El pacto entre Ayuso, Feijóo y la casi totalidad de los barones autonómicos parece haber sellado el futuro de Pablo Casado, en cuyas filas varios referentes comienzan también a abandonar el barco. Pero el aún presidente del PP se resiste al golpe de mano y convoca una Junta Directiva Nacional para la semana próxima con la que espera aguantar la presión hasta el congreso de julio.
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Diego Lotito @diegolotito
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Roberto Bordón @RobertoBordon13
Lunes 21 de febrero de 2022
Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso.
La crisis del Partido Popular ha evolucionado a lo largo del fin de semana. De la guerra total entre Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado, hasta la capitulación de Casado ante Ayuso retirando el expediente abierto contra la presidenta madrileña por presunta corrupción, este lunes los principales barones autonómicos del PP se han aliado para derribar al presidente del partido y forzar un congreso extraordinario en marzo. Por su parte, Casado se niega a ceder a la presión y tan solo ha convocado una Junta Directiva Nacional para la semana que viene, el órgano de máximo poder dentro de la formación y donde espera mantener una mayoría suficiente para mantener el poder.
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La alianza entre los barones autonómicos ha tenido su impulso en la impronta de Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP gallego y gobernante en Galicia junto con la propia Ayuso, que aspira a ser presidenta del PP madrileña. A cambio de esto último, Feijóo habría obtenido la promesa de la presidenta de la Comunidad de Madrid de no aspirar al liderazgo nacional de su partido. Una promesa que choca con las reivindicaciones de cientos de manifestantes que se han reunido estos días ante la sede nacional del PP clamando por la figura de Ayuso para la Moncloa.
A la alianza de barones autonómicos se ha sumado también Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía y del PP andaluz. Esto sellaría en principio el destino de Casado que tan solo dispone del apoyo de Fernando López Mirás, presidente de Murcia, el único que no pidió durante el fin de semana la dimisión de Teodoro García Egea, segundo al mando de Casado, y la cabeza que se pidió para el fin de hostilidades inicialmente. La negativa de Casado de entregar a su mano derecha ha aumentado el grado de crisis interna del partido, lo que habría llevado a los barones a decidir la necesidad de elegir un nuevo liderazgo para el partido.
Feijóo, sería el nombre señalado tanto por medios de comunicación de derechas como por sectores del partido como un posible candidato de consenso que resuelva la crisis en la que se encuentra inmersa la formación. El actual presidente de Galicia aparecería como una opción “moderada” y “responsable” frente al trumpismo de Ayuso, al mismo tiempo que una figura de éxito al gobernar por mayoría absoluta su comunidad autónoma y ser uno de los activos políticos más importantes del PP. Su nombre ya sonó en las primarias de 2018 a las que finalmente no se presentó y donde ganó Pablo Casado. Ahora es reclamado por el entorno mediático de la derecha, ya sea para que tome posesión de la presidencia nacional y sea el futuro candidato del partido, o para que al menos, y parece ser la opción más probable, asuma una presidencia interina para un congreso extraordinario que debiera darse en marzo. Un bonapartismo “moderado” que puede cerrar coyunturalmente la sangría, pero que no conjura la principal crisis que afronta el PP: el ascenso de la extrema derecha de Vox y la disyuntiva entre intentar un retorno senil al “extremo centro” o reconvertirse en clave trumpista.
Vox al acecho
Vox está siendo claramente el principal ganador de la crisis del PP. Múltiples encuestas publicadas entre ayer y hoy dan cuenta del crecimiento electoral del partido de Abascal, que podría dar el sorpasso en las próximas elecciones generales a un PP debilitado por la crisis interna. Esto ha hecho sonar las alarmas dentro de una formación que no sólo tiene que negociar con Vox en Castilla y León para formar gobierno tras un relativo fracaso electoral, sino que se preparaba para un adelanto electoral en Andalucía que debía asegurarle una victoria fácil. Todo esto ha quedado hecho pedazos en menos de una semana con el consecuente caos que puede suponer de cara al próximo ciclo de elecciones municipales y autonómicas en 2023 donde de no resolverse satisfactoriamente la crisis, podríamos asistir a la caída del PP como principal partido del bloque de derechas de este país.
El crecimiento de Vox a expensas de horadar parte de la base social del PP, como se ha visto expresado en las recientes elecciones de Castilla y León, no solo se ha visto reforzado por el desafecto de parte de sus votantes que no reconocen ya la legitimidad de Pablo Casado como dirigente político. También puede lograr un nuevo motor si Núñez Feijóo queda al frente del partido y busca poner un freno a los vientos de radicalización trumpista que soplan desde Madrid.
Esto tendría múltiples efectos colaterales que deben ser estudiados en el futuro pero que podemos adelantar brevemente: un aumento de la presión malmenorista ante el miedo a un gobierno donde Vox sea fuerza mayoritaria; un crecimiento del PSOE ante dicho malmenorismo con la consecuente caída en la irrelevancia de Unidas Podemos; un mayor grado de inestabilidad dentro del sistema político.
La crisis del PP abre toda una serie de hipótesis sobre la evolución del principal partido de la derecha española. Sin saber si Casado llegará siquiera al final de semana, el sentido de la flecha muestra que la emergencia de Vox continuará y, con ello, sin duda también un nuevo aumento de la presión malmenorista.
Ante este escenario, como dicen Diego Lotito y Pablo Juárez en un reciente artículo publicado en Contrapunto: “es necesaria una nueva hipótesis de izquierda anticapitalista. Que promueva el frente único para el combate de las organizaciones de la clase trabajadora y la juventud. Que ponga la lucha de clases en el centro de gravedad. Hay fuerzas para ello. Entre las y los trabajadores que luchan contra la precariedad y las reformas laborales. En la juventud que enfrenta la represión. En los barrios. En el movimiento de mujeres y disidencias que planta cara al machismo y la translgtbifobia. En los colectivos que resisten los desahucios. En los movimientos sociales que enfrentan el racismo y la xenofobia. No hay tiempo que perder.”
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Diego Lotito
Nació en la provincia del Neuquén, Argentina, en 1978. Es periodista y editor de la sección política en Izquierda Diario. Coautor de Cien años de historia obrera en Argentina (1870-1969). Actualmente reside en Madrid y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.