado, están más preocupados por ganar elecciones con personajes impresentables que por resolver las demandas del sector salud y sus derechohabientes.
Ante problemas radicales, las soluciones no deben ser moderadas. Se requiere la eliminación definitiva y absoluta del outsourcing, incrementar los impuestos a las grandes fortunas y dejar de pagar la ilegitima, ilegal y corrupta deuda pública para que las familias mexicanas logren salir de esta crisis sanitaria y económica. Dignificar el trabajo del personal sanitario sólo es posible atacando los grandes intereses de los grandes empresarios.