Se aproxima la 3era. y 4ta. sesión de consejo técnico escolar, pero de nuevo será para cuestiones burocráticas y administrativas alejadas de la realidad educativa.
Jueves 7 de enero de 2021
Hasta el día de hoy, las Juntas de Consejo Técnico Escolar (JCTE) han mantenido la simulación de la actual administración para suponer que todo marcha bien, pese a la pandemia. Se habla ya de clases mixtas, educación híbrida, por el regreso a clases presenciales en los estados que cuenten con semáforo verde, como si miles de niños no estuvieran en riesgo de deserción.
Realidad de las familias
Las juntas de los siguientes dos días invitan a la reflexión sobre las acciones realizadas durante el primer periodo donde, se supone que, podemos ver los avances de nuestros estudiantes en los aprendizajes esperados, siendo que a muchos de ellos no ubicamos y, en la vía de los hechos, ni siquiera pueden conectarse a las clases virtuales o no han podido entregar su trabajo académico.
Y es que las familias mexicanas están combatiendo, con sus precarias fuerzas y medios, esta terrible pandemia y crisis económica que ha dejado a más de 128 mil fallecidos. Muchos estudiantes deben salir a trabajar, apoyando a los ingresos de sus hogares, lo que se agrava cuando existen personas enfermas, pues los gastos resultan excesivos para la mayoría.
Las y los docentes no nos quedamos atrás en cuanto a situaciones complejas, ya que hemos perdido la jornada laboral, triplicándose la cantidad de trabajo realizado no sólo en el ámbito educativo, sino también en casa y con nuestros hijos, considerando que algunas tenemos más de uno.
Pero las autoridades no ven estas complejidades, en cambio, en los CTE nos piden que analicemos, intercambiemos y revisemos las calificaciones obtenidas por las y los estudiantes, pero también el nivel de comunicación que se ha tenido para las clases o la obtención del material que elaboran a partir del Aprende en casa ll.
Esto implica responsabilizar a las y los docentes de la situación de rezago que está enfrentando la mayoría de los alumnos cuando, objetivamente, sale nuestras manos.
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Continuidad para las calificaciones
Ante esto, la SEP pide que identifiquemos a aquellos estudiantes que se encuentran en situación de riesgo al no alcanzar los aprendizajes planteados en un Plan y Programa de Estudios, que no es acorde con la situación real de pandemia ni con la crisis económica actual; pide que seamos los docentes, a través de los CTE, quienes “resolvamos” estas situaciones, deslindándose de su propia responsabilidad.
Asimismo, se nos exige continuar buscando a aquellos estudiantes que aun no pueden conectarse y que no se han comunicado, como si fuera un asunto de mera voluntad.
Tal parece que, para las autoridades, continúa siendo primordial la simulación del aprendizaje en casa, dando prioridad a las calificaciones y no a mejorar las condiciones de vida de las y los estudiantes; obviando que cada familia tiene características únicas, pero que somos millones de trabajadores precarizados con problemáticas por resolver, como la violencia sistemática y estructural que vivimos las mujeres diariamente.
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Si bien en clases presenciales amortiguábamos un poco estas condiciones de los chicos dándoles contención emocional, escuchándolos, ofreciéndoles nuestro apoyo reflejado en material educativo e, incluso, desayunos pagados de nuestros bolsillos, actualmente las autoridades mantienen a docentes y madres o padres contrapuestos responsabilizándose los unos a los otros de los problemas que todos estamos enfrentando, sin que se planteen salidas reales que beneficien a nuestra clase pobre y trabajadora.
En el CTE ni siquiera existen las condiciones para abordar estos problemas, pues prevalecen como espacios donde nuestra voz está en off, sitios que no son democráticos y donde sólo se nos permite acatar las reglas o procedimientos definidos de antemano. Nos llenan de trámites administrativos y formularios, que poco o nada sirven para avanzar con el aprendizaje de los estudiantes.
En todo caso, cada escuela debería valorar las condiciones de todos y cada uno de quienes la conformamos, para que desde ahí podamos tomar resoluciones en nuestro beneficio y, sin embargo, eso no sucede porque debemos seguir el temario que, aunque dice estar sugerido, en realidad es impuesto a rajatabla para todos por igual.
Finalmente, recae en la figura del profesor o de la maestra la responsabilidad de “calificar bien” a los estudiantes, que es en lo que se enfocan los CTE, siendo que nuestra actividad laboral requiere condiciones mínimas y suficientes para desarrollar planteamientos pedagógicos tan complejos como los que se proponen que resolvamos en los consejos técnicos escolares.
Por eso, desde la Agrupación Nuestra Clase, pensamos que es necesario dejar de lado la simulación y planteamos la urgencia de tomar estos CTE por y para las bases magisteriales, que los convirtamos en verdaderos espacios democráticos donde podamos dialogar sobre cuestiones como la aprobación automática o la reprobación, el currículum y la propuesta pedagógica que requiere nuestra comunidad escolar, las causas sociales que conlleva la pandemia, pero también sobre nuestras propias condiciones de vida que son muy importantes.
Exigimos que las autoridades educativas dejen de responsabilizarnos por la situación y demandamos soluciones reales a los problemas que enfrentan estudiantes y docentes como es dotar de Internet y equipo de cómputo gratuito para todas y todos.
Te invitamos a conocer nuestras redes sociales dando clic aquí y contándonos qué opinas de estos CTE.
Sulem Estrada, maestra de secundaria
Maestra de secundaria