El Ministerio de Transportes y las empresas concesionarias hoy sacan cuentas alegres en relación a la baja de la evasión en el Transantiago ¿A qué precio? Al precio de los salarios de hambre que recibe el pueblo trabajador, ya que la cantidad de multas superó las 70 mil personas en la última medición.

Álvaro Pérez Jorquera Profesor de Historia y Geografía, historiador y músico
Miércoles 1ro de noviembre de 2017

Ya se hicieron públicas las últimas cifras del Transantiago, y el Ministerio de Transportes junto a las empresas concesionarias sacan cuentas alegres: La evasión entre julio y septiembre fue de 26%, lo que es una baja de 4,3% en relación al mismo período del año pasado, revelando con ello una tendencia hacia la baja.
Todo esto, a partir de la entrada en vigencia del enorme plan anti evasión que implementó el gobierno, con operativos masivos para identificar y multar a quienes evaden, la utilización de observadores de "incógnito", la instalación de 1.650 torniquetes mariposa en 1 de cada 3 buses, y la instalación de 55 zonas pagas más, a las que no se pude acceder a tomar locomoción si pasar por los validadores.
La otra cifra que cierra la celebración es el aumento de las multas, que aumento a más de 72 mil, respecto a los 50 mil que hubo el año pasado en el mismo período.
Es decir, esas son cuentas alegres que se financian a costa de los salarios de trabajadores, mujeres y estudiantes, cuyos sueldos no alcanzan para llegar a fin de mes considerando que las tarifas se encuentran entre los $610 y los $740 y los montos superan los 10 mil pesos semanales para alguien que solo utiliza un pasaje de ida y otro de vuelta.
De esta manera, el costo del Transantiago recae una vez más en el pueblo trabajador, mientras los empresarios dueños de las concesionarias se guardan millones en sus bolsillos no sólo por el concepto de pago del servicio, sino cque también con las enormes subvenciones que les entrega el estado, tal como se detalla en las siguientes notas:
Empresa británica participará en la licitación de Transantiago ¿Qué los atrae?
Transantiago: ¿A quién le pagamos realmente?
De esta manera, el negocio del Transporte público se ha vuelto lucrativo sobremanera, aún a pesar de los niveles de evasión, razón por la cual el sistema se mantiene, y el gobierno es quien se encargado de mantener andando el negocio poniendo su aparataje al servicio de las ganancias empresariales.
La gran verdad es que no necesitamos al aumento de la fiscalización, sino un servicio de transporte público garantizado por el Estado, financiado por los recursos naturales y administrado por las y los trabajadores, pues ¿quién más que ellos, que ltrabajan día a día en el servicio, podrían asegurar uno verdaderamente de calidad?
Porque queda claro que sus actuales dueños no. Lo podemos ver en las mínimas condiciones laborales de las y los choferes, en las pésimas condiciones materiales de los buses, en los cuales abundan vidrios rotos, focos malos y puertas en mal estado; y en las deficientes condiciones del servicio, con colas interminables y sofocantes viajes hacinados.
Es hora de terminar con el negocio del transporte público, terminar con el lucro a costa de una necesidad tan básica como viajar a los lugares de trabajo y estudio, es hora de terminar de llenar sus bolsillos y vidas de lujos a costa de las nuestras.