Charlamos con el especialista en medios Martín Becerra, doctor en Ciencias de la Información y docente universitario, para conocer su opinión sobre el mapa de medios actual, la política de Cambiemos y el kirchnerismo.
Laura Achiou @lau_achio
Carolina Ararat @carolinanunu
Domingo 10 de julio de 2016
Con respecto a los cambios que se hicieron en la política de medios en el Gobierno de Macri, ya sea en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual o la de Argentina Digital, ¿cuál crees que es la tendencia económica e ideológica en el gobierno actual en materia de política de medios?
En términos generales, yo no veo una línea coherente y consolidada en estos temas en el gobierno. Sí veo que hay una tendencia clara, pero no es un proyecto consolidado y maduro. La tendencia general no se distingue tanto de la que el gobierno aplica en otras materias, es decir, que se respalda en los principales actores industriales de la actividad. En este caso son Clarín en medios audiovisuales y Telefónica en telecomunicaciones. El problema es que como la convergencia entre estas actividades las va conduciendo a ser un mega sector común, con sus diferencias pero en general con soportes, infraestructura y en algunos casos incluso servicios comunes, la convivencia de esos actores industriales en este sector no es pacífica.
Por ejemplo, en el DNU 267 que tiene como fecha 2015 pero en realidad fue hecho a principios de enero, una de las muchas cosas que se modifican de la Ley Audiovisual es que se inscribe a la televisión por cable como servicio de telecomunicaciones. Esto inmediatamente lo que produce es que se elimina la restricción de límite a la concentración de 24 licencias que tenía la tv por cable. Lo cual beneficia a Clarín, a Vila-Manzano, etc., es decir a los grandes cableros.. Además, se cargaron con ese decreto obligaciones de grilla de programación de los cableros. Esta fue una medida extrema. Ni siquiera los cableros están de acuerdo con esa medida, porque es peligrosa, porque al asimilarlos a un servicio de telecomunicaciones, podría suceder que alguien exigiera que entonces sean neutrales en la grilla. Porque los servicios de telecomunicaciones tradicionalmente tienen la “obligación” de la neutralidad. Podrían exigirles eso: “sos un servicio de telecomunicaciones, meté todo en la grilla” desde Channel 4 de Gran Bretaña hasta La Izquierda Diario TV. Para mí ese es un buen ejemplo de que el gobierno no sabe hacer equilibrio o no aprendió. Uno podría imaginar que Telefónica y Clarín pueden llegar a convivir pacíficamente, yo creo que no. Yo creo que el gobierno no sabe cómo gobernar o gestionar esa área y entonces en general cuando interviene con medidas de regulación y de política suele favorecer mucho a Clarín y menos (lo que no significa nada) a las telefónicas. Y por lo tanto creo que tiene contradicciones y este es un ejemplo, digamos, se bandeó muy a favor de Clarín y después tuvo que recular.
También esto es curioso desde la perspectiva económica porque Telefónica es mucho más grande que Clarín. Entonces desde la lógica “billetera mata galán” uno puede decir ¿cómo puede ser que Telefónica no tenga mayor incidencia sobre las políticas de un gobierno muy amigable con las fuerzas del mercado, que Clarín que es mucho más pequeño en términos económicos? Esto también pasa en otros países. Pasa en México con Televisa… La incidencia y el poder de lobby que tiene un grupo multimedios aunque económicamente sea inferior a las telefónicas es más grande.
Esto tiene que ver con la intervención en la opinión pública que tiene Clarín…
Claro que sí, por supuesto. Intervención que además le facilita un contacto, no sólo con el presidente sino que en general con todo el estamento político. Ese conocimiento como capilar del sistema político que tienen en general los multimedios, tiene Televisa en México, Clarín en la Argentina, tiene O Globo en Brasil, no suelen tenerlo las telefónicas que negocian cosas muy infraestructurales, muy macro con el Ministro de Industria, el Presidente, etc.
Vos en tu blog decís que la política de medios está “atendida por sus propios dueños”, esto tiene que ver con lo que contás. ¿Ves que hay alguna diferencia con el gobierno anterior?
