Los objetivos del acuerdo con el FMI, ajuste, inflación, tarifas y las alternativas para una salida a favor de las grandes mayorías. Conversamos con el periodista y economista Alejandro Bercovich, pocas horas luego del cierre de la negociación y el envío del acuerdo con el Fondo al Congreso por parte del Gobierno de Alberto Fernández.
Viernes 4 de marzo de 2022 18:49
El acuerdo con el FMI llegó al Congreso - Lo analizamos con Alejandro Bercovich - YouTube
Luego de incontables afirmaciones y confirmaciones fallidas de que la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) estaba finalizada, durante las últimas semanas, el Gobierno envío al Congreso el acuerdo este jueves y este viernes por la tarde dio a conocer a la letra chica del nuevo programa.
Si el oficialismo logra su objetivo estará avalando la fraudulenta deuda contraída por la gestión de Mauricio Macri por US$ 44.000 millones. Además de someter al país a los lineamientos del Fondo por al menos 10 años. Sobre este tema conversaron Pablo Anino (economista de La Izquierda Diario y columnista de El Circulo Rojo) con Alejandro Bercovich (economista, periodista y conductor del programa Brotes Verdes)
Ya está el acuerdo definitivo con el FMI en el Congreso, en manos de los diputados ¿Qué análisis hacés de los aspectos más relevantes de este acuerdo?
Lo que se conoció es muy poco. Son tres artículos con cinco páginas de “buenas intenciones”, pero no es ni la carta de intención, ni el memorándum de entendimiento, ni el memorándum de políticas económicas y financieras, que son los elementos con los que se evalúa un programa con el FMI. [N. del E.: esta entrevista se realizó el viernes por la mañana, cuando el Gobierno aún no había presentado en el Congreso los documentos con los detalles del acuerdo] Son los compromisos que asume un Gobierno frente al Fondo. Solo sabemos lo que trascendió en el borrador del 12 de febrero. El cuadro con la proyección de inflación y crecimiento es el mismo que estaba en el borrador de esa fecha. Ese borrador ya mostraba que éste es un acuerdo que prevé un crecimiento muy bajo para los próximos años, una inflación muy alta, y que esboza lo que siempre pasa con el FMI, esboza direcciones de reformas estructurales. Durante todo el acuerdo, en el borrador, se ven referencias estructurales a lo que el Fondo siempre quiere.
El Fondo exige y para que se apruebe en el directorio, el staff les pide a los gobiernos que lo incluyan, marcas estructurales, que son formas de aproximarse hacia lo que ellos consideran que es un sistema laboral o previsional justo o adecuado para crecer. Entonces, ahí se establecen directrices, como que los planes sociales sean direccionados y financiados por el Banco Mundial, que el sistema previsional se extienda de forma voluntaria, dicen ellos voluntaria, que los regímenes especiales sean levantados, que se intente suprimir toda restricción a contratar y despedir trabajadores. No se establecen con compromisos inmediatos y fuertes, que es lo que destaca el Gobierno y tiene razón, pero sí se esbozan como direcciones.
Lo que más me preocupa a mí es el tema de la inflación. El Fondo dice que comparte con el Gobierno la idea de que la inflación es multicausal, pero las medidas que exige son las del recetario ortodoxo, menos emisión de dinero, reducción del déficit fiscal, y acumulación de reservas para frenar expectativas de inflación por devaluación.
La proyección de inflación es muy alta hacia el 2024, parece ser como que se trasluce un mecanismo inflacionario, el que se dice que se va a combatir, pero va a ser una herramienta central del programa para licuar partidas presupuestarias, por ejemplo.
Sí, y además con esto, algo que me dijo un economista vinculado al macrismo, es que este acuerdo si baja muy fuerte la inflación, explota. No puede funcionar. Para mí el acuerdo se va a renegociar en pocos meses. Está tan mal formulado el programa y es tal Frankenstein, por las dificultades políticas que tuve el Frente de Todos para procesar internamente cómo resolver esta herencia envenenada de Macri, muy efectiva de Estados Unidos y el G7 para mantener a Argentina constreñida en sus posicionamientos. Yo creo que este programa va al fracaso en mucho menos tiempo de lo que creen, incluso sus propios críticos internos. No le va a dar tiempo al Gobierno para reorganizarse antes de las PASO. Es un error muy grave firmarlo.
