El debate sobre las drogas en boca de todos. La tragedia de Time Warp como excusa para demonizar a la juventud. La próxima Marcha Mundial de la Marihuana y la pelea contra la prohibición.
Tatiana Mindis @TattGud
Viernes 6 de mayo de 2016 15:04
La Marcha Mundial de la Marihuana es un evento que se realiza desde 1999 de forma simultánea en ciudades de todo el mundo. Según los organizadores, “el objetivo es realizar un reclamo común que evidencie la cantidad de personas que exigen normalizar la situación de la planta de cannabis y terminar con la criminalización y persecución de sus usuarios y cultivadores”. En Argentina, en 2015, nos manifestamos más de 170 mil personas en 17 localidades.
Lo sucedido en Costa Salguero en la fiesta Time Warp puso en debate el uso de las drogas. No sólo el gobierno y todos los medios, sino también en la calle, en las charlas de ascensor, en todos lados se discute entre la desidia del Estado y la responsabilidad de los jóvenes. Mientras el Gobierno de la Ciudad se lava las manos y protege a los empresarios de la noche, los jóvenes vemos nuevamente cómo se nos demoniza y persigue.
Son todos narcos y de los malos
El negocio del narcotráfico va de la mano con la ilegalidad de las drogas. Cuando el Estado de Estados Unidos ilegalizó el alcohol, el mercado negro, vendiendo alcohol de bajísima calidad, originó las mafias y causó muchas muertes. En la Time Warp se vio clarísimo: la Prefectura confiscaba las drogas para que se tuvieran que comprar adentro, los funcionarios habilitaron el lugar cuando estaba sobrecargado y el Poder Judicial dijo que la solución es prohibir las fiestas.
Por eso el Diputado porteño Patricio Del Corro, del PTS en el Frente de Izquierda, luego de que sea denegado el pedido de explicaciones al Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, lo denunció penalmente por incumplimiento de los deberes de funcionario público y por negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas, así como también al director de la Agencia Gubernamental de Control. Ellos actuaron como voceros de las empresas, en vez de cumplir el rol de controlar, solo atinaron a responsabilizar a la juventud.
Represión, a la vuelta de la esquina
El discurso prometiendo “más seguridad” durante las campañas del 2015 por parte del PRO, el Frente Renovador y el Frente Para la Victoria, está dando sus frutos este año. Bajo el gobierno de Cambiemos se dio un aumento de miles de efectivos policiales “por emergencia de seguridad”, más Gendarmería y Prefectura en las calles y el protocolo contra las manifestaciones. Proponen más leyes que dicen combatir el narcotráfico pero que en realidad fortalecen las fuerzas que nos reprimen en las calles y nos espían cuando nos organizamos, como la Ley Antiterrorista aplicada por el kirchnerismo.
La prohibición de las drogas refuerza las políticas represivas, como llenar de gendarmes los barrios más humildes en la supuesta “lucha contra el narcotráfico”. Si antes ya era moneda corriente que la yuta nos pare por estar fumando un porro en la plaza, los abusos policiales o la “portación de cara”, con las nuevas medidas como el permiso para pedir el DNI sin causa probable se agrava la situación. Todos ellos tienen acuerdo en instalar la represión como algo necesario en la opinión pública, pero nosotros decimos BASTA!
Andate a dormir vos...
Recientemente se conoció el fallo del juez Gallardo para prohibir toda actividad con música grabada o en vivo. Aunque tuvieron que dar marcha atrás, igualmente se prohibieron las fiestas electrónicas masivas. Cualquier similitud con lo sucedido en el 2005, luego del crimen social de Cromañón, no es pura coincidencia.
El macrismo ya avanzó durante su gestión en la Ciudad de Buenos Aires en cerrar centros culturales y bares, haciendo cada vez más difícil que una banda pueda tocar o cualquiera pueda acceder a recitales. Luego fue por cerrar parques y plazas. Ahora van por las fiestas. La diversión se hace cada vez más elitista, limitando quiénes y a dónde podemos salir.
La prohibición no es solución
La vicepresidenta Michetti lo dijo bien claro: “los pobres se drogan y los ricos tienen excesos”. Eso no fue un error de tipeo, sino parte de un discurso contra los sectores más plebeyos que se usa para callar, para demonizar y para mantener a la juventud con la cabeza gacha. El uso de drogas no tiene barreras de clase, sin embargo que se lo asocie a los jóvenes plebeyos ayuda a que se los margine constantemente.
El consumo de drogas existe y eso no lo puede negar nadie. En las casas, en las plazas o esquinas se puede ver jóvenes fumando un porro como parte del esparcimiento y la recreación. El autocultivo crece cada día más y hay madres y padres que se organizan para que la marihuana medicinal sea legal y así ayudar a las enfermedades de sus hijos.
La prohibición de ninguna manera logra que desaparezcan las drogas y menos aún su consumo, sino que alimenta el millonario y sangriento negocio del narcotráfico que introduce sustancias de mala calidad, criminaliza al consumidor y es un obstáculo para el correcto tratamiento de los casos de adicción.
En nuestro país ni siquiera se cuenta con un sistema de información para aquellos que deseen utilizar drogas, ni testeos para evitar adulteraciones o para conocer las sustancias utilizadas y tomar las medidas necesarias para resguardar la seguridad del consumidor.
La legalización tiene que estar acompañada por un programa de educación y de reducción de daños, sumado al acceso a mayor información sobre los efectos de cada sustancia y cómo tratar los casos de uso problemáticos. Asimismo se podría controlar la calidad de las sustancias, evitando el consumo de drogas de mala calidad.
A las calles por la legalización
Los que se oponen a la legalización dicen hacerlo en nombre de la salud pública y la protección de los sectores más vulnerables, igualando consumo con adicción. En una entrevista realizada en 2014 al Jefe de Toxicología del Hospital Fernández y jefe de Cátedra de Medicina en la UBA, Juan Carlos Damín, el mismo sostuvo que “un porcentaje muy pequeño de las personas del universo de consumidores pueden considerarse como adictos”. Y aporta que “las principales causas de intoxicación son debidas al consumo de sustancias legales. Recién en tercer lugar se encuentran la cocaína y la pasta base con 5 % de las urgencias por intoxicación cada una.”
La necesidad de avanzar en la legalización de la marihuana, como parte de una política que regule todas las drogas, es una herramienta para combatir el narcotráfico que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se lleva ganancias que equivalen al 8% del comercio mundial, es decir, 500 mil millones anuales.
En Argentina cada vez más se organizan y se movilizan consumidores, usuarios medicinales y cultivadores exigiendo la derogación de la ley 23.737 (ley de estupefacientes), con la consigna “tener, usar y cultivar marihuana libremente” como derecho democrático y libertad individual.
Porque no queremos que se nos demonice y se nos persiga; porque queremos a la yuta fuera de nuestros barrios; porque no queremos más muertes de pibes por el narcotráfico y queremos que rindan cuentas los verdaderos responsables por las muertes en Time Warp; porque queremos que se garantice nuestra salud y poder disfrutar como queramos, después de jornadas duras de trabajo y estudio. Por todo esto, hoy más que nunca la pelea por la legalización de todas las drogas se hace necesaria. Con esta perspectiva salimos a las calles en una nueva Marcha Mundial de la Marihuana y continuaremos esta pelea desde la Juventud del PTS en cada lugar de laburo, estudio y barrio. Sumate!