A mí por lo menos me falta tiempo como para tratar de ensayar una caracterización mejor de los tres gobiernos kirchneristas. Para mí el proyecto, que ya era incipiente en el segundo tramo de la presidencia de Néstor Kirchner, desde el 2005, pero se hizo manifiesto en las dos presidencias de Cristina Fernández, es un proyecto de meter una silla más a una mesa en donde había dos o tres sillas. Y que esa silla fueran ellos, no que fuera el Estado: que fueran ellos. Con esa mezcla, también confusa, que vos no sabés si ellos hablaban por el Estado, por el Gobierno, por el partido o por un sector del partido o por un grupete de amigos que hace negocios. Bueno, esa es una confusión, que es una confusión que uno ve en miles de áreas, son sólo de comunicación: la idea era meter una silla más. No arruinarles el pastel a los que estaban, pero evidentemente recortárselos un poco. Para que entre uno más tenés que comer un poco menos vos. En esa imagen yo creo que se sintetiza un poco la pelea con el grupo Clarín que ocurre en el año 2008 y que derivó en todo el estallido de nuevas políticas de medios que hizo Cristina Fernández de Kirchner, incluida la Ley pero mucho más que la Ley, incluidos Fútbol para Todos, elección del patrón japonés-brasileño de televisión, un mucho mayor gasto en publicidad oficial y todas esas cosas. Macri no tiene ese proyecto, no tiene el proyecto de sentar una silla más. Más bien tiene el proyecto de decir, “Bueno, ¿cuáles son las sillas importantes en este juego?” No las sillas chiquitas, a esas no les da bola. El kirchnerismo yo creo, sobretodo el gobierno de CFK y en esto hay una diferencia, yo creo que intentó decir “bueno, yo quiero meter esta silla (y la silla soy yo) pero necesito que todos los chiquitos y todos los extra-sistema (en el sentido de que no se sientan en la mesa), interpreten que metiendo mi silla un poco se están metiendo ellos”. Y eso les salió bien, porque verdaderamente yo creo que el kirchnerismo consiguió el apoyo explícito de buena parte de esa cadena de actores pequeños, sobretodo los comunitarios, que siguen siendo hoy mayoritariamente kirchneristas. Era un proyecto muy distinto a este. Era un proyecto que dice “Bueno, los más grandes son Clarín, Telefónica, Vila-Manzano supongamos en medios; en el interior Cadena 3; en medios digitales con proyección a volver a meterse Hadad; en grupo editorial y además con mucha afinidad doctrinaria La Nación” ellos en realidad se sienten representados por esos actores, y el gobierno hace de vocero y de intérprete de las necesidades de esos actores. Lo único es: hoy esos actores no pueden convivir en armonía ya. Por eso es tan difícil satisfacer a todos. Y además ese esquema ya es inestable entre los que están, pero hay otras sillas que ya se agregaron y todos se hacen un poco los distraídos que son las sillas de Google, Facebook, Whatsapp, Uber… Son cosas distintas, pero son tan disruptivos de ese sistema donde estaban Telefónica y Clarín, supongamos, que nadie sabe bien cómo evitar que se coman la torta... se la están comiendo de hecho…
"El gobierno hace de vocero y de intérprete de las necesidades de los actores dominantes"
¿Cuál es la amenaza de los llamados “depredadores digitales” como Google, Facebook o Netflix?
Son tres peligros clarísimos. El primero es el peligro de quitarles audiencias. Empaquetan, indexan, agregan, editan contenidos que para mucha gente son muy interesantes, mucho más interesantes que los que ven por la tele. En segundo lugar, les quita el poder de programar a los medios; no a las telefónicas, a los medios. Ese es el primer cambio cultural, yo lo veo como profe, con una lógica que no es la de programación. Eso es una convención que la tenemos muy formateada. Bergoglio debería estar preocupado por la desprogramación de los medios, toda institución tendría que estar preocupada. Porque la desprogramación se carga todo. Es un nivel doble, por un parte de atomización, en el sentido de segmentar el gusto y darle cierto “poder” al consumidor/ciudadano para que elija qué y cuándo, pero al mismo tiempo una captura de datos y de invasión a intimidad de miles de millones de personas simultáneamente que le genera a la compañía o al conglomerado que agrega todo esos datos y te lo ofrece como plataforma, un conocimiento de esos gustos y la capacidad de detección aunque de anticipación que es formidable. Las instituciones viejas no lo saben hacer. La tercera mala noticia para los medios tradicionales, es que junto a la desprogramación, se le quita algo central que es la jerarquía editorial. El editor decide qué es importante para él. Pero Facebook o Google no tienen esa lógica. Lo que le ofrecen a los medios tradicionales es “yo te embebo toda tu producción de contenido pero lo separo, lo segmento”. Entonces cada nota es un segmento. El que oficia de jerarquizador o editor es el algoritmo de Google, no sos más vos, por lo tanto le quita a los medios, parte de su esencia…
“Bergoglio debería estar preocupado por la desprogramación de los medios, toda institución tendría que estar preocupada”
Que es la de formadores de opiniones…
Yo claramente tengo diferencias rotundas con la perspectiva manipuladora propia del “seis siete ochismo”, del kirchnerismo y de una parte de la izquierda de acá también. Que es esta idea de que los medios son sólo eso: “Clarín es solo línea editorial o es solo el maléfico señor Magnetto orquestando que va ir en tapa y que nota va ir primero y cuál después”. Los medios son en parte eso pero no sólo eso, son eso y son audiencia. Lo que más sienten los medios es que le quitan la audiencia y ahí le duele más el zapato. Un medio que no tiene audiencia, que no tiene jerarquía editorial se transforman en una productora de contenido, se transforma en lo que hago yo en mi casa modestamente, que escribo lo que se me canta y que Google se encargue de ponerlo primero o último.
