Muchos esperan que la salida de Trump devuelva cierta calma al mundo convulsionado por la pandemia. Sin embargo, la victoria de Biden no significa nada bueno, pues entre sus principales desafíos está retomar el saqueo imperialista sobre los pueblos del mundo.

Daniel Vargas Antofagasta, Chile
Viernes 22 de enero de 2021
Con la salida de Donald Trump millones en todo el mundo respiraron alentados, esperando dejar atrás cuatro años de desbande puertas adentro y puertas afuera de EE.UU., con una guerra comercial incluida.
Sin embargo, no se puede ser tan optimista. Biden fue elegido porque los capitalistas esperan que este pueda asegurar rápida, tranquila y suavemente la recomposición del dominio imperialista de EE.UU. sobre el resto del mundo.
Así, los pueblos del mundo no debemos ver la asunción de Biden como un hecho progresivo o un motivo para celebrar. Por el contrario, es archiconocida cómo opera la política norteamericana en nuestros continentes, con historia marcada por el saqueo imperialista.
EE.UU. es el segundo socio comercial más grande de Chile, debido a lo cual tiene una importante influencia en los negocios de los empresarios locales, razón de lo mismo es que los empresarios locales funden sus intereses con el capital imperialista que invierte más de US$40.000 millones de dólares en el país.
Sin embargo, esto beneficia a unos pocos empresarios que dependen fuertemente del capital norteamericano para acrecentar sus ganancias y seguir saqueando nuestros recursos naturales, los salares, los bosques y los mares.
Biden no viene a salvarnos del saqueo, viene a reestablecerlo con mayor firmeza y para eso, como explicamos, contará con la complicidad de empresarios como Luksic, que tiene intereses y empresas en suelo norteamericano.
Quienes fuimos parte de la rebelión bien sabemos que los empresarios son unos cobardes subordinados al capital extranjero, por lo que para recuperar nuestros recursos naturales debemos contar con nuestras propias fuerzas.
Pero no estamos solos en esta lucha. Durante la era Trump vimos cómo se expresó una enorme fuerza de millones de jóvenes que se rebelaban contra la violencia policial hacia el pueblo afrodescendiente. Asimismo, millones de trabajadores empiezan a organizarse y luchar por sus derechos laborales, en uno de los sistemas más antisindicales del planeta.
Ellos y ellas son nuestros mejores aliados en la lucha por acabar con el saqueo imperialista y recuperar nuestras riquezas para ponerlas al servicio de todo el pueblo y así responder a las demandas estructurales que reclamamos durante el estallido.