Pero yendo al punto concreto de la inflación, si la inflación bajara de 50 % al 35 % en un año, este acuerdo vuela por el aire, porque no solamente el 60 % del gasto viene indexado por la inflación pasada, sino que ahora se indexa más todavía, porque también se indexan las tarifas por el Coeficiente de Variación Salarial de los salarios formales, y si cayera la inflación, la recaudación iría la retranca, y se olvidaría ese sendero de reducción de déficit. El Fondo necesita que la inflación sea alta y no se dispare, pero que sea alta muchos años más. La experiencia nuestra marca que, con esa inflación, con el 54 % que dejó Macri, no se recuperan los ingresos reales. Y ese debería ser el principal objetivo de cualquier plan económico que se ponga en marcha hoy.
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Ayer hubo una novedad, que es la segmentación de tarifas de usuarios en tres partes. El gobierno decía que le iban a sacar los subsidios de los ricos, pero ahora en el decil más alto de los ingresos, aparecen los que tienen ingresos individuales por $ 77.500, entonces creo que se abre una caja de pandora. Retomando lo que analistas energéticos decían, no alcanza con el aumento de tarifas que estaba planteado y efectivamente parece que no alcanzó.
De hecho, ayer la demora en que se conozcan estos lineamientos generales, que insisto que no son el acuerdo, debe haber tenido que ver con eso. Así como no pudieron procesar las diferencias internas de cómo encarar políticamente la negociación, tampoco hay acuerdo interno en qué hacer con las tarifas en un momento internacional tan delicado. El año pasado, los barcos que trajeron las autoridades de Camesa para generar electricidad, se pagaron a 8 dólares el millón de BTU. Antes de la guerra, el BTU valía 32 dólares el gas licuado. Ahora a una semana de estallada la guerra, llegó a valer 52.
Es imposible que bajen los subsidios en un 0,6 % del PBI aún con el aumento de tarifas, que va a ser mucho mayor que lo que había anunciado el kirchnerismo. Para el grueso de la población, con esta fórmula que pactaron con el FMI, va a ser 42 %. Es menos que la inflación. Lo que dicen comunicadores progresistas es que te sube el cable o la prepaga o la comida y lo pagás. Eso es parte de una situación material holgada, que no tienen la mayoría de laburantes.
Con esa plata no se va a aumentar la AUH. Lo que se ahorre en subsidios va a ir al pago de la deuda.
Pero si todo aumenta, uno podría decir “qué injusto que los sectores medios pretendan ser subsidiados cuando aumentan todo”. Ahora, cuando todo sube, si sube también la tarifa, puede ser la tarifa de gas y luz la que te empuje a la pobreza si ya estás al borde. Ya aumentaron los alquileres y no hay políticas gubernamentales para frenarlos. Aumenta la comida y el Gobierno se muestra impotente para frenarlo. Bueno, si aumentan las tarifas de luz y gas, las puede frenar con una resolución. Si hace que aumenten por encima de la inflación para recuperar la tarifa de los concesionarios, están trabajando para ellos. Es una discusión que se disfraza de distributiva. Lo mismo que la de “ahorremos en subsidios para aumentar la AUH”. Con esa plata no se va a aumentar la AUH. Lo que se ahorre en subsidios va a ir al pago de la deuda.
Mencionabas también que la política hacia los planes sociales es ir focalizándolo y atarlo a los organismos internacionales.
Ahí también hay un equívoco en la discusión. Es una cuestión fiscal y estructural. Mientras dicen “es injusto subsidiar a los ricos que se calientan la pileta entonces subámosle la tarifas a todos 42 %”, también demoraron un año el gasoducto de Vaca Muerta, que podría haber aliviado esa situación, y es algo que ya está pago por el Impuesto a las Grandes Fortunas. Es algo problemático de disfrazar de épica. Hay mucho de mala praxis, error y cortocircuito interno en un paso que va a marcarle la vida a toda una próxima generación.
¿Crees que Cambiemos estará contento de votar el acuerdo en el Congreso? ¿No es una suerte de convalidación del fraude que nos hizo Macri con el préstamo más grande de la historia? ¿Cómo leés lo que dicen?
Son los que están especulando y extorsionando con su aval o no en el Congreso desde el riñón de Macri, y que participaron del proceso de endeudamiento más vertiginoso que haya habido en ningún país en la historia del capitalismo. Son unos cínicos y caraduras. Que vengan a intentar convencernos de que el gobierno de Macri se endeudó menos que otros o que este Gobierno con esta firma le deja una bomba de tiempo al que viene, es algo que solamente en un país con una prensa muy direccionada y colonizada por el poder económico que está detrás de Macri se puede permitir.