En términos de poder, perdiste. Capaz que en términos económicos no es ruinoso, sobre todo si sos una empresa grande.
Hablando un poco de audiencias ¿qué opinas de la programación de la TV Pública? ¿cómo ves la televisión en general y los cambios que hubo últimamente?
Lo primero que distingo es que hay periodistas que no son oficialistas en el segmento periodístico político, que es una parte de la programación. Eso es un cambio y me parece bien. Tienen un programa en horario central que no se emite todos los días, “La Quinta Pata”, donde hay periodistas que no son oficialistas. En la primera emisión que hicieron, entrevistaron a tres diputadas que no eran oficialistas. Estaba Bregman del Frente de Izquierda, estaba la del Frente Renovador y del Frente para la Victoria. El tema era justo Báez o López. Eso es una novedad y me parece bien. Me parece también que la televisión del Estado (yo no lo llamo la Tv pública) y Radio Nacional, perdieron audiencia y no tienen una programación (fuera del segmento periodístico político) con vocación de disputar audiencias. Tienen una vocación de ubicar a la televisión o radio del estado en un segundo plano, lo cual en términos de proyecto político es malo. Para mí la televisión del estado tiene que disputar audiencia y en ese sentido, no resignar derechos de televisación del fútbol que es un contenido de interés público. Los medios del Estado como son bancados por el público, tienen que tener público. Yo creo que el gobierno no es que renuncia a esta vocación de disputar audiencia, que el kirchnerismo tuvo por motivos políticos, sino que obviamente contribuye a que los principales operadores ganen más audiencia. Es quitar del mercado de la tele o radio a un competidor que molestaba, que disputaba a veces 18 puntos de rating con los grandes equipos de fútbol. Lo que hacía el kirchnerismo, terminaba el partido Boca-River y te metía un programa de adoctrinamiento que pasaba de 19 o 20 puntos a 2. Además era un indicador elocuente de lo que pasaba en la sociedad y nadie en el kirchnerismo sabía mirar. Indicador elocuente de tu rumbo errático: si se te van 18 puntos de rating algo te está diciendo respecto de la aceptación de tu “alocución dominical”.
También me parece que el gobierno actual tiene una idea de pluralismo que es distinta. La idea de pluralismo del gobierno kirchnerista era: “Nosotros te decimos algo distinto a Clarín. No te gusta lo que decimos nosotros, mirá Clarín. No te gusta lo que dice Clarín, miranos a nosotros”. Concebía a la sociedad como dos polos, punto. Cualquiera que no estuviera ni de acuerdo con Clarín o con el gobierno queda fuera, pero es una idea de pluralismo. Este gobierno tiene otra idea al respecto: “Podemos abordar todos los temas con una “sordina”. O sea sin hacer mucha ola pero si querés te invitamos”; con mucha tranquilidad, con buenas formas. Todo lo contrario al kirchnerismo, lo cual yo creo que por lo menos en el estilo, este gobierno puede capitalizar mucho más durante un tiempo, hasta que se le pudra más la situación económica. Pero mientras tanto queda bien. Cuando se termine de pudrir la situación económica eso no va a quedar bien. La sociedad te va a pedir un poquito de ruido. Hoy no, hoy está copado que no haya mucho ruido.
