¿Qué pasará cuando acabe la “cuarentena”? ¿Cómo trazar una hoja de ruta? La respuesta no es un punto fijo. Como lo muestra Marx, en la historia se encuentran posibles y, en el presente, ninguno está concluido. Éste también muestra en las acciones conscientes el crepúsculo de lo nuevo.
Quienes están en la primera línea de la batalla, ya trazan una hoja de ruta: enfermer@s, médic@s, trabajador@s y sectores populares. La batalla por salvar vidas en una pandemia que se extiende con proporciones mundiales cobra una situación límite excepcional para tirar las condiciones sobre las cuales se multiplican los contagios: la explotación capitalista.
El principio esperanza
«Pensar significa traspasar». Significa proyectar la arquitectura de un futuro diferente al ayer. El futuro del sueño despierto. La constelación despierta, consciente, de la realidad fragmentada. La «conciencia anticipatoria como principio». El principio esperanza nos diría Ernst Bloch [1]:
Allí donde los muertos entierran a sus muertos puede tener sitio la razón de la pesadumbre, y puede darse el fracaso de la situación existencial. (…) Allí donde las cuentas del capitalismo no resultan en ningún punto es posible que el sujeto de la bancarrota se vea, en efecto, tentado a echar y extender una mancha de tinta en todo el cuaderno de la existencia (…). Todo ello es un engaño aún peor que el de las brillantes fachadas que ya no se pueden sostener. El trabajo, empero, con el que la historia sigue hacia adelante, e incluso ha seguido hacia adelante desde siglos, lleva a lo que puede ser bueno, y no como abismo, sino cual montaña, hacia el futuro. Los hombres, al igual que el mundo, llevan suficiente buen futuro en sí, y en ningún proyecto es bueno en sí mismo que esta fe fundamental en él. [2]
Con la vista en el futuro, Ernst Bloch escribió entre 1938 y 1947, años intestinos de la disputa imperialista de la Segunda Guerra Mundial, El Principio de esperanza (1954), de cuyas ideas retomamos la imagen de la filosofía marxista que es posible pensar en tener un mundo mejor que el de ayer:
La raíz de la historia es, sin embargo, el ser humano que trabaja, que crea, que modifica y supera las circunstancias dadas. Si llega a captarse a sí y si llega a fundamentar lo suyo, sin enajenación ni alienación, en una democracia real, surgirá en el mundo algo que ha brillado ante los ojos de todos en la infancia, pero donde nadie ha estado todavía: patria. [3]
En el contexto actual, el rápido flujo de la información a través de internet desencadena confusiones sobre cómo enfrentar la pandemia y nuestro sentido de realidad esta mediado por las redes sociales que refuerzan la idea de la “responsabilidad individual”, cuando la propagación del virus tiene una base material capitalista que generó, por ejemplo, el desmantelamiento de los sistemas sanitarios porque la vida de las mayorías para el capitalismo siempre fue desechables.
Si hay que apartarnos de las confusiones de responsabilidad individual generadas por la “corriente fría de la razón económica del neoliberalismo” a costa de las vidas de millones, esto sólo será sobre la base de la “corriente cálida de la emancipación colectiva”. [4]
La salida progresiva a la actual crisis histórica sólo puede venir de la organización de la clase trabajadora junto a los sectores oprimidos. En ese sentido recuperamos tres llamadas de atención se han puesto en marcha: las huelgas en Italia y E.U., moradas de la mayor expansión del virus; las acciones de reconversión de la economía para la salud desde los trabajadores y las redes de abastecimiento organizado desde los barrios.
Las huelgas en Italia y E.U., moradas de la mayor expansión del virus
En tiempo de crisis, un periodo corto de meses de pandemia puede hacer patentes los antagonismos presentes en un tiempo de larga duración. Cuatro décadas de neoliberalismo, cinco décadas de hegemonía imperialista estadounidense más dos de decadencia; una centuria de crisis, guerras y revoluciones del siglo anterior, son el espejo histórico que refracta hoy la crisis sanitaria y condensa las profundas contradicciones de las que está hecho el sistema capitalista.
Cuando el epicentro de la pandemia se trasladó de la ciudad industrial de Wuhan a Italia, en la tercera semana de marzo, los trabajadores desafiaron la imposición del gobierno italiano de Sergio Mattarella, negándose a continuar arriesgando sus vidas en los hornos acereros, de las industrias químicas, textiles, aeroespaciales y los astilleros. Al tiempo que miles de vidas eran cobradas por contagios de virus —6 mil 077 muertos con más de 64 mil casos de infección (La Voce della Lotte de Italia)— huelgas y protestas espontáneas sacudieron la región italiana, sobre todo en el norte, en las regiones de Piamonte, Lombardía, Emilia Romaña y Véneto.
