Mientras sigue la rosca para aprobar el acuerdo, el Gobierno sigue mostrando una agenda amigable con quienes se preparan para cogobernar la economía argentina. En mayo se viene un congreso para discutir cómo aumentar la productividad y “modernizar convenios”.
Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Miércoles 9 de marzo de 2022 13:53
“Queremos dejar en claro que no es Carlitos Chaplin acelerando la línea de producción”. Los voceros del gobierno se encargaron de que los medios repliquen la frase en cada una de sus notas. ¿Recuerdan esa imagen de Tiempos Modernos? El hombre desparramado sobre la línea de producción. Es que sabían que el título iba a ser polémico: “el Gobierno convocará un Congreso de la Productividad”.
El tema se conoció en las últimas horas. El momento no es casual. Como señala Ambito, “en el Memorando de Políticas Económicas y Financieras pactado con el staff del FMI y que hoy se encuentra en el Congreso hay un apartado de “Políticas de crecimiento y resiliencia”. Allí se establece que las políticas promotoras del crecimiento buscarán estimular “la inversión y la productividad”. Infobae agrega que “en esa misma agenda aparece la cuestión de la modernización de algunos convenios colectivos, según el diagnóstico oficial, quedaron vetustos”. Reivindicaron para eso la actitud del SMATA en las automotrices y del reciente “bono Bridgestone”. Además de espantar aquella imagen de Chaplin, desde el gobierno también aclararon que quieren hacer esto “sin necesidad de reforma laboral alguna” y “negaron cualquier posibilidad de flexibilización” (Bae Negocios). Sería algo así como un inofensivo combo de capacitación + tecnología + premios + trabajadores comprometiéndose en el sistema productivo.
Sí claro.
Veamos en realidad qué discuten y los mitos que hay detrás.
¿Qué discuten?
La propuesta no es nueva. Ya contamos que en agosto de 2021 empresarios, funcionarios y sindicalistas hicieron un “Congreso de la Producción y el Trabajo” cuyo slogan fue: “propuestas y líneas de acción para el desarrollo de estrategias productivas en torno al mundo del trabajo”. Allí también discutieron la “modernización” de los convenios, entre ellos de la UOM y la UOCRA.
Pero hay que prestarle atención. En medio de la crisis y el mundo “pospandemia”, están discutiendo cómo mejorar los negocios empresarios a costa de aumentar la explotación obrera. No se puede separar esta iniciativa del anuncio del plan de “empleo joven” con menos derechos y subsidios a empresas, lo mismo que el “puente al empleo” para desocupados o las paritarias que se están negociando 10 puntos debajo de la inflación proyectada para 2022.
Se quieren quedar con un pedazo más grande de la “torta”. Para eso traen sus mitos.
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Mito 1: no será con más flexibilidad
En realidad una de las vías para aumentar la “productividad” sigue siendo la flexibilización de las condiciones de trabajo. Según distintos estudios más de la mitad de la clase trabajadora se encuentra precarizada. Informal, tercerizada, monotributista. El año pasado distintas luchas lo marcaron a fuego: tercerizados eléctricos, ferroviarios y telefónicos; trabajadores rurales y hasta las esenciales de la salud. Ni hablar de les pibes: no pegan un laburo bueno. Llegamos a ver el caso de "préstamo de trabajadores" en comidas rápidas.
La flexibilización de la jornada en Toyota fue uno de los hitos de esta gestión.
Los mismos datos oficiales confirman que la mayor parte del empleo creado el último tiempo es bajo formas precarias. El último año las y los monotributistas crecieron 15 veces más que los nuevos trabajadores registrados bajo relación de dependencia.
Los resultados están a la vista. Como analizó Pablo Anino en este medio, “durante los tres primeros meses del 2021, cada puesto de trabajo reportó $722 mil a las ganancias. Es el mejor primer trimestre desde 2016”.
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Mito 2: modernizar no es atacar derechos
Los empresarios y funcionarios insisten que “los convenios son vetustos” y “la ley de Contratos de Trabajo es de 1970”. La realidad es que esas normas expresaban conquistas de una clase trabajadora rebelde y en ascenso. Es falso que nunca las “modernizaron”. La dictadura eliminó artículos que nunca se recuperaron, el menemismo hizo nuevas contrarreformas y durante el kirchnerismo más de la mitad de los convenios que se firmaron (por rama o gremio) incluyeron cláusulas que flexibilizaban la jornada y/o las condiciones de trabajo.
Pero además, es falso que su “modernización” no afecta derechos. El gobierno reivindica los casos del SMATA o el Neumático. La realidad es que las multinacionales automotrices lograron convenios por empresa que atacaron conquistas históricas para abaratar la “mano de obra”. Las empresas del neumático también impusieron convenios por empresa con esquemas de 7 días corridos, turnos rotativos y “bonos” atados a la producción que destrozan los cuerpos de cientos de obreros.
Hay un caso muy simbólico: el macrismo firmó una “adenda” del convenio petrolero que precarizó a los trabajadores de Vaca Muerta. La consecuencia fue brutal: 8 muertos en un año. ¿Qué hizo este gobierno? Lo extendió para toda la industria petrolera. Las reformas laborales que firmaron en 2021 los gremios de Telecomunicaciones (Foetra y Satsaid) son otros ejemplos.
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Mito 3: la productividad las hacemos entre todos
El gobierno y los empresarios insisten en la importancia de los convenios, la capacitación o el “compromiso obrero en la producción”. De la importancia de la innovación. Son unos caraduras. Si algo han hecho en estos años es fugar capitales, más que “invertir en ciencia y tecnología”. Fieles a su parasitismo, se han jugado a vivir de los subsidios estatales, los tarifazos, la evasión fiscal, los negocios financieros y, sobre todo, el aumento de la explotación obrera. Ahí están las gigantes de las telecomunicaciones, del comercio electrónico, los servicios públicos o la electrónica, con gran parte de sus trabajadoras y trabajadores tercerizados, fuera de convenio, descartables.
Además es importante entender que en manos de los capitalistas los avances tecnológicos no son “neutrales”. Son utilizados para sus intereses, desde la guerra al aumento de la ganancia. La reducción del tiempo de trabajo necesario para la producción no se utilizan para liberar al trabajador del infierno de las máquinas, como en aquella imagen de Chaplin, ni para generar nuevos puestos de trabajo. Es apropiado por el capital para aumentar la explotación y por lo tanto sus ganancias.
El Frente de Izquierda rechazará estos nuevos intentos precarizadores. Y seguirá su campaña para resolver el drama de la desocupación y las jornadas agotadoras, reduciendo la jornada laboral y repartiendo el trabajo entre ocupados y desocupados. Es la única forma de salvar a la clase productora de la degradación que nos quieren llevar el Fondo y sus empleados locales.
Lucho Aguilar
Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.