Algunas encuestas marcan que muchos piensan que el gobierno de Fernández se endeudó más que Macri. Habla de hasta qué punto el de Macri fue un conglomerado empresarial, judicial, corporativo y mediático. Es una mentira flagrante y muy evidente desde el momento en el que nadie le presta en el mundo a la Argentina. Alberto no es que no se endeuda porque no quiere, no se endeuda porque no puede.
Me parece que no hemos logrado construir como sociedad un anticuerpo frente a la calamidad del macrismo. Estamos vulnerables a la posibilidad de su regreso. No era solo tarea del Frente de Todos o el Ejecutivo entablar esa discusión sobre qué vamos a hacer con el saqueo de esos cuatro años. Macri debió haber ido a Tribunales y a prisión por lo que hizo. Ahora el Gobierno amaga con agitar la causa donde se investiga el origen y destino de esa deuda, parece una tomada de pelo. Los dos están convalidándola ante un Fondo Monetario que ahora va a decir “es tuya la deuda”.
Cabe una autocrítica para todos los gremios, organizaciones sociales y partidos. Los comunicadores y economistas críticos, ¿hicimos lo suficiente para que toda la sociedad entienda hasta qué punto fue un saqueo eso? En algún caso no alcanzó lo que hicimos, y en otros estamos viendo, como en el caso de la CGT, una complicidad infame con algo que al pueblo trabajador le va a costar mucho. No me resulta extraño porque es la misma dirigencia sindical que está atornillada a sus cargos, la misma dirigencia que avaló las privatizaciones en los noventa también de la mano del Fondo Monetario.
Vos estuviste en Grecia para recoger testimonios de la devastación que dejó la troika, en la que estaba incluido el FMI ¿Qué significa el cogobierno? Algo que Grecia vivió en carne viva
Grecia es el país que sufrió el peor derrumbe económico del capitalismo moderno en tiempos de paz. Ningún país perdió como le pasó a Grecia un 25 % del PBI en menos de 10 años, y que haya experimentado la emigración de un 10 % de su población en tan poco tiempo, de la mano de un programa económico.
Para darse una idea, en Ucrania hay 44 millones de habitantes y en una semana de guerra salieron un millón de refugiados. Todavía no llegó al 10 %. En Grecia vivían casi 11 millones de personas, y emigró 1.200.000 durante la sucesión de gobiernos conservadores, con la Troika integrada por el Fondo. Hubo una ola de suicidios de gente que se quedó sin trabajo. Las jubilaciones fueron reducidas a menos de la mitad de lo que cobraban. Uno de los entrevistados de la película es un aeronáutico jubilado que tenía un régimen especial y cobraba 500 euros y antes de la Troika cobraba 1200.
En el caso griego se ve el deterioro de las condiciones de vida. Es muy notable. Hay combis que van con lavarropas y enchufes recorriendo las plazas para que la gente en situación de calle porque se quedó sin laburo, pueda enchufar sus celulares. Todos negocios de prendas por 1 euro, o vacíos y tapiados. Es muy visible la destrucción económica que dejó el Fondo Monetario. Es verlo de manera muy concreta. A Grecia la Troika le quiso imponer un castigo, para que nadie más se le pare de manos, un castigo ejemplar, por eso aplastó como aplastó al gobierno de Syriza, más allá de sus errores propios, y por eso se ensañó con la movilización del pueblo griego, que tiene una particularidad como la de Argentina que es salir a movilizarse mucho a las calles.
Y sí, nos pueden decir “acá no hay reformas estructurales como en Grecia”, pero qué se yo, la reforma laboral acá ocurre de hecho, cada vez hay más laburantes informales, las jubilaciones están devaluadas, son de $ 32.000, menos de 150 euros. No hay ni de casualidad margen para aplicar un ajuste como que aplicó Grecia porque ya estamos ajustados a un nivel muy severo. Lo que presentan como alivio es que en realidad ya estamos mal y nos quieren meter más en ese espiral, ese espiral de disputa por el excedente, un espiral de lucha de clases. En esa lucha, el FMI y las potencias extranjeras juegan para un sector de la población local que es la elite que se enriqueció con la pandemia y gracias a este crédito durante el macrismo, comprando esos dólares baratos.
Hasta 2034 se vienen las revisiones del FMI y hay inconsistencias en el plan ¿Qué contradicciones observás en los términos del acuerdo, en la posibilidad de su cumplimiento?