Trabajadores precarios, varios de ellos inmigrantes, integrados en la Unión Sindical de Base (USB), fueron la voz que llamó a huelga general en Italia el 25 de marzo con la consigna “paremos la producción no esencial”. En este marco, la Federación Revolucionaria Internacionalista (FRI) lanzó un programa de emergencia obrero y popular frente a la pandemia de coronavirus posible sólo afectando las ganancias de los capitalistas. [5] Con el 60 y 90 % de los trabajadores industriales, lograron imponer el cierre de los sectores no esenciales (Canarias-Semanal).
E.U. ocupa ahora el primer país con mayor número de contagios con 700 mil 282 y 36 mil 822 defunciones hasta el cierre de esta nota (Arcgis), pero también una oleada de huelgas recorre el país. Payday Report [6], publicó un mapa interactivo con por lo menos un centenar de huelgas y señalan que es muy probable que haya muchas más que aún no tienen cobertura mediática.
Contra la imposición de los intereses del capital sobre los de los trabajadores y las mayorías populares en el rancio imperialismo estadounidense, crecen “las huelgas salvajes” o “huelgas por enfermedad”, cuestionando el orden de las mercancías sobre el sujeto que las produce: trabajadoras y trabajadores en rebelión gritan “nuestras vidas son esenciales”.
Las principales empresas beneficiadas por la globalización y los nichos de circulación de las mercancías con base en las tecnologías como Amazon, son los lugares donde se presentan las huelgas más grandes como en Instacart y Whole Foods. Dentro de los galpones de Amazon en Staten Island, en Nueva York, contra el foco de contagio levantaron huelgas exigiendo suspender actividades con el pago del 100% de salario.
Se suman las huelgas en General Electric para reconvertir la planta y producir respiradores, en McDonald´s, en el astillero de Bath Iron Works, las protestas de médicos y enfermeras en Nueva York, del sindicato de madereros en Massachusetts con 13 mil trabajadores en paro.
El componente de la oleada de huelgas y protestas en los epicentros de la pandemia, son síntomas inequívocos de la organización de la clase trabajadora contra el virus que hoy devora vidas.
Trabajadores en acción por la reconversión de la economía
Mujeres y hombres con máscaras quirúrgicas cuidan y salvaguardan la vida de quienes somos el sostén y reproducción de la maquinaria económica, los trabajadores y también de las grandes mayorías de la población. Recuperamos a continuación las experiencias de organización obrera, como muestra de que otras salidas son posibles a la actual crisis.
• En el taller de fundición del Astillero Rio Santiago (ARS), en Buenos Aires, Argentina, se repararon 500 camas ortopédicas de PAMI y están listas para distribuirlas en distintos centros de atención médica del país trabajan en la refacción y mantenimiento en los hospitales interzonales. También acordaron con las Autoridades de la Universidad Nacional de La Plata la producción de alcohol en gel. La producción de insumos sanitarios como iniciativa de los trabajadores, demuestra el rol clave de la organización.
• En Tabasco, México, mujeres indígenas chontales de la cooperativa textil Exótica, pusieron a producir en su fábrica cubre bocas contra la pandemia. En la provincia de Neuquén, Argentina, la Cooperativa Textil Traful Newen fabricará también cubre bocas destinados a hospitales y centros de salud de la región.
• En la fábrica recuperada bajo control obrero de Zanon, en Neuquén Argentina, los ceramistas anunciaron públicamente que ponen las instalaciones de las fábricas así como la mano de obra para aportar activamente a dar una respuestas a la emergencia sanitaria:
Tenemos la mano de obra, las instalaciones, el conocimiento y la predisposición para trabajar comunitariamente. Es importante el rol que podemos jugar poniéndonos a disposición. Justamente cuando todo el mundo despide, acá se está hablando de trabajo, de contención y de aportar a la comunidad. [7]
• Los trabajadores de Madygraf, la gráfica bajo gestión obrera en el norte de Buenos Aires, Argentina, junto a la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), producirá alcohol en gel y mascarillas para hospitales y barrios humildes. El objetivo de esta campaña es poner al servicio de la comunidad las instalaciones de la fábrica para producir estos insumos tan necesarios en el marco de la emergencia y ante el faltante en establecimientos de salud y para la población en general.
• En Madrid, España, durante el montaje del hospital de campaña en la Feria de Madrid (Ifema), para la instalación de cámaras de aire, oxígeno y vacío, trabajadores fontaneros, obreros de la construcción, desempleados, instaladores de aire, acudieron con sus herramientas para sumarse a las labores.
Redes de abastecimiento organizado en barrios
Visualizar el entorno, para «pensar y traspasar la realidad», es parte de la evidencia para expandir la mirada sobre los sucesos que circunscritos en la crisis actual, son parte de una situación nueva como factores de acción colectiva.