Lo que a mí más me preocupa es que el gobierno pretende que se le agradezca que meta periodistas que no son oficialistas. Pero en realidad depende de nuestra voluntad porque el gobierno tampoco lo institucionaliza. Si fuesen tan republicanos, institucionalizarían la presencia.
“La política de secar la plaza, provoca que se ceben algunos empresarios porque no hay ya competencia afuera, disciplina la masa laboral”
¿Cómo repercute esta situación de los medios del Estado o Clarín en los trabajadores de prensa?
En ese aspecto, incide mucho el cambio de gobierno para analizar qué pasa con los trabajadores del sector, sobretodo en algunos medios que no son Clarín el tema del retiro de la pauta oficial. Más de 3 mil millones de pesos por año, este gobierno decidió violentamente cortarla a menos de 700 este año. Es la política de “secar la plaza”, secando la plaza de guita estatal que se usaba como anabólico para experimentos como el de Szpolski. Eso provocó por una parte una gran cantidad de despedidos y de medios que cerraron, todo lo que ya sabemos. Y además, provoca que se ceben algunos empresarios porque no hay ya competencia afuera. Si vos sos empleado por ejemplo de Clarín y no te cuadrás, no tenés refugio en otro lado. Es un factor de disciplinamiento general, una política que te disciplina la masa laboral.
¿Cómo repercute el cambio tecnológico en el mundo laboral de los medios?
Me cuesta pensarlo conceptualmente, porque todo salto tecnológico busca ganar en productividad. Ninguna empresa te va a hacer una adaptación tecnológica por las buenas si no ve que va a sacar mayor renta de eso. La tecnología no opera en el vacío gravitatorio. En consecuencia, esa renta se extrae por incorporación de tecnología y por remplazo de trabajo vivo, básicamente es dejar gente sin laburo o dejar horas de gente sin laburo. En el año ’96 o ’97, estaba esa propuesta de la semana de 35 horas. Es decir, ¿Cómo repartir el laburo en una sociedad en donde la tecnología hace que la cantidad de horas de trabajo para garantizar la reproducción de condiciones de existencia sea menor? ¿Cómo se reparte mejor la cantidad de horas necesarias para que la calidad de vida sea más justa entre todos los habitantes? Me parece bárbaro como proyecto político pero no el motivo por el cual se introducen las tecnologías. No sólo tenés que saber redactar sino grabar, editar, programar, saber la lógica del algoritmo para que la nota sea más leída, manejar bigdata para aprovechar los usos que hacen los que lean la nota. Tipo hombre orquesta.
¿Cómo ves el panorama de acá a un tiempo?
Toda la agenda de comunicaciones del gobierno y la diezmada agenda de algún sector de oposición por ejemplo el kirchnerismo, depende de factores extracomunicacionales. Yo me dedico a esto y es mi campo y estudio la consistencia de esa agenda. Pero soy consciente de que la probabilidad de éxito de concreción de la agenda no está en su coherencia. Para mí es incoherente por los motivos que hablamos. Pero el problema es económico: si al gobierno le sigue yendo mal económicamente, con una inflación del 42% anual no hay ninguna ley de servicios convergentes que valga.
“La probabilidad de éxito de concreción de la agenda de medios del gobierno no es coherente”
Así como la agenda de Cristina Fernández (ley de servicios de comunicación audiovisual y toda la batería de políticas que la acompañó), es una agenda que estaba posibilitada por cierta ecuación económica, cierta ecuación estructural; la agenda de Macri también va a depender de situaciones extra comunicación. Yo dudo que esta situación extracomunicional le permita avanzar con ello. Por lo tanto, lo que sí creo es que la agenda va a continuar durante un tiempo siendo la que es, que por vía decreto te meten modificaciones “transitorias” pero que en realidad son permanentes.
“La agenda de Macri también va a depender de situaciones extra comunicacionales”
Aún si lograra sortear el obstáculo del contexto económico y político, una futura ley basada en derechos, intereses y posiciones de grandes actores industriales coincidentes o funcionales con los del oficialismo tendría otra complicación a mediano plazo, y es que, al cabo del mandato de Macri, el siguiente gobierno decrete la caducidad de lo actuado en este lapso con el mismo ánimo refundacional con el que intervino e interviene el gobierno actual con la regulación anterior mientras promete la futura ley.