Creo que este acuerdo va a tener que renegociarse, va a colapsar mucho antes de lo que cree el ala del oficialismo que considera que con esto gana tiempo o llega al final del mandato sin turbulencias. El FMI es un organismo político. Que le haya exigido a la Argentina un alineamiento tan concreto como el de la Embajada de Estados Unidos y la presión internacional, tiene mucho que ver con esta refinanciación.
Brasil, por ejemplo, más allá que me parece correcto condenar la invasión a Ucrania que es una aberración, Brasil se dio el lujo de no condenar nada y decir que tiene negocios con Rusia. Bolsonaro se da ese lujo porque no tiene al FMI detrás. Le acaban de dar 3.000 millones de dólares a Ucrania, el FMI es tan estricto con sus criterios de repago de la deuda, y a Ucrania bombardeada, que no podrá poner en funcionamiento su capacidad productiva durante años, le da 3.000 millones de dólares sin ningún criterio de repago. Se lo da, como los 450 millones de dólares que puso el Fondo de la Paz de Europa para comprarle bombas y tanques a Ucrania. Es un apoyo bélico que lo da el Fondo Monetario.
Hace unos meses, escribiste en la Revista Crisis, una nota titulada “¿y si no le pagamos al fondo?” Me resultó interesante porque, más allá de la izquierda y otras pocas voces críticas, el acuerdo es presentado como la única alternativa y todo el resto sería caos ¿Es así? Hubo marchas muy importantes el 11 de diciembre y el 8 de febrero en rechazo al acuerdo. Se prepara una movilización para el día en qué se trate en el Congreso lo enviado por el Ejecutivo. ¿Cómo ves el rol de estar en la calle para enfrentar el acuerdo?
Yo creo que es un chantaje que nos pidan las alternativas a nosotros, a los que criticamos el acuerdo. La construcción de alternativas no es individual. El ministro de Economía quizás cree que puede resolver con cuatro amigos suyos de la Universidad de La Plata un problema político que tiene Argentina hace más de 200 años. Yo no creo poder resolverlo, ni con vos. No es una cuestión de esgrima verbal. Es una gesta social y política sacarse de encima un yugo, como pasó con muchos otros.
No pueden invertir la carga de la prueba, los que gobiernan son ellos, los que prometieron otra dirección son ellos, y los que habían denunciado este mecanismo de endeudamiento como algo perverso y condicionante para el pueblo, son ellos. Entonces, los que tienen que explicar por qué ahora este acuerdo menos malo es la salida, son ellos.
Por eso me parece respetable la actitud de Máximo Kirchner, criticada por inmadura o extemporánea, tanto adentro como afuera del Frente de Todos. Me parece que es una admisión de la impotencia política que debe sentir su sector en este momento dentro del Frente de Todos.
Las alternativas tenían que construirse con el tiempo, no es momento de preguntarse si habían alternativas, el día del vencimiento de pagos es este 22 de marzo, el momento de preguntarse era antes del 10 de diciembre de 2019, y las alternativas tenían que construirse política y socialmente de un modo lo más democrático posible, de abajo para arriba. Sabiendo que tenían costos esas alternativas. Había que hacer un trabajo de educación también de qué es prioritario y qué no en un país que tiene a la mitad de la población pobre, sin poder pensar en ningún viaje subsidiado al exterior como eran los pasajes en cuotas y en dólares que se sacaron y hubo gente que se escandalizó. Eso también es tarea de la izquierda, porque me parece que la imaginación de otro mundo posible tiene que ser lo suficientemente realista como para que no nos achaquen a los que somos críticos de este tabicamiento de la imaginación, que no nos achaquen infantilismo, inmadurez, y todas esas cosas que el macartismo habitualmente despliega.
Sí, nos achacan como que somos el caos, pero yo creo que, si uno ve la historia reciente, medidas que plantea la izquierda como la nacionalización de la banca, es para preservar al pequeño ahorrista o los recursos para quien quiera irse de vacaciones cruzando la frontera, y no que se fuguen como se fugaron en el macrismo escandalosamente y se siguieron fugando con la avenencia del Banco Central. Creo que es más realista, y es difícil el debate como decías vos, va contra un sentido común que se establece desde los medios de comunicación, los dirigentes sindicales y sociales, pero desde el punto de vista práctico estamos convencidos de que la lucha por el socialismo es lo que verdaderamente vale, pero estamos planteando cuestiones inmediatas como la defensa del salario, del ahorro y los recursos naturales.
Esta bueno que lo plantees así porque yo creo que el clivaje es el 99 % contra la elite. No es como hace 200 años, burgueses y proletarios. Es muy claro que el ataque es contra el 99 %. Lo difícil es entablar esa discusión.
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