• En Matanza, Buenos Aires, trabajadoras de la educación, maestras y auxiliares, participaron de la entrega de bolsones de comida para las familias que cuentan para su subsistencia con los comedores de las escuelas, hoy sin clases. A su vez, profesores de los talleres de algunas escuelas técnicas del distrito pusieron en marcha las impresoras 3D para hacer máscaras protectoras para donarlas a los hospitales del distrito. Grandes ejemplos de solidaridad.
• En la Comunidad de Madrid, taxistas y dueños de vehículos con licencias VTC también se han volcado con los profesionales sanitarios con una iniciativa pensada para evitar el colapso de hospitales. Para ello han llegado a un acuerdo con la Comunidad de Madrid que implica el traslado gratuito de médicos a los domicilios de personas infectadas por el COVID-19.
• Corona Markers en el Estado Español, una red solidaria organizada a través de telegram y compuesta sobre todo por jóvenes, a través de socializar sus conocimientos en biotecnología, medicina y diseño, construyeron prototipos de mascarillas plásticas con códigos abiertos para ser descargados desde cualquier parte del mundo y poder fabricarlos, así como respiradores y viseras. La red tiene 15 mil voluntarios y han entregado 350 mil viseras. [8] Con este sentido, también varios barrios de Segovia articularon una cadena solidaria con 330 mujeres producen cada una entre 100 y 200 mascarillas diarias y con trabajadores del transporte los reparten; dicen “el pueblo cuida al pueblo”. [9]
• Trabajadores de los cuidados hacen comunidades para los adultos mayores. En la cooperativa centro de mayores Servimayor en Cacerés, en la comunidad autómata Extremadura, han decido los trabajadores quedarse a vivir allí para cuidar a los adultos mayores. En Estella, Navarra, también los trabajadores se quedan en el centro San Gerónimo, poniendo por delante la vida de los mayores. [10]
• Sorteando los toques de queda y las restricciones de movilidad, en Bogotá, Colombia, redes populares de apoyo se han conformado con diferentes colectivos para poner la solidaridad en acción. El colectivo Ciudad en Movimiento, reunió alimentos a través de donaciones para 75 familias de barrios populares en Kennedy, Suba, Usme y Soacha. Querendona Cívica, otra organización que recolectó donaciones, entregaron alimentos para 400 personas en Pereira, Bogotá. Con la misma intención, dirigida a la comunidad trans, la Red Comunitaria Trans realizaron una colecta solidaria para alimentos y un fondo de emergencia para cubrir sus necesidades básicas. [11]
La hoja de ruta
El problema del confinamiento reside en que como única medida no resolverá la crisis sanitaria. Sólo lo hará si se articula a un plan de emergencia sanitaria de conjunto. Este deberá incluir el aumento a la inversión pública en el sector salud para garantizar insumos y equipo médicos, la expropiación sin indemnización a la sanidad privada y la industria farmacéutica, así como contratar con basificación a todo el personal médico necesario; licencias, pago de salarios al 100% y test masivos; impuestos progresivos a las grandes fortunas para financiar los recursos necesarios para enfrentar la crisis; revocación de las medidas represivas contra la población como los toques de queda; reconversión de los sectores productivos bajo control obrero para producir los insumos y equipos sanitarios.
Para revertir lo que años de capitalismo han generado entre quienes producimos, lo que nos corresponde y cómo queremos vivir, el antídoto al virus es una estrategia revolucionaria encabezada por la clase trabajadora.
“La hoja de ruta” está trazada sobre las condiciones objetivas y subjetivas frente a la pandemia fue precedida por una oleada de luchas de clases.
No olvidemos que antes de la curva de la pandemia también había otra curva en ascenso, la lucha de clases: en Guayaquil donde ahora hay cajas fúnebres, hubo movilizaciones radicalizadas como en todo Ecuador, contra las políticas de ajuste del FMI impulsadas por Lenin Moreno; en Francia la represión se mantiene en la pandemia misma que arremetió contra “los chalecos amarillos”; en Argelia y Sudán contra las dictaduras serviles al imperialismo; las jornadas revolucionarias en Chile contra el gobierno de Piñera y la herencia pinochetista; la rebelión en Bolivia contra el golpe; el movimiento de mujeres a escala internacional, en México, con el “Movimiento de las Jacarandas” el 8 de marzo.
Y ahora estamos viendo una oleada de luchas obreras y populares, que ya se están dando, no solo en Italia o en Francia, sino también en Argentina o en México. A esto se suman quienes con su trabajo están enfrentando la crisis, entre los millones que no se pueden quedar en casa, los que cuidan las vidas de los enfermos y contagiados, las organizaciones solidarias, huelgas y conflictos abiertos que no agotamos en este texto.
¿Qué pasará después de la cuarentena? Nada volverá a ser como antes. Ante la desorientación de sus medios ponemos como eje la orientación revolucionaria con la organización de la clase trabajadora en los hospitales, fábricas y empresas a nivel nacional e internacional en lucha por un gobierno obrero para conquistar una sociedad sin explotados y ni oprimidos.
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