El gobernador del estado de Puebla, Miguel Barbosa, declaró ayer por la mañana que los 38 casos de Covid-19 detectados en la entidad "la mayoría son gente acomodada" por lo que enfatizó que "nosotros los pobres estamos inmunes".
Jueves 26 de marzo de 2020
El Estado de Puebla recientemente ha elevado su tasa de pobreza en 1.56 por ciento, lo cual se traduce en un total de 3 millones 376 mil poblanos en situación de carencia en alimentos, salud, vivivenda, etc.
Ante esta situación, la declaración hizo saltar las redes sociales, generando una importante interacción, volviéndose trending topic. Y es que de esta manera Barbosa se alinea con la postura del gobierno federal, sus funcionarios y los principales capos de la patronal, quienes han confeccionado un discurso que minimiza la peligrosidad de pandemia que nos asola.
Ejemplo de ello es la declaración del empresario Ricardo Salinas Pliego, dueñode Electra y TV Azteca y uno de los consentidos de AMLO y gobierno de la "cuarta transformación". Éste señaló -también ayer- que la letalidad del Covid-19 se sitúa en el tema económico más que en el de salud pues al paralizarse la economía “se desatará la delincuencia, la rapiña y el caos”.
No cabe duda hacia donde van estos comentarios: que los pobres sigan trabajando y no dejen caer la economía, donde el 1% de la población es la única beneficiada.
No cabe duda hacia donde van estos comentarios: que los pobres sigan trabajando y no dejen caer la economía, donde el 1% de la población es la única beneficiada.
Barbosa es un personaje cuya trayectoria política lo sitúa en el ala "neoliberal" de Morena, quien tiene su propia agenda proempresarial aunque no muy diferente a la López Obrador. Lo cual no le ha sido suficiente para evitar los ataques de la prensa que responde a los intereses de la oposición del prianismo, la que ha señalado que él y su familia tienen un patrimonio de 25 millones de pesos y la propiedad de diez inmuebles.
Comentarios venales, como los de Barbosa, no sólo muestran el interés del empresariado en mantener sus ganancias aún a costa de la salud de los trabajadores a su servicio, sino que ocultan el contexto de la ferocidad de la pandemia, que desnuda crudamente la crisis del capital que se expresa con la guerra de precios en el petróleo entre Arabia y Rusia y sus países aliados o las caídas de las bolsas en todo el mundo.
No en balde la inyección de billones de dólares a la economía de EE. UU. para salvar de la ruina a las empresas y bancos, como hizo inútilmente el entonces presidente Obama en 2008, intentando contener una posible crisis financiera que hoy amenaza con abrir una profunda recesión mundial.
Fuentes.
La Jornada en línea, 25/03/2020.
Milenio Diario 05/08/2019.