Siguen en marcha las jornadas de huelga por mejores condiciones laborales y contra la precariedad a pesar de las trabas de la empresa y el Ayuntamiento. Las huelgas coinciden con el Mobile World Congress.
Martes 23 de febrero de 2016
Metro y autobuses siguen la estela de la Marea Azul contra la precariedad
Hoy 24 de febrero, los trabajadores de Metro de Barcelona vuelven a celebrar una jornada de huelga por la exigencia de mejores condiciones laborales y por el fin de la precariedad que están sufriendo.
Tras la huelga de 24 horas y la manifestación del pasado lunes que puso en dificultades el acceso al Mobile World Congress -MWC-, las negociaciones entre el Comité de Huelga y la empresa se volvieron a romper en un momento en el que estaban bastante avanzadas. La empresa puso como condición para pactar las demandas de los trabajadores, que estas sean garantizadas en el momento de firmar el nuevo convenio, en lugar de hacerlo simultáneamente con la desconvocatoria de la huelga.
Información sobre la negociación de anoche..@mvidal80 sigue mintiendo en sus declaraciones.Nos veremos en las calles pic.twitter.com/dGNmCWwqVU
— CGT metro Barcelona (@CGTmetroBCN) febrero 23, 2016
Por su parte, los trabajadores de TMB -Transports Metropolitans de Barcelona- de autobuses celebraron ayer una nueva jornada de huelga parcial, tal como decidieron por mayoría en la asamblea del pasado 3 de febrero, convocando paros para la semana del 15 al 19 y los días 23 y 25, coincidiendo también con la celebración del MWC.
Los trabajadores de TMBus están en lucha por su convenio colectivo con la empresa. El sindicato CGT exige a la empresa el fin de la contratación temporal, el pase a plantilla fija y el sistema de descanso para los nuevos conductores igual a toda la plantilla. Además de demandar la recuperación del poder adquisitivo con un aumento salarial del 1,5% que pueda salir de la reducción de los sueldos abusivos de los directivos de TMB de autobuses, metro y otros transportes públicos de la ciudad.
Avui la lluita dels treballadors a BCN continua #VagaBus . Recuperem la ciutat, dignifiquem el treball de qui la fahttps://t.co/2tWk72L4J7
— Ermengol Gassiot (@ErmengolGassiot) febrero 23, 2016
Sin embargo, los trabajadores de autobuses, tienen en sus propias filas un enemigo más al servicio de la empresa. El denominado “tridente” de CCOO, UGT y SIT que no está secundando las convocatorias de paros y la semana pasada llegó a un preacuerdo con la empresa, que según los propios trabajadores, empeora las condiciones del anterior preacuerdo rechazado por referendum en 2015.
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— CGT BUS TMB (@cgtbus) febrero 22, 2016
La gestión del “bien común” de Colau al servicio del capital
Como venimos informando en Izquierda Diario, Barcelona ha sido esta semana escenario de grandes luchas obreras coincidiendo con la celebración del MWC.
Al grito de “Colau, escucha, el metro está en lucha”, los trabajadores de Metro se manifestaron el lunes por el centro de la ciudad, aprovechando también la llegada del Correscales de los trabajadores de la Marea Azul de Movistar, tras haber visitado infinidad de pueblos y luchas locales contra la precariedad.
Para garantizar que el MWC se desarrolle en condiciones, la “alcaldesa del cambio”, Ada Colau, no ha dudado en intentar desactivar, en persona, a todos los sectores en lucha. La misma Colau que un año atrás decía estar al servicio de las luchas obreres, ahora como alcaldesa de ‘BeC’ sostiene que las huelgas son incompatibles con las mesas de negociaciones, “como todo el mundo sabe”.
Tanto los trabajadores de Metro, como los de autobuses, tienen hoy y mañana nuevas jornadas de lucha, no solo para conseguir mejores condiciones laborales. Sino también para revelar a los ojos de muchos, cómo es la política servil de Ada Colau y su equipo hacia los grandes empresarios.
La política del Ayuntamiento de BeC es hoy la del “sentit comú”, con la misión imposible de gestionar un capitalismo más “democrático”. Sin embargo, al primer viento de derecha que sopla de cara, Colau no antepone los intereses del capital a las exigencias de los trabajadores más precarios. Una precariedad que se extiende como la peste en la mayoría de sectores obreros, que ven cómo la gestión de Colau no es ninguna panacea para acabar con ella, más bien todo lo contrario.